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El primer objetivo era ser campeón de grupo. El segundo, ascender. El tercero, buscar la Primera División. Esta era, a grandes rasgos, la reflexión que hacía el presidente del Racing, Alfredo Pérez, en Palma tras el ascenso, en los momentos de mayor emotividad ... . Después, más calmado, rebajaba ligeramente las expectativas, pero solo ligeramente. No conviene olvidar que cuando se convirtió en máximo responsable verdiblanco anunció que su plan deportivo, de viabilidad, de negocio y casi vital era tener al equipo en la máxima categoría en un plazo máximo de cuatro años. Y si podían ser tres, mejor. La primera meta se ha alcanzado. Ahora, y según el plan, hay tiempo para coger aliento antes de atacar el nuevo salto. Y el objetivo debe ser ese: una permanencia tranquila a partir de la que otear nuevos horizontes, pero prácticamente sin haber aterrizado en la categoría de plata el Racing no puede evitar soñar con la Primera, por mucho que los números adviertan de que su objetivo debe ser el próximo curso la permanencia.
Todo dependerá también de las cuentas que se presenten a LaLiga, de las que a su vez depende el salario máximo que se podrá destinar a la plantilla. La de Racing, en concreto, es bastante cara para un equipo de Segunda B -la estimación es que cuando se presenten las cuentas haya superado ampliamente los dos millones de euros-, y recientemente el propio Pérez calculaba en unos tres o tres y medio el esfuerzo máximo que el Racing podría hacer -y LaLiga le permitiría- en salarios. Así, y aunque el director deportivo, Chuti Molina, deja claro siempre que se le pregunta -y cuando no se le pregunta- que ha diseñado una plantilla muchos de cuyos jugadores son útiles en la categoría de plata, el Racing deberá reforzarse para afrontar el curso con garantías. Y teniendo en cuanta, además, que la práctica totalidad de futbolistas tiene pactada en su contrato una subida de sueldo en caso de ascenso a Segunda División. Subida que en algunos casos tendría que producirse de todas formas, dado que el salario mínimo en Segunda División, categoría ya perteneciente a LaLiga y sujeta al convenio con la AFE es de 77.500 euros anuales. Eso como cantidades mínimas, es decir, una retribución que impediría al Racing competir en el mercado con los equipos de su categoría.
Así, Chuti Molina deberá reforzar el equipo con ciertas limitaciones económicas y condicionado por los ratios que establezca LaLiga. Algo en lo que también tendrá que ver la ingeniería jurídica y fiscal en el que colaborarán con David González Pescador los exdirectivos Manolo Higuera y Juan José Uriel. Ellos serán los responsables del informe que se entregará en la Liga de Fútbol Profesional, y que tanta incidencia tendrá sobre la composición del equipo a corto plazo.
Para empezar a trabajar, el Racing ya tiene unas cuantas cosas claras. Por una parte, que cuatro jugadores cedidos acaban contrato y no tendrán a partir del 30 de junio ninguna vinculación con el club. Son Carlos Redru, que no ha ofrecido un buen rendimiento desde su incorporación en invierno, Enzo Lombardo, Nico Hidalgo y Alberto Noguera. Los tres últimos sí han sido importantes en el Racing del ascenso, pero si Iván Ania quiere contar con ellos tendrá que comenzar desde cero sus negociaciones con sus respectivos clubes de procedencia. Son el Mallorca (Enzo Lombardo), el Cádiz (Nico Hidalgo) y el Numancia (Noguera).
Además, otros tres futbolistas terminan contrato el 30 de junio. Uno de ellos es Dani Segovia. El veterano delantero lo tiene muy difícil para seguir, máxime cuando tanto Barral como Jon Ander tienen contrato y en un contexto en el que el Racing deberá reforzar la delantera para afrontar con solvencia su regreso al fútbol profesional.
Tampoco lo tiene sencillo Rafa de Vicente, que ha visto cómo Sergio Ruiz y Mario Ortiz se consolidaban por delante de él en la jerarquía de mediocentros del club. El segundo, incorporado en el mercado de invierno y que renueva automáticamente su contrato con el ascenso para dos temporadas más, parece uno de los fijos para construir el nuevo Racing, mientras que Sergio Ruiz ha sido uno de los futbolistas más destacados del curso. En una situación similar se encuentra Ritchie Kitoko, que ha causado buena impresión cuando ha jugado, pero a quien las lesiones le han impedido tener continuidad.
El resto de futbolistas de la plantilla, 17 en total si se cuenta a un Diego Mirapeix que ha entrenado casi todo el año con el primer equipo, aunque solo haya actuado en un partido y como suplente, tiene contrato en vigor. Y a ellos se unen otros dos casos particulares. Uno es el de Mario Soberón, cedido desde enero al Amorebieta, donde ha protagonizado una excelente segunda vuelta de competición. El canterano ha evolucionado y durante la pretemporada podrá competir por hacerse con un lugar entre los 25 elegidos.
Otro caso aún más particular es el de Miguel Gándara, que era futbolista del primer equipo hasta que este verano sufrió una grave lesión. Rotura del ligamento cruzado de su rodilla. Los meses de baja le lastraron y cuando estuvo recuperado el club le envió al filial para que recuperar la forma y el pulso competitivo. Este verano está ya físicamente en las mismas condiciones que sus compañeros, pero después de dos temporadas en el primer equipo deberá ganarse de nuevo un lugar en la primera plantilla. El club ya ha dejado claro que no le tiene garantizado, aunque sí contrato en vigor. La pretemporada puede ser, por lo tanto, especialmente importante para él.
La normativa de Segunda B en cuanto a la inscripción de futbolistas en muy diferente a la de Segunda. En la categoría de bronce se permite un máximo de 16 fichas 'profesionales' -aunque en el Racing todos lo son, así se denomina a los jugadores de más de 23 años- y seis sub 23. Es decir, un máximo de 22. Lo demás lo deben aportar el filial y el resto de secciones inferiores. En Segunda, sin embargo, se permite la inscripción de 25 futbolitas sin condicionamiento de edad, de modo que, en este sentido, los verdiblancos tendrán mucho más margen de maniobra. Ahora mismo el Racing tiene ocupadas sus seis fichas sub 23 y 15 de las 16 de profesionales, por las circunstancias especiales de Gándara y tras dar la baja temporalmente a Jon Ander también. Ahora, ya en Segunda, las cosas cambiarán mucho. Y Chuti Molina tiene mucho, pero que mucho trabajo por delante para afrontar el curso con garantías.
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