Borrar
Aspecto del antiguo estadio, inaugurado en 1913 y ampliado en diferentes fases hasta los años sesenta, meses antes de su derribo. Manuel Bustamante
Los Campos de Sport, un problema de cuatro décadas

Los Campos de Sport, un problema de cuatro décadas

La cesión a perpetuidad y en exclusiva del nuevo estadio fue parte del pago por la compra del anterior

Aser Falagán

Santander

Domingo, 15 de mayo 2022, 07:36

El regreso del Racing a La Liga ha devuelto el debate sobre el convenio de uso de los Campos de Sport, dado su pésimo estado de conservación y los requisitos que deben cumplirse de cara a la próxima temporada. El abandono al que sometieron el estadio tanto el Racing como el Ayuntamiento, responsable del mantenimiento en su condición de propietario, provocaron un progresivo deterioro aún evidente pese a las intervenciones tanto del club, en la medida de sus posibilidades dada su grave crisis económica y deportiva de la última década, como de la Casona, que finalmente intervino en los aspectos de más urgencia tras décadas de dejación en un cambio de postura en el que resultó fundamental el relevo en la alcaldía.

El problema es desde hace años los reparos que ponen los servicios de intervención del Ayuntamiento de Santander a la renovación del convenio. O, mejor enunciado, a que se redacte un contrato adecuado, y no el documento intencionadamente difuso, extremadamente breve y vago -ni siquiera establece las obligaciones de cada parte- que rige desde la inauguración del campo. De hecho, el actual convenio ni siquiera se refiere al estadio actual, sino a los antiguos Campos de Sport, derribados en 1988. Cuando aquel verano se demolieron los antiguos Campos de Sport y se inauguró el nuevo estadio la operación significó la pérdida del principal y casi único patrimonio del Racing por un precio sensiblemente inferior al de mercado.

El debate sobre el estadio había comenzado mucho antes de los ochenta, cuando se fraguó toda la operación de cambio de domicilio del Racing. A lo largo de la historia del club se había analizado en varias ocasiones el traslado, pero fue a finales de los años setenta, ante la aspiración de que Santander fuera una de las sedes del Mundial de 1982, cuando se abordó definitivamente el proyecto, para lo que había que decidir entre remodelar el campo o construir uno nuevo, anexo o en La Albericia.

En 1979 el presidente del Racing, José Manuel López Alonso, y el alcalde de Santander, Juan Hormaechea, acordaron la venta del estadio al Ayuntamiento, con la necesaria autorización de los socios, a cambio de 175 millones de pesetas, que la Casona condonara la deuda del club y una condición inexcusable: que se remodelara el estadio y el Racing disfrutara de su uso perpetuo y en exclusividad.

Juan Hormaechea y José Luis Cagigas, alcaldede Santander y presidente del Racing, respectivamente, cuando se fraguó la operación. Se Quintana / Manuel Bustamante

Sin embargo, este acuerdo nunca se llevó a efecto, entre otros motivos porque en su aprobación definitiva el Ayuntamiento de Santander incluyó un apartado que contemplaba la construcción de un nuevo estadio y el derribo del anterior «por considerarse mejor solución». La asamblea del Racing reaccionó vetando la operación , pero el proceso siguió en marcha, entre otros motivos por el interés del Ayuntamiento en sacarla adelante.

A finales de aquel mismo 1979 José Luis Cagigas tomó el relevo de López Alonso al frente del Racing y reabrió las conversaciones con Juan Hormaechea para la remodelación del estadio. Sin embargo, se topó de nuevo con la oposición de los compromisarios, que se opusieron a la venta del estadio, conscientes de en el momento en que se recalificaran los terrenos, uno de los mejores solares de Santander, el patrimonio del club se multiplicaría y una hipotética venta resultaría mucho más sustanciosa.

Sin embargo, el Racing arrastraba al mismo tiempo una fuerte deuda y no estaba tampoco en condiciones de afrontar los trabajos que eran necesarios en un estadio de más de 70 años y construido en diferentes fases, desde el poco más que un solar que era a principios del siglo XX a los diferentes graderíos construidos entre los años diez y los sesenta.

3,25 millones de pesetas gastó el Racing en 1954 para comprar el estadio, en el que ya había inverido para la construcción de las gradas y servicios.

Cagigas impulsó la venta de los terrenos para construir una urbanización (la promotora llegó a contar con oficial en el estadio), algo así como una ampliación de Feygón que la asamblea rechazó en primera instancia, pero que se aprobó posteriormente tras cambiarse el modo de designación de socios compromisarios. Sin embargo, fue el propio Ayuntamiento el que dificultó la operación, que hubiera supuesto un beneficio mayor para el Racing y le habría permitido mantener un campo en propiedad.

El 17 de marzo de 1983 se llegó al acuerdo definitivo por el que la Casona se hacía con la propiedad del estadio a cambio de los 36 millones de pesetas que le adeudaba el Racing, otros 139 en concepto de pago adicional -el terreno tenía mayor valor- y la remodelación del estadio o la construcción de uno nuevo, pero siempre cedido a perpetuidad y en exclusiva.

Demolición de los antiguos Campos de Sport en verano de 1988. Manuel Bustamante

Fue una operación pactada entre las dos partes que se presentó como u n rescate del Racing, aunque el estadio estaba tasado en una cantidad sensiblemente superior. La operación se llevó a cabo como un embargo del estadio por los 36 millones que le adeudaba el club, pero dado que tenía un valor mucho mayor, y para evitar que saliera a subasta, se indemnizaba además al Racing con otros 175 millones. El club se quedaba así sin deuda, pero también sin efectivos (el Ayuntamiento no era el único acreedor) y sin patrimonio.

El convenio firmado entre Cagigas y Hormaechea se refiere expresamente a la remodelación de los Campos de Sport y señala de forma explícita que no se refiere a la construcción de uno nuevo, además de la reserva de uso indefinido al Racing o a aquellas sociedades que el propio club decida.

175millones de pesetas recibió del Ayuntamiento en 1983, cuando los terrenos cambiaron de titularidad. 36 correspondientes a la deuda acumulada con las arcas municipales y el resto, a la compensación.

Sin embargo, lo que ocurrió finalmente fue que el Ayuntamiento optó por derruir los viejos Campos de Sport y construir un nuevo estadio en un solar anexo. En la operación siempre planeó la sospecha de que se había superado la volumetría de construcción permitida en la época en la zona, y que la desaparición del estadio y su sustitución por un terreno verde, como fue la ampliación del Parque de Mesones, evitaría problemas legales. Algo imposible si se llevaba a cabo el proyecto original del Racing; aquel que preveía viviendas sobre el solar del estadio.

Obras de construcción del actual estadio a principios de 1988. Se Quintana

En medio de todo ese cambalache, incluso el contrato que regula el uso del estadio es atípico. No establece las obligaciones de cada parte y cede a perpetuidad el uso al club, algo que sería imposible a día de hoy, pero que al mismo tiempo constituye parte del pago por el estadio y los terrenos sobre los que se levantaba. Una operación aun así, y según señaló en su momento el propio Hormaechea, muy beneficiosa para el Ayuntamiento, que en caso contrario hubiera resultado más onerosa.

Para facilitar los trámites se redactó un vago convenio del que emanan los problemas que han surgido uno más funcional que indique las obligaciones de cada parte. El Ayuntamiento no puede ceder una infraestructura gratuitamente, a perpetuidad y en exclusiva, pero al mismo tiempo eso firmó con el Racing, que el 25 de agosto de 1988 inauguró el nuevo campo, ya con Emilio Bolado como presidente y Manuel Huerta como alcalde.

Todo ello, unido al abandono del Racing y Ayuntamiento durante décadas -esa inseguridad jurídica impidió, por ejemplo, que se construyera un centro de ocio anexo al estadio-, es lo que ha provocado la actual situación de un edificio que aún no ha cumplido los 34 años.

Noticia Relacionada

Un patrimonio del Racing desde 1954, cuando comprólos terrenos

POR ASER FALAGÁN

Los antiguos Campos de Sport se inauguraron oficialmente el 16 de febrero de 1913, precisamente en el torneo en el que se celebró el primer partido documentado del Racing –existen indicios de que los jóvenes que lo fundaron ya habían jugado antes, en 1912, con ese nombre, aunque aún sin que el club estuviera constituido formalmente–, pero ya antes se jugaba al fútbol en la finca de Castañeda.

Desde aquel 1913 los terrenos se convirtieron en domicilio del Racing –que no sede social–, y a partir del 22 de enero de 1916 de forma exclusiva a cambio de un alquiler. Estuvo a punto de perder el uso al terminar la Guerra Civil ante la imposibilidad de pagar el alquiler, y el 10 de abril de 1954 compró el estadio por 3,25 millones de pesetas, aunque pocos años después sopesó venderlos ante la deuda generada por los créditos suscritos para crear el gran equipo de la primera mitad de los cincuenta.

Sometido a constantes reformas desde su fundación, el estadio había incrementado y reducido su aforo en infinidad de ocasiones, y en el momento de su demolición tenía capacidad para aproximadamente 20.000 espectadores (5.000 sentados y 15.000 de pie) y un terreno de juego de 110x69 metros.

La progresiva subida de las cuotas, el interés mostrado por otras sociedades y la conveniencia de acercar las instalaciones al centro de la ciudad estuvieron a punto de llevar al Racing a abandonar su viejo estadio en varias ocasiones. En los años veinte se sopesó construir uno nuevo en la zona de Miranda, cerca de un antiguo convento. Después se optó (e incluso se redactó un proyecto y presentó una maqueta) por construir un estadio olímpico en la zona de la calle Alta, cerca de El Verdoso.

Ya tras la Guerra Civil el Ayuntamiento aprobó en primera instancia la construcción de un estadio municipal pluridisciplinar junto a la avenida de los Castros, aprovechando la ladera de La Gándara, pero la destitución de Emilio Pino como alcalde paralizó el proyecto.

En 1971, el Banco Hipotecario estuvo a punto de embargar los Campos de Sport. Fue necesario que las instituciones mediaran para que la Caja de Ahorros de Santander concediera un crédito puente que la convirtió en nueva acreedora. La situación se salvó con la venta de Santillana, Aguilar y Corral al Real Madrid por 20 millones de pesetas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Los Campos de Sport, un problema de cuatro décadas