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En juego, una plaza en puestos de descenso. Que sí, que queda más de media temporada aún, pero hace daño a la vista. También al ánimo. Las aguas bañaban turbias la Segunda Playa de El Sardinero. Tanto que enlodazaron el entorno y provocaron la destitución de Guillermo Fernández Romo. El incapaz Racing, que espera tener de inmediato nuevo entrenador, volvió a perder. Ante otro rival directo, el Mirandés. Quizá no mereció semejante castigo. O sí. Pese a una mejora de la actitud, las carencias fueron las mismas. Cinco de cinco. Racha terrible. Y gran parte dela grada de los Campos de Sport acabó pidiendo la cabeza del técnico al que en junio de este mismo año veneraba. Alfredo Pérez se la concedió.
La brecha entre rendimiento y expectativas le pasó factura esta vez a Jordi Mboula, que se fue al banquillo después de una importante lista de partidos como titular en el extremo derecho. Y no le sustituyó un especialista para el puesto, sino un lateral como Unai Medina. Se venía barruntando. El experimento de la segunda parte en Ibiza, con el vasco por delante y Dani Fernández atrás, le debió molar a Guillermo Fernández Romo y ayer lo implementó de salida. La Romoneta puso neumáticos de lluvia. Por lo demás, Íñigo Vicente regresó a la banda izquierda del ataque y Matheus cogió la responsabilidad en el área rival tras la sanción de Sekou Gassama.
Anoche no valía el especular. El madurar es para las frutas y para las personas, los partidos hay que ganarlos. Si la Gradona apostó por aparcar sus protestas y no postergar el aliento hasta el minuto 13, el equipo debía hacer lo mismo en versión futbolística. Y la actitud fue otra. ¿Recuerdan lo de Can Misses? Pues como un huevo a una castaña. Ahora faltaba llevarla a buen puerto, que para este equipo tampoco es moco de pavo. Un mal despeje del Mirandés lo agarró Matheus Aiás y su remate, difícil, no encontró portería. Poco después, el brasileño dejó un balón atrás para Dani Fernández, cuyo disparo, duro pero centrado, lo atrapó Ramón Juan. Los ocho primeros minutos de encuentro se jugaron, casi en su totalidad, en campo burgalés. Una volea de Roberto López, desde mas allá del centro del campo y fácil para Parera, fue el primer intento visitante, ya cerca del cuarto de hora.
Pasada la efervescencia inicial, con Unai Medina muy hundido en la banda derecha, al Racing le costaba mucho encontrar efectivos con los que conectar en ataque. Justamente lo contrario que al Mirandés, que de un pelotazo sacó petróleo. Una falta desde más de cuarenta metros fue colgada al área. Álex Martín cabeceó casi sin oposición. Parera, vendido, se la quitó de encima como pudo y el balón le llegó a la testa de Barbu, que la enchufó. El castillo era de arena y la primera ventolera se lo llevó. De repente, el Racing debía aprender a remontar.
Y algo había estudiado al respecto. Apenas tardó cuatro minutos el equipo verdiblanco en devolver el partido a donde estaba. Una buena internada de Dani Fernández por la derecha. Balón para Íñigo Sainz-Maza y el de Ampuero que cede atrás para Pombo. El aragonés, en una volea que pegó en el trasero de Michelis, la mandó al caldero. Que no vuelva a suceder.
Después de los sopapos mutuos, ambos equipos subieron la guardia y el choque bajó de revoluciones. Menos para el árbitro, el más vigilado ayer en los Campos de Spot. El Racing volvió a percutir. A Matheus le quitaron un balón en boca de gol. Y Pombo, con rosquita hacia adentro, hizo trabajar, abajo y junto al poste, a Ramón Juan. Respondió el Mirandés con un tiro de Oriol Rey que pegó en Rubén Alves antes de ir a córner. El choque se fue al descanso con todo abierto. Hasta los bocadillos. Sonido de papel de aluminio. Amalgama de olores: filete de lomo, pimientos, tortilla de patata... De lo poco que queda del fútbol de verdad. Cualquier día los prohibe LaLiga. Cómo se echa de menos la bota de vino levitando por la grada.
El Racing no entró igual en la segunda parte. Impreciso. Y el Mirandés, satisfecho con el resultado momentáneo, pues a esperar, que no hay prisa. Las urgencias eran verdiblancas. Otra vez, al equipo burgalés le sirvió la ley del mínimo esfuerzo. Desde la frontal del área, Roberto López sacó un derechazo que pegó en el poste y entró. Todo, mientras el racinguismo protestaba por una acción en el área contraria que Trujillo Suárez obvió.
Racing
Parera, Dani Fernández, Satrústegui (Saúl García, min. 68), Pol Moreno (Peque, min. 81), Rubén Alves, Íñigo, Tienza (Aldasoro, min. 68), Unai Medina (Mboula, min. 58), Pombo, Íñigo Vicente (Camus, min. 58) y Matheus.
1
-
2
Mirandés
Ramón Juan, Álex Martín, Prados (Jofre, min. 84), Juanlu, Gelabert (Paulo, min. 75), Salinas, Pinchi, Oriol Rey, Roberto López (Manu García, min. 69), Barbu yMichelis
Equipo arbitral: Trujillo Suárez, del Comité Canario, asistido en las bandas por Landrove Lago (Galicia) y Fernández Blanco (Galicia). Cuarto: Gómez Lameiro (Galicia); VAR: González Esteban (Euskadi) y AVAR: Gálvez Rascón (Madrid).
Goles: 0-1, min. 17:Barbu. 1-1, min. 21: Pombo. 1-2, min. 52: Roberto López.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado en una noche fría y con lluvias intermitentes.7.682 espectadores en las gradas.
Amonestaciones: No hubo.
Guillermo Fernández Romo llamó a Mboula. A ver si la medicina de la banqueta surtía efecto. Y también a Marco Camus. Profundidad en ambas bandas. Aunque los cambios no fueron entendidos por igual. El catalán sustituyó a Unai Medina, lógico. El cántabro, a un Íñigo Vicente que daba sensación de peligro arriba. El público mosqueado. Y el futbolista de Derio, cabeceando, también.
La tuvo Matheus. Clarísima. Una buena acción de Satrústegui por la banda izquierda terminó con un centro del navarro al primer palo, donde el brasileño se lanzó a rematar en segada. Sin embargo, Ramón Juan, bien colocado, desbarató la acción. Lo malo, la falta de filo de siempre. Lo positivo, que el Mirandés se había metido en su área. Sacar partido de ello era otra historia.
Le tocó el turno a Aldasoro y Saúl García. Los sustituidos, Fausto Tienza y Satrústegui. A priori, una propuesta más ofensiva que la anterior. Las quejas de Íñigo Vicente, el puñetazo de Tienza al banquillo; los gestos de Marco Camus al ser pitado... Síntomas de que la cosa no iba bien. El tiempo corría y desde la de Matheus, el Racing no había vuelto a tirar a portería. En el 71, por fin. La tuvo Camus para haberse resarcido y reivindicado. En un barullo tras un córner, su duro disparo se perdió en el bosque de piernas en su camino hacia la portería.
Desde el fondo norte sonaba un tímido 'A por ellos' con la misma fe que mostraba el equipo en su resurrección. Mejor montar un circo. Dani Fernández y Pombo fabricaron una magnífica jugada. A por el centro del aragonés se lanzó un Mboula que si se hubiese descuajeringado un par de huesos en su aparatosa caída no habría sorprendido a nadie. Por su puesto, el remate, defectuoso.
En un equipo con tan escasos argumentos ofensivos, mirar a lo que quedaba en el banquillo debió de ser deprimente para Romo. Al final, lo de siempre. Encomendarse a una genialidad de Peque. El técnico, conocedor de su desesperada situación, retiró a Pol Moreno. Matheus y Marco Camus se cocinaron una buena combinación, pero el canterano, escorado, la mandó a Valdenoja.
Daba igual. Como si le dejaban meter a lo que le quedaba en el banquillo y meterles en el área. A este le falta algo. Un no sé qué, que qué sé yo que le lleva a una incapacidad manifiesta que se convirtió en espejismo mientras el orden defensivo fue pétreo.
Cuando han llegado los errores atrás, el Racing ha estado siempre condenado a perder. Un centro raso de Pombo a las manos de Ramón Juan fue lo más parecido a un estertor. Y, lo que es el fútbol. La Romoneta. El fútbol champagne. Todo eso se fue al limbo cuando gran parte del estadio pidió la cabeza del entrenador: el «Romo vete ya» se escuchó con fuerza. También la de la directiva. Y el Racing, que es el que más sufre en todo esto y que como era de esperar acabó perdiendo el partido, entra en puestos de descenso y pasa por su momento más delicado de la temporada. Pesadilla antes de Navidad.
En juego, una plaza en puestos de descenso. Que sí, que queda más de media temporada aún, pero hace daño a la vista. También al ánimo. Las aguas bañaban turbias la Segunda Playa de El Sardinero. Tanto que enlodazaron el entorno y provocaron la destitución ... de Guillermo Fernández Romo. El incapaz Racing, que espera tener de inmediato nuevo entrenador, volvió a perder. Ante otro rival directo, el Mirandés. Quizá no mereció semejante castigo. O sí. Pese a una mejora de la actitud, las carencias fueron las mismas. Cinco de cinco. Racha terrible. Y gran parte dela grada de los Campos de Sport acabó pidiendo la cabeza del técnico al que en junio de este mismo año veneraba. Alfredo Pérez se la concedió.
La brecha entre rendimiento y expectativas le pasó factura esta vez a Jordi Mboula, que se fue al banquillo después de una importante lista de partidos como titular en el extremo derecho. Y no le sustituyó un especialista para el puesto, sino un lateral como Unai Medina. Se venía barruntando. El experimento de la segunda parte en Ibiza, con el vasco por delante y Dani Fernández atrás, le debió molar a Guillermo Fernández Romo y ayer lo implementó de salida. La Romoneta puso neumáticos de lluvia. Por lo demás, Íñigo Vicente regresó a la banda izquierda del ataque y Matheus cogió la responsabilidad en el área rival tras la sanción de Sekou Gassama.
Anoche no valía el especular. El madurar es para las frutas y para las personas, los partidos hay que ganarlos. Si la Gradona apostó por aparcar sus protestas y no postergar el aliento hasta el minuto 13, el equipo debía hacer lo mismo en versión futbolística. Y la actitud fue otra. ¿Recuerdan lo de Can Misses? Pues como un huevo a una castaña. Ahora faltaba llevarla a buen puerto, que para este equipo tampoco es moco de pavo. Un mal despeje del Mirandés lo agarró Matheus Aiás y su remate, difícil, no encontró portería. Poco después, el brasileño dejó un balón atrás para Dani Fernández, cuyo disparo, duro pero centrado, lo atrapó Ramón Juan. Los ocho primeros minutos de encuentro se jugaron, casi en su totalidad, en campo burgalés. Una volea de Roberto López, desde mas allá del centro del campo y fácil para Parera, fue el primer intento visitante, ya cerca del cuarto de hora.
Pasada la efervescencia inicial, con Unai Medina muy hundido en la banda derecha, al Racing le costaba mucho encontrar efectivos con los que conectar en ataque. Justamente lo contrario que al Mirandés, que de un pelotazo sacó petróleo. Una falta desde más de cuarenta metros fue colgada al área. Álex Martín cabeceó casi sin oposición. Parera, vendido, se la quitó de encima como pudo y el balón le llegó a la testa de Barbu, que la enchufó. El castillo era de arena y la primera ventolera se lo llevó. De repente, el Racing debía aprender a remontar.
Y algo había estudiado al respecto. Apenas tardó cuatro minutos el equipo verdiblanco en devolver el partido a donde estaba. Una buena internada de Dani Fernández por la derecha. Balón para Íñigo Sainz-Maza y el de Ampuero que cede atrás para Pombo. El aragonés, en una volea que pegó en el trasero de Michelis, la mandó al caldero. Que no vuelva a suceder.
Después de los sopapos mutuos, ambos equipos subieron la guardia y el choque bajó de revoluciones. Menos para el árbitro, el más vigilado ayer en los Campos de Spot. El Racing volvió a percutir. A Matheus le quitaron un balón en boca de gol. Y Pombo, con rosquita hacia adentro, hizo trabajar, abajo y junto al poste, a Ramón Juan. Respondió el Mirandés con un tiro de Oriol Rey que pegó en Rubén Alves antes de ir a córner. El choque se fue al descanso con todo abierto. Hasta los bocadillos. Sonido de papel de aluminio. Amalgama de olores: filete de lomo, pimientos, tortilla de patata... De lo poco que queda del fútbol de verdad. Cualquier día los prohibe LaLiga. Cómo se echa de menos la bota de vino levitando por la grada.
El Racing no entró igual en la segunda parte. Impreciso. Y el Mirandés, satisfecho con el resultado momentáneo, pues a esperar, que no hay prisa. Las urgencias eran verdiblancas. Otra vez, al equipo burgalés le sirvió la ley del mínimo esfuerzo. Desde la frontal del área, Roberto López sacó un derechazo que pegó en el poste y entró. Todo, mientras el racinguismo protestaba por una acción en el área contraria que Trujillo Suárez obvió.
Racing
Parera, Dani Fernández, Satrústegui (Saúl García, min. 68), Pol Moreno (Peque, min. 81), Rubén Alves, Íñigo, Tienza (Aldasoro, min. 68), Unai Medina (Mboula, min. 58), Pombo, Íñigo Vicente (Camus, min. 58) y Matheus.
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Mirandés
Ramón Juan, Álex Martín, Prados (Jofre, min. 84), Juanlu, Gelabert (Paulo, min. 75), Salinas, Pinchi, Oriol Rey, Roberto López (Manu García, min. 69), Barbu yMichelis
Equipo arbitral: Trujillo Suárez, del Comité Canario, asistido en las bandas por Landrove Lago (Galicia) y Fernández Blanco (Galicia). Cuarto: Gómez Lameiro (Galicia); VAR: González Esteban (Euskadi) y AVAR: Gálvez Rascón (Madrid).
Goles: 0-1, min. 17:Barbu. 1-1, min. 21: Pombo. 1-2, min. 52: Roberto López.
Incidencias: Campos de Sport de El Sardinero. Césped en buen estado en una noche fría y con lluvias intermitentes.7.682 espectadores en las gradas.
Amonestaciones: No hubo.
Guillermo Fernández Romo llamó a Mboula. A ver si la medicina de la banqueta surtía efecto. Y también a Marco Camus. Profundidad en ambas bandas. Aunque los cambios no fueron entendidos por igual. El catalán sustituyó a Unai Medina, lógico. El cántabro, a un Íñigo Vicente que daba sensación de peligro arriba. El público mosqueado. Y el futbolista de Derio, cabeceando, también.
La tuvo Matheus. Clarísima. Una buena acción de Satrústegui por la banda izquierda terminó con un centro del navarro al primer palo, donde el brasileño se lanzó a rematar en segada. Sin embargo, Ramón Juan, bien colocado, desbarató la acción. Lo malo, la falta de filo de siempre. Lo positivo, que el Mirandés se había metido en su área. Sacar partido de ello era otra historia.
Le tocó el turno a Aldasoro y Saúl García. Los sustituidos, Fausto Tienza y Satrústegui. A priori, una propuesta más ofensiva que la anterior. Las quejas de Íñigo Vicente, el puñetazo de Tienza al banquillo; los gestos de Marco Camus al ser pitado... Síntomas de que la cosa no iba bien. El tiempo corría y desde la de Matheus, el Racing no había vuelto a tirar a portería. En el 71, por fin. La tuvo Camus para haberse resarcido y reivindicado. En un barullo tras un córner, su duro disparo se perdió en el bosque de piernas en su camino hacia la portería.
Desde el fondo norte sonaba un tímido 'A por ellos' con la misma fe que mostraba el equipo en su resurrección. Mejor montar un circo. Dani Fernández y Pombo fabricaron una magnífica jugada. A por el centro del aragonés se lanzó un Mboula que si se hubiese descuajeringado un par de huesos en su aparatosa caída no habría sorprendido a nadie. Por su puesto, el remate, defectuoso.
En un equipo con tan escasos argumentos ofensivos, mirar a lo que quedaba en el banquillo debió de ser deprimente para Romo. Al final, lo de siempre. Encomendarse a una genialidad de Peque. El técnico, conocedor de su desesperada situación, retiró a Pol Moreno. Matheus y Marco Camus se cocinaron una buena combinación, pero el canterano, escorado, la mandó a Valdenoja.
Daba igual. Como si le dejaban meter a lo que le quedaba en el banquillo y meterles en el área. A este le falta algo. Un no sé qué, que qué sé yo que le lleva a una incapacidad manifiesta que se convirtió en espejismo mientras el orden defensivo fue pétreo.
Cuando han llegado los errores atrás, el Racing ha estado siempre condenado a perder. Un centro raso de Pombo a las manos de Ramón Juan fue lo más parecido a un estertor. Y, lo que es el fútbol. La Romoneta. El fútbol champagne. Todo eso se fue al limbo cuando gran parte del estadio pidió la cabeza del entrenador: el «Romo vete ya» se escuchó con fuerza. También la de la directiva. Y el Racing, que es el que más sufre en todo esto y que como era de esperar acabó perdiendo el partido, entra en puestos de descenso y pasa por su momento más delicado de la temporada. Pesadilla antes de Navidad.
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