Secciones
Servicios
Destacamos
Buenavista, el antiguo campo del Oviedo antes de bautizarse como Carlos Tartiere, no era lugar de buenas sensaciones para los racinguistas. Allí se disputó en 1947 aquel aciago partido de promoción de permanencia en Segunda contra el Real Valladolid donde los castellanos, contra todo pronóstico, ... empujaron a los cántabros a la Tercera. Pero en los años cincuenta el Racing recuperó la autoestima, ascendió a Primera con un equipo liderado por el juego de Alsúa y regresaría dos veces a aquel campo para volver a disputar sus enfrentamientos perdidos en la máxima categoría contra el Real Oviedo, el último de ellos en la temporada 1935-36.
La primera visita tras la Guerra Civil en Liga (en 1944 se habían enfrentado en Copa) fue el 1 de febrero de 1953. Los santanderinos habían perdido 0-2 en los Campos de Sport, pero aquel día el Racing fue un vendaval de decisión, rapidez y técnica, sobre todo en una primera parte en la que sorprendieron con un juego repleto de velocidad y movimiento. La alineación estuvo compuesta por Ortega, Gallo, Barrenechea, Ruiz, Felipe, Nando, Magritas, Martínez, León, Alsúa y Mahjoub. El primer gol racinguista llegaría a los 17 minutos en un ataque por la banda derecha y centro de Magritas que remató a media altura el delantero centro, León, tras un fallo del meta Argila en su salida. El Oviedo empató con un saque de falta que remató Durán de cabeza. Con el 1-1 el Racing insistió en su estilo de juego de pases rápidos guiado por el talento de Alsúa, y a los 38 minutos, de nuevo Magritas se escapó por su banda y volvió a servir un centro que el inspirado León remató de cabeza para hacer el 1-2.
En la segunda parte el conjunto montañés no resistió la tentación de replegar sus líneas dejando al Oviedo la iniciativa, pero no duró mucho esta situación. Pasados unos quince minutos, volvió a imprimir velocidad al balón y a los 35 minutos Alsúa, con un disparo envenenado, culminaba su espléndida actuación anotando el 1-3. La prensa destacó precisamente el juego de su gran figura, Rafael Alsúa, del que se escribió que «su movilidad, sus servicios en recto y en horizontal, su perseverancia, fueron sin duda lo que más gravitó en las filas del Oviedo, a las que llegó a desarticular por completo».
Noticia Relacionada
Aser Falagán
Volvió el Racing a Bellavista el 21 de febrero de 1954. Dirigido por Juan Ochoa, salió al campo con Zamoruca, Marquitos, Felipe, Barrenechea, Echave, Vázquez, Martínez, Magritas, Moro, Alsúa y Espina. En esta ocasión el conjunto montañés sufrió un importante revés con la lesión de su joven portero que estaba siendo una auténtica revelación: Gregorio la Fuente, más conocido como Zamoruca. En el minuto 10, un balón quedó suelto ante la portería cántabra y Zamoruca se zambulló a recogerlo en el momento en que el jugador ovetense, Falín, metió el pie asestando una patada en la cabeza al valiente portero, desgarrándole la piel y haciéndole sangrar. Medio conmocionado, Zamoruca tuvo que marcharse del campo en una acción que hubiera recordado la gesta heroica del guardameta Platko en 1928 que tan genialmente describiera Rafael Alberti, si no hubiera sido por el hecho de que el reglamento, que no admitía entonces cambios durante el encuentro, ya permitía la excepción de poder sustituir al portero en caso de lesión. A los dos minutos de incorporarse Lobera, que aún estaba frío debajo de los palos, llegaría el primer gol del Oviedo en una indecisión que aprovecharía el ovetense Guillamón. El Racing se mostraba temeroso, acaso inseguro con su nuevo portero al que se intentó arropar retrasando las posiciones, y el segundo tanto llegaría a los 34 minutos, obra de Areta.
En la segunda parte el Racing se transformó, perdió los miedos, Alsúa comenzó a entrar en funcionamiento y los ataques del conjunto visitante se repetían una y otra vez. El 2-1 llegó cuando Magritas se pasó a la banda izquierda y su centro fue rematado, casi al borde del área, por un soberbio zurdazo de Alsúa. El dominio de los cántabros fue total, sobre todo gracias a las carreras e internadas de Magritas, e incluso se anularía un gol a Espina. Pero finalmente el Oviedo se impondría por 2-1.
Sin Bellavista y sin Primera División, Racing y Oviedo volverán hoy a evocar aquellos partidos en circunstancias muy diferentes, con una intensa rivalidad, sí, pero también con el recuerdo común de la pérdida de Felipe Sistiaga, recientemente fallecido, que unirá a ambos clubes en su recuerdo con un respetuoso silencio y con brazaletes de luto en sus camisetas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.