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Ni el calor, que ya apretaba a eso de las diez de la mañana, ni el día de playa que se avecinaba lograron desanimar a ... los aficionados del Racing. Ni uno quiso perderse el primer entrenamiento del equipo esta temporada, que para eso estaba abierto al público, algo poco habitual, y poco a poco empezaron a agolparse estoicamente en las puertas de La Albericia, esperando a que el personal del club abriese las puertas. Más de media hora antes habían llegado los jugadores.
🤜🤛𝗥𝗲𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼𝘀 y 𝗰𝗮𝗿𝗮𝘀𝗻𝘂𝗲𝘃𝗮𝘀 en el primer día de la #PretemporadaRRC 🔥.
— Real Racing Club (@realracingclub) July 10, 2023
👋 ¡Estamos de 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗮, racinguistas! pic.twitter.com/eOlHOHF2T3
Los veintinueve futbolistas que José Alberto había citado entre miembros de la primera plantilla, veinte, y también nueve jugadores del filial. Aunque hubo dos ausencias significativas, las de Pol Moreno y Matheus. Ambos cuentan con permiso del club, y es que el catalán se ha casado recientemente y tiene previsto incorporarse el próximo jueves día 13, mientras que el brasileño se encuentra solventando unos trámites con su visado que por el momento no le han permitido viajar a España.
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Entre las caras nuevas, Lago Junior y Ekain, que tuvieron tiempo esta mañana de empezar a conocer a sus compañeros y además estrenarse como racinguistas. Y con una sesión intensa además. José Alberto no perdona e hizo entregarse a sus jugadores desde que saltaron al campo. Ni un segundo de relajación. Intensidad y entrega marca de la casa. La misma con la que les recibieron los aficionados. Aunque llueva, sople sur o haga un calor de mil demonios.
Los alumnos de la Fundación Racing, que estaban en el Campus de verano, se encargaron de hacer un pasillo a los jugadores nada más saltar al campo entre los vítores y aplausos del resto de la grada. Allí se mezclaban abuelos, padres, hijos y nietos; además de jóvenes y algún adulto que se había acercado sin niños para no perder la oportunidad de poder ver el debut de los verdiblancos. Los jugadores devolvieron los aplausos y al lío. Primero algo de carrera para entrar en calor y tras unos rondos comenzó el partidillo. 4-3-2 y a comenzar la puesta a punto.
Era la primera toma de contacto, pero nadie se dejó nada. Era el momento de pinar las orejas y dejar los primeros destellos para impresionar al entrenador. Nunca es demasiado pronto para comenzar a ganarse el puesto. Y en esas andaban entre ¡Uyyys! y ¡Buena esa!, cuando el canterano Juan Gutiérrez dio el susto de la mañana. Fue otro jugador de la casa, Diego Campo, quien chocó con el central y le dejó tendido en el suelo. Toda la grada se echó las manos a la cabeza. El central se llevó un buen tarascazo y tuvo que ser atendido por los fisios del cuerpo técnico. Poco a poco se levantó entre aplausos, pero se quitó el peto y se retiró a correr en solitario. Solo unos minutos. Falsa alarma. El de Comillas regresó junto al grupo y terminó la sesión con el resto del equipo.
Los dos nuevos fichajes dejaron buenas sensaciones entre los aficionados. «Viene finísimo», «¡Qué físico!» y «¡Uff, este tío es un salto de calidad!», eran los murmullos que llegaban desde la grada. Claro que también se echaba en falta a algunos jugadores que fueron importantes el curso pasado y que ya no están. «Yo quería que estuviera Mboula», decía un niño de unos cinco años.
Otros preferían centrarse en los que sí estaban. Como los hermanos Hugo y Sergio Saldaña, de cinco y seis años. Uniformados con la equipación del Racing no perdían ripio de las paradas de Ezkieta, el jugador favorito de Hugo y de los caracoleos de Peque, el preferido de Sergio.
Y es que los dos juega en las secciones inferiores del club, uno como portero y otro como delantero. «Yo es soy guardameta también y por eso me fijo mucho en Ezkieta, para hacer como él», explica Hugo tímidamente abriendo aún más sus enormes ojos azules. «A mí Peque porque mete muchos goles», dice su hermano rápidamente. Los dos han llegado con sus abuelos a eso de las diez menos cuarto para hacer cola y poder coger un buen sitio, porque siempre van a los partidos del Racing y hoy querían verlo «bien y de cerca. Y luego si podemos ¡hacernos unas fotos!», exclaman casi al unísono.
A Carlos Tena, de siete años, le ha avisado su tía de que se podía venir al entrenamiento y acaba de llegar cuando los jugadores andan ya entre pases y regates. «Mboula me da pena que no esté. Porque el año pasado fue muy dominante y me hubiera gustado que se quedase», se lamenta mientras se cala aún más la gorra que lleva puesta. «Este año me tengo que buscar otro favorito». No juega en ningún equipo, pero no perdona los partidos en el patio del cole y ahora en verano en su barrio, con los amigos. Suele ponerse de portero, pero Carlos, a diferencia de Hugo, prefiere a Miquel Parera. «Me gusta mucho su estilo», comenta con seguridad. Con la misma que afirma que el Racing no va a pasar apuros esta temporada. «Yo creo que va a jugar muy bien y que va a conseguir quedarse otro año en Segunda».
Sofía Diego tiene quince años y se ha acercado a La Albericia con una amiga. No lleva la equipación del equipo, pero el top verde que luce la delata. Verde Racing. «Soy socia y siempre voy a los partidos, y aquí también, claro, no me lo iba a perder», admite. Tiene pasión por Aldasoro, una admiración que fraguó el curso pasado y que este año «solo puede ir a más». No lo cambia por ninguno de los nuevos, aunque Lago Junior la ha impresionado. «Me parece un buen fichaje, pero tienen que traer más jugadores. Están hablando por ahí de Iván Morante, que me gusta, pero no sé si al final vendrá o no», comenta. Eso sí, sabe que para que unos lleguen otros tiene que colocarse en la rampa de salida. «Me daría mucha pena que se fuese Cedric porque no ha tenido oportunidades. Podría haber jugado mucho más, pero bueno, un delantero sí que hace falta», reconoce.
Cambio de porteros. Ezkieta llega a la portería cercana a la grada y los chavales se desgañitan. El portero se vuelve agradecido y les corresponde con unos aplausos, pero enseguida tiene que darse la vuelta atento a lo que pasa en el campo. Un gol, precisamente de Cedric, arranca los vítores y aplausos de la afición y José Alberto llama a filas. Toca reunirse en el centro del campo para una pequeña charla y a estirar. Se acabó la primera sesión de la temporada, pero nadie se mueve todavía del asiento.
Ahora queda el trabajo fuera del campo. Los futbolistas comienzan a calentar las muñecas para lo que les toca. Firmar fotos, pósters y camisetas. Los niños, y los no tan niños hacen cola hasta que los futbolistas llegan entonces la fila se rompe y se convierte en un montón de corros y remolinos en torno a los futbolistas. Todos tienen su público, pero Ezkieta se llevó la palma esta mañana. Tampoco se libró José Alberto. Los aficionados lo tenían claro. «Es que el Racing destila ilusión».
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Ana del Castillo
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