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Seis años. Es el tiempo que hace falta escarbar en la memoria para traer al presente el recuerdo del Racing avanzando en la Copa del Rey. La última vez que los racinguistas pelearon en serio por el torneo del KO, Iván Ania se sentaba en ... el banquillo cántabro y corría el año 2018. De aquellas, el Racing a partido único, dejó atrás a Mirandés, UCAM Murcia y UD Logroñés. Ante este último rival, un gol de Quique Rivero permitió a los raciguistas entrar en el bombo y la suerte le deparó un equipo de Primera, el Betis de Setién y Canales. El Racing aguantó como pudo la acometida de los sevillanos en el partido de ida (0-1) en El Sardinero, para después perecer en el Benito Villamarín (4-0). Esta temporada tiene la oportunidad de reconciliarse con la Copa, en apenas, dos días. Mañana.
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Álvaro Machín
Marcos Menocal
El equipo es líder en Segunda, un puesto que no ocupaba desde hace más de tres décadas y la afición empieza a mirar la tabla con el corazón en la garganta. Un horizonte lejano pero prometedor. Y ahora, justo cuando la Liga exige precisión quirúrgica y nervios de acero, llega la Copa del Rey. Mañana, el Racing se enfrentará al Sporting (El Sardinero, 20.30 horas). Apenas han pasado unos días desde la derrota en Liga ante el Mirandés, la segunda en toda la temporada, y el césped del Sardinero parece un veterano de guerra que ha visto demasiadas batallas. Difícilmente tendrá tiempo de recuperarse y ahí radica uno de los grandes dilemas. ¿Vale la pena arriesgarlo todo en la Copa, cuando el ascenso es la prioridad indiscutible? Es la pregunta que se hacen en los bares, en las tertulias y también en la grada. Porque la Copa tiene ese aroma a gloria, pero también el veneno de la distracción.
El fútbol es ritmo y perderlo puede ser tan peligroso como una mala racha.Un equipo que compite en varios frentes es un equipo que no pierde el hambre.
Los futbolistas menos habituales pueden disfrutar de minutos en la Copa. José Alberto podría alinear a la 'Unidad B' y dar descanso a los jugadores con más carga de minutos.
Un empujón en el aspecto económico nunca viene mal y el aumento de ingresos por taquilla y por pasar de ronda es un buen aliciente para seguir compitiendo en la Copa.
Después de varias temporadas sin avanzar en el torneo, esta puede ser una buena oportunidad de reconciliarse con la competición y dar una alegría al racinguismo.
El rival, el Sporting. Y cabe destacar que a José Alberto, hasta ahora, se le resisten sus exequipos. Ante Málaga empató (0-0) y el Mirandés le ganó la partida el pasado sábado (0-1). Es cierto que ante el Sporting los cántabros se impusieron por 1-0, pero eso fue en Liga, quien sabe si los de Albés se tomarán la revancha en el torneo del KO.
Hablar de la Copa en clave de Racing es casi invocar fantasmas. Después de llegar a las semifinales con Marcelino en la 2007-08 y caer de aquella manera ante el Getafe, Casquero mediante, se pasó por un plante y varias eliminaciones ruinosas. Hasta 2018 y luego de nuevo la nada. Por eso hoy la ilusión renace. Hay razones para tomarse la Copa en serio, más allá de la nostalgia.
La Liga exige concentración absoluta y cualquier desliz puede costar caro. La Copa podría convertirse en una trampa. El Racing debe valorar ese ascpecto.
El césped de El Sardinero no está para bromas y jugar dos partidos en apenas cinco días aumenta el riesgo de lesiones. Un mal apoyo, un resbalón, y todo puede cambiar.
La meta es conseguir el ascenso a Primera División y no es bueno perder el foco. José Alberto ya lo ha advertido: «Yo no quiero jugar contra un Primera solo un día en El Sardinero».
Con encuentros los miércoles apenas hay margen para recuperar fuerzas y para preparar el resto de partidos. Cada noche de Copa será un esfuerzo extra para el Racing.
El fútbol es ritmo y perderlo puede ser tan peligroso como una mala racha. Este torneo mantiene al equipo enchufado con la intensidad que solo los partidos a vida o muerte pueden ofrecer. José Alberto lo sabe: un equipo que compite en varios frentes es un equipo que no pierde el hambre. Y el Racing ha demostrado que sabe pelear. Además, los jugadores menos habituales tendrán la oportunidad de demostrar su valía, porque la Copa es también un laboratorio, permite dar minutos a los que no suelen estar en el foco, a los chavales del filial que sueñan con una oportunidad...
José Alberto podría alinear a la 'Unidad B', dar descanso a los titulares y, al mismo tiempo, probar soluciones para los problemas que puedan surgir en Liga. Por no hablar de que la afición no oculta que quiere ver a los canteranos, saber que el futuro está asegurado. Otro de los pros de la competición es la competitividad. Ganar siempre motiva y avanzar más de una ronda copera sería una inyección de moral para un equipo que está firmando una dinámica asombrosa. Es casi una cuestión de orgullo. El Racing lleva años sin brillar en la Copa y la posibilidad de hacer algo grande esta temporada es un sueño del que la afición no quiere desprenderse. Parte de esa ilusión que persigue al Racing y que hace a los aficionados preguntarse ¿Y por qué no? Además, avanzar rondas significa también más ingresos, más visibilidad y más razones para creer que este equipo puede volver a donde pertenece.
Y si hay un escenario que se presta a la experimentación, es este. La Copa es un campo de pruebas. Enfrentarse a rivales de otras categorías, medir fuerzas en un contexto diferente, sirve como termómetro para saber dónde está realmente el equipo. Ofrece ese escenario, esa tensión que no siempre se encuentra en la Liga. Cada partido es un examen y aprobarlo puede ser la clave para el éxito en mayo.
Pero este torneo también tiene su lado oscuro. Ese riesgo que puede desbaratar una temporada entera. El ascenso es lo primero y cualquier distracción puede ser fatal. El calendario aprieta y cada partido de Copa será un esfuerzo extra. El Racing ha llegado hasta aquí gracias a un equilibrio delicado, una mezcla de talento, trabajo y suerte que podría romperse con facilidad. Las lesiones son el mayor miedo. El césped de El Sardinero no está para bromas, y jugar dos partidos en apenas cinco días aumenta el riesgo. Un mal apoyo, un resbalón, y todo puede cambiar.
El Racing juega un fútbol ofensivo, rápido, que necesita un césped en condiciones, pero más allá del estilo, está la salud de los jugadores. Arriesgarse en la Copa podría significar perder piezas clave para la Liga. Además, el desgaste mental puede pasar factura. La Liga exige concentración absoluta, y cualquier desliz puede costar caro. La Copa puede convertirse en una trampa y el Racing no puede permitirse ese lujo. Cada partido del torneo del KO es una moneda al aire, un riesgo que podría desestabilizar al equipo justo cuando más necesita estar centrado. La pregunta es si merece la pena.
Lo apretado del calendario es otro motivo para pensárselo. El Racing tiene que jugar el miércoles y después volver a la Liga. Apenas hay margen para recuperar fuerzas y para preparar los partidos. La Copa añade presión e incertidumbre en una temporada en la que los verdiblancos han puesto la directa con destino a Primera. Soñar siempre tiene un precio. La cuestión es si este Racing está dispuesto a pagarlo.
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