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Con la tranquilidad de tener el objetivo cumplido, el Racing afronta el último desplazamiento del año. Un partido que en otras circunstancias podía haber sido de alta tensión ante la rivalidad inaugurada hace un par de décadas y que se ha convertido en intrascendente después ... de que tanto verdiblancos como carbayones hayan hecho los deberes muy a tiempo.
El Oviedo quizá a medias, puesto que había quien aspiraba a jugar las eliminatorias por el ascenso, pero el caso es que dos clubes aún en reconstrucción (los ovetenses llevan dos décadas en ello y el Racing una) terminan el curso con calma y dos partidos de trámite.
Mejorar la estadística, dejar una buena imagen y dar oportunidades a los menos habituales. Poca más historia tiene, o debe tener, un duelo no amistoso, pero sí de baja intensidad. Lo saben los técnicos. El cántabro que entrena al Oviedo y el oventense que entrena al Racing. «Es en casa y siendo el último partido intentaremos que la gente se lleve un buen recuerdo del equipo», decía el viernes Álvaro Cervera antes de anunciar cambios: «Hay jugadores que por su comportamiento en el día a día se han merecido jugar más y se merecen jugar estas jornadas, porque han sido profesionales».
Exactamente la misma intención tiene José Alberto López: «El objetivo es competir e intentar ganar pero, lógicamente, habrá cambios. Quiero ver a gente; premiar a futbolistas que han tenido un comportamiento excepcional y merecen jugar al menos un partido». En consecuencia, adelantar las alineaciones de ambos equipos es hoy más que nunca un ejercicio de mentalismo; de entrar en la cabeza de los dos entrenadores para adivinar cuántas oportunidades van a dar y qué titulares se mantienen en el equipo.
Unos y otros piensan ya más en la próxima temporada que en la actual, máxime con dos técnicos que no comenzaron el curso y ahora quieren construir una plantilla a su medida después de sacar un gran rendimiento a la heredada. José Alberto, a la caza de refuerzos en casi todas las posiciones y preocupado además por retener a Juergen y Baturina. Álvaro, en busca de una plantilla corta y compensada que completar con futbolistas del Vetusta. O al menos eso es lo que ha anunciado en una de sus últimas comparecencias del curso.
«Hay cierta relajación en los entrenamientos, en la cabeza sí se nota que estamos más tranquilos», decía el viernes el técnico carbayón. Y no era una crítica. Lo mismo hacía a 200 kilómetros José Alberto, que tiraba de manual: «Nuestro objetivo interno es conseguir el máximo de puntos posible». Pero ha anunciado que, «lógicamente», habrá oportunidades. Vamos, que tampoco le preocupa demasiado. Algo normal después de la enorme remontada que han protagonizado los suyos desde que llegó a Santander a finales de enero.
Con este escenario, las peñas anunciaron ya a principios de la semana que no iba a haber viaje organizado a Oviedo. Ni el Racing se juega nada ni se sentían cómodas teniendo que identificar a los miembros de la expedición y facilitar los contenidos y lemas de banderas y pancartas. En un duro comunicado conjunto de la Asociación de Peñas del Racing y la Gradona de los Malditos, adelantaron que no habría distribución de entradas a través de las asociaciones ni alquiler de autobuses.
Aun así, se han retirado aproximadamente 500 de las entradas enviadas por los carbayores a Santander, de modo que sí habrá color verdiblanco, y pese a su intrascendencia, el partido se ha declarado de alto riesgo. Aún se recuerda el feo episodio del compromiso de ida en Peña Herbosa, con una pelea que emborronó la previa y cuyas consecuencias el racinguismo aún paga. Esta vez no habrá viaje organizado, lo que disminuye el número de aficionados, pero a la vez dificulta el dispositivo policial, y hoy no se podrán comprar entradas en las taquillas del Carlos Tartiere.
De todos modos, el encuentro de ida también dejó la imagen de ambas aficiones conviviendo en un ambiente festivo durante todo el día, hasta que una minoría lo estropeó en una zona muy concreta. Esa fiesta, la de disfrutar del fútbol, es la que quiere vivir el racinguismo desplazado en coches particulares.
En cuanto al equipo verdiblanco, será raro, raro, raro. No jugarán los lesionados Rubén Alves y Germán; eso está claro. Como que Pablo Bobadilla tendrá unos minutos en el segundo tiempo. El central riojano, inédito esta temporada, ha estado más de cuatro meses de baja por una lesión en el hombro y antes de que previsiblemente abandone Santander debutará como verdiblanco en Segunda División.
Así, los centrales titulares de los últimos partidos, Pol Moreno y Álvaro Mantilla, volverán a serlo. Su entrenador les ha alabado públicamente y reconoce que han tenido pocas oportunidades, así que tienen una ocasión de darles continuidad y que mejoren sus números antes de las vacaciones
En cuanto a los laterales, el rayista Mario puede tener la ocasión de ser titular por la izquierda si, como parece probable, José Alberto sienta a Saúl para que juegue otro futbolista. De no ser el canterano, la alternativa es la de Satrústegui. Por la derecha habrá reparto. Dani Fernández y Unai Medina se alternarán en los dos partidos que quedan y lo más probable es que el vasco sea titular en Oviedo para que el madrileño pueda despedir un curso exitoso en los Campos de Sport.
La ausencia de Íñigo, que ya no jugará hasta el próximo curso, deja un poco más clara la situación en el eje. Aldasoro y Juergen son los titulares, pero es probable que José Alberto premie a Fausto Tienza alineándole de inicio. En la línea de tres mediapuntas hay mucha, pero que mucha competencia. Si el técnico sienta a los dos titularísimos, Íñigo Vicente y un Jordi Mboula que salvo milagro afronta sus últimos días en Santander, hay varios candidatos a los puestos: Arturo, Yeray, Sangalli, Peque y Pombo. Todos ellos tienen opciones y solo el cuerpo técnico sabía a ciencia cierta cuando el equipo partió ayer hacia Oviedo quiénes saldrán de inicio. Salvo a los afectados, tampoco es que importe demasiado.
En la delantera están todos disponibles. Baturina y Matheus son, por este orden, los atacantes preferidos del entrenador, pero en un partido como el de hoy incluso Cedric puede tener una recompensa. No así, al menos como titular, Gassama, que sin embargo tiene opciones de salir desde el banquillo.
También entre los locales habrá cambios. Presumiblemente, unos cuantos. Las bajas de Luismi, Rodri Tarín, Jimmy, Koba Lein, Vitim Montoro y Javi Mier dejan las cosas ligeramente más claras. Pomares y Mangel pueden tener su oportunidad y Álvaro Cervera dará minutos a otros futbolistas. Para algunos será su último partido en casa, puesto que el técnico cántabro ya ha anunciado que quiere remodelar la plantilla.
El decorado hace por lo tanto posible cualquier resultado. Porque en realidad el marcador no importa ya demasiado. Quizá un poco más a los locales, que querrán agradar a los suyos en la despedida en casa, mientras que en un Racing con rotaciones y que por cierto lleva una racha de diez puntos en cuatro partidos -la del Oviedo es aún mejor-, los que más tienen que ganar son los teóricos suplentes. Después, ante el Cartagena, en un partido previsto para el sábado a las 21.00 horas, pero que aún puede cambiar de fecha y horario, llegará la despedida cántabra. Esta vez, un adiós alegre pensando ya en metas mayores para 2024.
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