En el nombre de Arana

La ilusión, esa que nos persigue, se traduce en muchas cosas. Es una ola que arrastra a los indecisos a las taquillas del estadio y a un asiento en la grada. A los que están en casa al canal que da el partido el finde –ojalá siempre en finde–. A los que leen el periódico a abrirlo por la página de la clasificación. A los chavales a poner cara a sus ídolos y a recitar alineaciones de memoria. Y a la tienda, también arrastra a la tienda, que vive, como el equipo, buenos tiempos –y que igualmente pasó por los oscuros estos años–. Allí, en el cuarto del fondo de ese espacio pegado a las taquillas, es donde estampan nombres y números en las camisetas. Y el que más ponen últimamente es el de Arana, con su nueve impoluto de delantero centro.

Lo cuenta con acento argentino Pablo Ruiz, el director de marketing del club, que era del Racing antes de saberlo (trabajó y es hincha pasional del otro, del de Avellaneda). Arana va en cabeza en este asunto. Pero sin pase –asistencia, como dicen ahora– no hay gol. El rey en eso es Íñigo Vicente, el segundo en lo de las camisetas. Además lleva el diez a la espalda y, si uno sueña con fútbol por las noches, es un trecho ganado.

Sorpresa en el tercero. No hace falta estar siempre para que El Sardinero te quiera. Suleiman tiene más cariño que minutos, ha entrado con buen pie en la grada del estadio y su camiseta está entre las más demandadas justo por delante del futbolista de moda en la Segunda División, Andrés. Y queda un hueco para el romanticismo. Veterano, con pundonor, criticado al principio cuando parecía solo un extremo y un cambio obligado, recuperado a última hora cuando ya nadie lo esperaba y ahora ídolo en forma de lateral con llegada. Si al final se asciende, a Sangalli habrá muchas ganas de verle y de escucharle en el balcón del Ayuntamiento. Quinta camiseta.

Ruiz matiza. Que esos son los cinco primeros, pero que está muy repartido, que en la plantilla hay «muchos ídolos»... Y, sobre todo –listo en el mensaje–, que las ausencias de dos tipos queridos y de casa, Íñigo Sainz-Maza (ánimo capitán) y Mantilla (se le espera con muchas ganas), se notan. «El año pasado –aclara– las de ellos estuvieron entre las más vendidas».

¿El precio de estampar nombre y número? De un jugador, 16 euros. Los modelos están hechos. Un minuto y listo. Si se quiere personalizar y poner otra cosa, un poco más (17,50) –la camiseta cuesta 64,95 y en el club repiten con orgullo que es una de las más baratas del fútbol profesional–.

A partir de ahí, un paseo por la tienda en compañía de Ruiz –y de Roberto González– da para un buen puñado de curiosidades. Que la bandera que llevan en el centro del pantalón con la primera y la segunda equipación o el lábaro que va en el mismo sitio con la tercera sólo está en los modelos de la tienda. Las normas de la Liga impiden ponerlo ahí para jugar. Para tanto es la cosa que el pasado año, la estampación que llevaba una de las camisetas con El Sardinero era más tenue si se usaba para los partidos. Por normativa. «Las camisetas de la tienda eran más bonitas». También que los tejidos de los que están hechas los eligieron, en última instancia, los jugadores. Les dieron varios a elegir y se quedaron con tres. Sin decírselo a nadie confeccionaron un puñado de camisetas de entrenamiento para probar. «Este». Elegido.

La cosa va bien. La temporada pasada, con respecto a la anterior, duplicaron resultados. En lo que va de campaña, de julio a octubre, ya van un 46% por encima. Han mejorado los resultados en la venta directa, en la tienda (la camiseta oficial sólo se vende allí), pero también por internet. Antes, eso suponía un 5% del total. Ahora van por el 25%.

Y como el periodismo va de exclusivas, tres breves en estos tiempos de ilusión. Para coger bien la ola. Que la semana pasada ya tuvieron la primera reunión con Austral para ir perfilando los diseños de la próxima temporada (la decisión final la tiene el Consejo de Administración, pero hay un trabajo previo, claro). Que este año va a haber dos o tres colaboraciones puntuales con otras marcas para sacar algo especial vinculado con la moda. Y, la tercera, que de cara a la próxima campaña se quieren evitar esos 'huecos' en las estanterías que aparecen de vez en cuando en la tienda porque se han quedado sin prendas. «Hay veces que la demanda ha sido tal que nos ha desbordado la planificación que vamos haciendo».

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