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Una semana más, la sorpresa en la alienación estaría en la mediapunta, para la que el míster José Alberto parece no encontrar al inquilino definitivo: ... en los últimos cuatro partidos se han sucedido Vicente, Juergen, Pombo y ayer frente al Granada un Peque casi inédito, al que su buen hacer en Zaragoza, con gol incluido, le servía para recuperar la titularidad... Seis meses después.
Desde el primer instante se notó la presencia de Peque. Caído a banda izquierda y buscando la complicidad de Íñigo Vicente, dos triangulaciones sucesivas sirvieron para encender los ánimos en la grada. A la tercera, la defensa nazarí optó por buscar la superioridad; al menos, la numérica: hasta tres jugadores le rodearon hasta frenarle. A partir de ahí comenzaría un rosario de faltas, no siempre indicadas por el colegiado González Esteban.
El delantero pudo haber cambiado el partido en el minuto cinco, en un córner lanzado por Vicente, pero su remate en el primer palo se paseó por el área sin encontrar ni portería, ni una cabeza amiga.
Los suyos, tras el arreón inicial, irían bajando poco a poco las revoluciones, para desesperación de Peque, que no se cansaba de dirigir la presión. En especial, a un Roko al que poca entrega más se le podía pedir en ese capítulo.
Muy generoso en el esfuerzo, el mediapunta se mostraba muy atento a las coberturas, e incluso echando una mano en defensa, llegando a ejercer en alguna ocasión casi de hombre libre. Tanto, que se llevaría un aviso de la grada por caracolear entre tres rivales en la media luna del área propia. Por fortuna, salió airoso.
Tras tragarse una falta clamorosa a Peque, el colegiado quiso cobrar protagonismo, aunque negativo: amonestación verbal a José Alberto, que desde la misma línea no paraba de dar indicaciones al delantero. Había que adelantar líneas y esa parecía ser la misión del joven: presionar justo en la sala de máquinas rival. La lógica contrapartida era que, cuando los suyos robaban el balón y le buscaban, estaba a años luz de la portería contraria. Presa fácil para las faltas tácticas.
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Media hora tardaría el árbitro en sacar la primera amarilla, y solo tras varias broncas atronadoras de la grada. Sería para el delantero Uzuni, quien tras ser regateado por Peque le persiguió hasta placarlo en mitad de su campo.
También firmaría Peque la jugada más vistosa de la primera parte: tras ser avasallado en un saque de banda, consiguió recuperar la verticalidad y sacarse de la chistera un regate a lo Ronaldinho, para luego conducir hasta cerca de la media luna y lanzar un disparo a media altura que salió rozando el palo largo.
La segunda parte empezaría con dolor para el barcelonés, tras un choque fortuito con el central Rubio del que saldría trastabillado y tocándose la rodilla. Falsa alarma: dos pases suyos a Vicente y a Juergen lanzarían al equipo al ataque. Tanto, que su siguiente pase a Vicente serviría para iniciar la jugada del uno a cero. Para celebrarlo, doble ración de agua en la improvisada pausa de hidratación que seguiría al gol de Roko.
Tras el tanto tocaría intercambiar papeles y estrechar el campo. Un duelo constante contra el recién ingresado Víctor Meseguer, dos cabezas más alto, que le presentaría sus credenciales haciéndole la cama en una disputa aérea. Luego seguiría con un marcaje tan pesado que en los saques de esquina llegaba descaradamente al abrazo. El de Hospitalet, sin embargo, no se arredraría, y siguió surtiendo de pases a sus compañeros, sobre todo a un Vicente con el que parece entenderse especialmente bien.
Pese a que ya daba muestras de cansancio, el míster no estuvo atento para reemplazarle a tiempo, y tras recibir una fuerte tarascada de Meseguer, el propio Peque acabaría llevándose una amarilla en la continuación de la jugada. De inmediato llamó a Sangalli y Matheus, que sustituirían en el setenta y dos a Roko y a Peque. La grada cantaba al goleador, pero las carantoñas del míster fueron para el mediapunta, que acababa de presentar sus credenciales para ganarse el puesto.
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Ana del Castillo
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