La primera opción. Romo, sin delanteros específicos con los que contar, le dio el '9' de inicio al joven catalán, que no fue tan incisivo como cuando le toca salir de revulsivo y se conformó con trabajar
Primera jugada y primera conclusión: Pombo y Peque se entienden a la perfección. Tuya, mía, tuya, mía… Y al menor descuido buscamos la portería rival. Primer susto, y serio, para la defensa azulgrana, cuando el joven delantero remató desde el área chica, aunque su disparo ... al primer palo encontraría la red… Por fuera.
Sin embargo, a medida que pasaban los minutos esa ocasión inicial se iría antojando un espejismo, una acción aislada. Y es que el joven Peque –veinte años cumplidos hace un par de semanas– vería cómo a medida que iban transcurriendo los minutos su cotización iría bajando enteros, mientras Juerguen prefería buscar más a Mboula y su socio Pombo mirase más hacia la izquierda o, directamente optaba por jugársela en solitario y buscar él mismo portería. Tampoco el colegiado estaría por echar un cable a Peque: hacia la media hora, cuando podía armar un contragolpe, el azulgrana Pulido le frenaría con el cuerpo, en una falta clara que el árbitro prefirió no ver.
Mal asunto para un Peque –Gerard Fernández Castellano, en los papeles oficiales– que tenía ante sí la primera gran oportunidad de la temporada, saliendo de inicio y ocupando la cotizadísima plaza de acompañante de Pombo en la delantera. La decisión de Romo, dejando al gigante Ayoub en el banco y optando por el catalán, dejaba claro cuál era su orden de preferencias; sin embargo, ganarse el puesto es misión de cada uno.
Por la propia dinámica del equipo, con un Racing de más a menos y un Huesca muy bien plantado, resultaría muy difícil reivindicarse. Máxime, cuando los tuyos apenas te proveen de balones. Así que, a falta de ocasiones, Peque optaría por el método Aiás: trabajo y más trabajo. ¿Que Soko caía al centro para buscar el ataque? Ahí estaba el de Hospitalet para perseguirle hasta cerrarle el paso. Su posición en el campo, mucho más retrasada que la habitual de un ariete, invitaba a colaborar en la presión, apoyando al mediocampo, para luego incorporarse al ataque con mucha movilidad y abriendo espacios para sus compañeros. Como contrapartida, cuando conseguían romper el entramado defensivo, su posición entre los medios y no entre los centrales haría que no pudiera llegar con facilidad a posiciones de remate, como ocurrió con un pase de Mboula que cruzó el área de lado a lado.
Tuvo una ocasión inicial prometedora para después perder protagonismo y presencia en ataque
Por entonces, ya estaba calentando Ayoub en la banda, y a la hora Romo decidió renovar el ataque, aunque con sorpresa: su sustituto sería Arturo Molina para pasar a Pombo a la posición de nueve.
Camino del banquillo, el gesto de Peque era de pocos amigos. Había cuajado un partido aceptable en lo táctico, en lo posicional y en el juego sin balón, pero como delantero centro se iba prácticamente inédito. Seguramente iría pensando en aquella primera ocasión que no pudo convertir en el minuto inicial, y también en que no es lo mismo entrar como revulsivo contra una defensa cansada que bregar desde el inicio. En cualquier caso, seguro que tendrá más oportunidades más adelante. Cumplió en muchas facetas, pero se marchó sin aprovechar la oportunidad que le dieron.
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