El Racing da carpetazo a casi todo y trabaja desde hace meses con otra hoja de ruta

Un entrenador preparado para el mayor de los objetivos. Un técnico con experiencia contrastada y para el que no sea nuevo exigirle el ascenso. Tras las apuestas, una con final feliz, la de Iván Ania, y otra desastrosa, con Javi Rozada primero y Aritz Solabarrieta después, los dueños del Racing no quieren más riesgos y su entrenador la temporada que viene tendrá una dilatada trayectoria. Es evidente que no se puede acceder a un técnico 'Top', puesto que de esos en la tercera categoría del país ya quedan pocos, pero en cualquier caso el requisito prioritario es que haya vivido con solvencia las situaciones que se prevé aparecerán el año que viene, siempre y cuando los planes salgan como se planifican. El club tiene previsto anunciar su nombre a partir de la semana que viene, una vez finalice la temporada. El proceder de su presidente, Alfredo Pérez, suele ser el de ir por delante, con lo que a día de hoy el acuerdo con el entrenador está cerrado y más que cerrado. No volverá a ocurrir lo del pasado verano al presentar un nuevo proyecto por todo lo alto sin el máximo responsable del primer equipo. De los errores se aprende.

Fue cosa de José María Amorrortu, eso es cierto, pero en cualquier caso resultó un desastre. Que tanto Javi Rozada, primero, como Aritz Solabarrieta, después, estuvieran tan solos en el banquillo sin un segundo entrenador con quien poder consensuar el trabajo o simplemente que les sirviera de parapeto para muchos problemas resultó tajantemente un error mayúsculo. Los estériles movimientos por conseguir cerrar la contratación de uno con perfil racinguista -a Pablo Pinillos le dejaron con las maletas en el coche-, fueron siempre detenidos por Amorrortu. La experiencia ha dejado claro que los entrenadores se quedaron solos y muy expuestos. Quien venga, contará con un cuerpo técnico al completo y de su confianza.

Un responsable de la primera plantilla y con dedicación en exclusiva al primer equipo. La fórmula utilizada este curso, con una persona al frente de la estrategia global y otra de enlace con el primer equipo... Agua. Ni ha salido bien, a la vista está, ni los dueños del club creen en ello. De hecho ya no creían en lo que habían puesto en marcha en el mes de enero. Pronto se dieron cuenta de que no era lo que querían y en invierno quisieron rectificar, pero era demasiado tarde.

En el borrador con el que se trabaja en El Sardinero aparece una sola figura, con un pasado contrastado en las labores de construcción y planificación de plantillas. Ensayo-error. A los dueños del Racing les salió bien el primer intento con Chuti Molina como encargado de estas lides -a pesar de que dejase el club hipotecado más tarde- y le ha salido 'rana' el formato Amorrortu-Menéndez. De ahí que el curso que viene no hay lugar a dudas. Habrá un director deportivo.

Vuelta a lo que siempre fue la esencia de La Albericia. O más bien, regreso a lo que fue cuando las cosas en el fútbol base se hacían bien. A los dueños del Racing -el Grupo Pitma- les ha costado darse cuenta de que el racinguismo confía mucho más en aquellos que considera de los suyos. No se trata de depositar la responsabilidad en algo tan importante como el fútbol base en alguien sólo porque tenga pasado racinguista. Ni mucho menos. Sin embargo esa delicadeza intangible es necesaria para ilusionar en las nuevas andaduras. César Anievas, Gonzalo Colsa y Ezequiel Loza... Tres exjugadores con pasado racinguista y con experiencia en la gestión de grupos, serán los encargado de hacer funcionar el vivero verdiblanco. Los dueños de la entidad proceden del mundo de los negocios donde no importan tanto el apego por la empresa, pero después de tres años en el sector futbolístico han entendido que existen otras normas que resultan innegociables.

A falta de que el nuevo entrenador tome la decisiones que estime oportunas, el club ya tiene una hoja de ruta para presentarle el primer día que cruce la puerta de El Sardinero. En ella figura una profunda remodelación de la plantilla del primer equipo. Tanto es así, que a día de hoy ni se ha ofrecido ni se va a ofrecer la renovación a nadie que finalice su contrato. Así las cosas, a la salida de Álvaro Cejudo, que finaliza su relación y ha anunciado que se retira, le seguirán si el nuevo entrenador no dice lo contrario Iván Crespo, Jon Ander, Óscar Gil, Isaac Nana, Álvaro Traver y el jugador cedido Riki. De todos ellos, tan solo el capitán podría tener una opción, por lo que significa a nivel de club y de vestuario, pero siempre supeditado a lo que decida el responsable del banquillo. Se entiende que la base del equipo está cubierta con los seis canteranos -y la posibilidad de que algún chaval cedido pueda regresar- junto a los cinco futbolistas con contrato: Isma López, Patrick Soko, Álvaro Bustos, Cedric y Alberto Villapalos. No es descartable tampoco que se puedan producir más salidas o alguna cesión, en función de los planes del técnico. Nada está asegurado.

El paso de José María Amorrortu por el Racing ha sido mucho menos brillante de lo que se esperaba. Su trayectoria y experiencia era tal, que los presagios y las expectativas eran grandes. Ahora bien, algunas de las reformas estructurales que llevó a cabo en el interior de La Albericia continuarán y servirán de modelo y de guía para los que ahora cogen su testigo, Anievas y Colsa. El veterano técnico introdujo una nueva fórmula y un nuevo método para hacer contratos a los chavales de La Albericia con la intención de retener el talento. A partir de la edad cadete, los chavales que despuntan podían salir del club con bastante facilidad y sin que la entidad se viera beneficiada. En la actualidad hay quince futbolistas en edad juvenil que se formaron en La Albericia y que el Racing no ha podido retener ni con un proyecto atractivo ni de ninguna manera.

Amorrortu impuso una serie de contratos a través de los cuales, si algún club viene a buscar a un chaval y se lo lleva, el Racing recibirá una compensación lo suficientemente atractiva para que pueda satisfacer tanto al jugador como al club. Esta fórmula, heredada de su pasado en Lezama, seguirá en vigor y servirá de guía para los nuevos inquilinos de los despachos de La Albericia. Se trata de salvaguardar a la cantera y de que el jugador crezca aquí y no se vaya antes de tiempo.