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ASER FALAGÁN
SANTANDER.
Martes, 10 de julio 2018, 07:21
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Hubo un tiempo en que Paco Gento, Vicente Miera, Peru Zaballa, Nando Yosu, Sañudo, Munitis, Marquitos, Santamaría, Juan Carlos Pérez, Álvaro, Liaño, Ceballos, Goyo Zamoruca y muchos otros vistieron de blanquiazul. Era la época en la que el paso natural antes de llegar el Racing se llamaba Rayo Cantabria, nombre histórico del filial verdiblanco.
Las jóvenes promesas del Racing pueden volver a hacerlo. El club estudia la posibilidad de recuperar la denominación de Rayo Cantabria para el filial, ya ha iniciado unos muy sencillos trámites para recuperar la marca y la idea se propondrá al Consejo de Administración en las próximas semanas, aunque algunos de sus miembros ya conocen la iniciativa.
Fundado en 1926 como club independiente como Rayo Sport de Miranda, cambió posteriormente su denominación a Rayo Cantabria y en 1951, en la segunda época dorada de un Racing que un año antes había regresado a Primera División, se integró en la disciplina del que a partir de entonces sería su equipo nodriza, aunque ya en 1946 habían comenzado a estrecharse las relaciones entre los dos clubes vecinos. Dos años después se integró como filial al Juventud, y uno más tarde, en 1949, cuando San Martín abrió definitivamente su ambicioso proyecto en la que sería la temporada del ascenso, se reabrieron las conversaciones con el Rayo.
Gracias a una operación crediticia con el Banco Santander, el presidenteracinguista, Manuel San Martín, había impulsado una ambiciosa política de fichajes y expansión del club que le había llevado de regreso a la máxima categoría tras diez años entre Segunda y Tercera -no existía la Segunda B- y en ese proyecto de crecimiento figuraba también engrosar la estructura del club con un filial que además contaba con un campo propio: el de la carretera del Faro.
Así fue como Rafael Sanz negoció con San Martín el acuerdo de filialidad de un club que, entonces en Tercera pero con solo 315 socios, atravesaba un difícil momento económico para que a partir de la temporada 50-51 se integrara definitivamente. Los socios del Racing pasaban a serlo así también del Rayo, aunque se mantuvo el abono exclusivo para un segundo equipo entrenado por un histórico de los verdiblancos: Paco Hernández, futbolista del histórico Racing de los años treinta.
Desde entonces y durante 42 años el Rayo Cantabria fue el filial del Racing, con formaciones históricas como el Rayo de 'la tasa' de 1958, así conocido por el número de tantos que marcaba a cada rival, y que entrenado por Fernández Mora tenía en su equipo a Laureano, Chisco, Zaballa, Saro, Miera y Yosu. Llegó incluso a disputar dos fases de ascenso a Segunda en 1959 y 1966 e incluso a competir contra el primer equipo en Tercera entre 1968 y 1970, en la que hasta ahora era la peor época deportiva del Racing. En aquel momento la normativa permitía aún que un equipo y su filial compartieran categoría.
En 1986 se convirtió en el primer equipo cántabro en disputar la recién constituida Segunda División B, aún con los históricos colores blanquiazules y con unos jovencísimos José Ceballos y Ángel de Juana 'Geli' en su plantilla. Solo lo hizo aquella temporada, en la que perdió la categoría.
Como Rayo Cantabria hubiera continuado indefinidamente si no fuera por la Ley del Deporte, que a principios de los noventa cambió las estructuras del fútbol. Entre otras cosas obligaba a los clubes profesionales (oficialmente los de Primera y Segunda) a transformarse en sociedades anónimas deportivas, pero también cambiaba el concepto de filialidad, en el que los segundos equipos tenían estructura jurídica propia, por el de equipo vinculado. Esto es: una segunda formación de la misma sociedad -y con el mismo número federativo- que debía por lo tanto competir con el mismo nombre. Así fue como la última asamblea del Rayo, a la que asistieron 27 de sus 87 socios exclusivos, acordó la integración en el primer equipo, lo que en la práctica suponía abandonar la histórica denominación y el equipaje blanquiazul.
Poco antes, el 23 de junio de ese mismo 1993, el Rayo había disputado su último partido: un 1-2 ante el Casetas que no le sirvió para ascender a Segunda División B. A lo largo de esos años como filial había jugado en cuatro estadios: en el de la carretera del Faro, en los antiguos Campos de Sport, brevemente en los nuevos y en las Instalaciones de La Albericia.
Para preservar los antiguos colores, escudo y nombre, un grupo de antiguos socios comandado por Ángel Meñaca inscribió un nuevo equipo ese mismo 1993 para comenzar a competir en la última categoría del fútbol cántabro. Así fue como una de las figuras más emblemáticas del fútbol modesto de Cantabria evitó que el nombre se perdiera para siempre, además de demostrar su compromiso con el Racing a no oponerse a la absorción.
Su trabajo tuvo justa recompensa y el equipo, amparado por el Racing para seguir utilizando La Albericia, llegó a tener un acuerdo de filialidad con los verdiblancos -como club vinculado- entre 2002 y 2007 y alcanzó la Tercera División. Después cambió de directiva, Meñaca salió del club y la historia fue muy diferente. Y es ese mismo equipo el que no ha podido inscribirse en las competiciones oficiales, allanando así el camino para que el filial del Racing, por otra parte el verdadero Rayo Cantabria, recupere su histórica denominación.
Con este proceso ya cerrado un cambio en la normativa permitió que los filiales recuperaran sus nombres históricos, al admitir la Federación que se inscribieran con el nombre del primer equipo, como exige la ley, pero ya sin la necesidad de añadir necesariamente la letra 'B', sino cualquier otro apéndice. Así fue como reaparecieron, por citar algunos ejemplos, el Real Madrid Castilla (popularmente de nuevo Castilla), el Fabril Deportivo, el Valencia Mestalla (popularmente Mestalla) y el Murcia Imperial, este último precisamente en la época en la que Víctor Alonso era director general del Real Murcia.
El Racing incluso podía haber recuperado la denominación histórica con anterioridad, porque en aquel proceso de integración y refundación nadie registró la marca, hasta el extremo de que el actual Rayo figuraba inscrito como Rayocan. Sin embargo, la existencia del otro equipo había provocado que nadie planteara siquiera el debate. O, sencillamente, nadie reparó en ello.
Ayer se dio orden para registrar la marca y el director general del Racing, Víctor Alonso, ya ha confirmado que propondrá al Consejo de Administración que estudie el cambio de denominación. La propia Fundación se lo iba a proponer formalmente a la directiva. Tal vez ni haga falta, pero si la iniciativa no se pone pronto en marcha lo hará.
Aún es un primer paso y parece complicado que pueda ocurrir esta misma temporada, pero en las oficinas de los Campos de Sport ya se valora la propuesta y si Alfredo Pérez la aprueba será una realidad. Aunque todavía no ha recibido ninguna consulta del club, la Federación Cántabra de Fútbol ya ha adelantado a El Diario Montañés que no existe ningún impedimento legal para inscribir al segundo equipo como Rayo Cantabria Racing. Y el otro paso, el de la marca, ya está en marcha. Ahora solo hace falta voluntad. Y si es la suficiente, se podría rebautizar al filial para esta misma temporada. Si no, el horizonte es el próximo verano.
Aunque quisiera no podrá. Si finalmente el club decide renombrar a su filial como Rayo Cantabria Racing no podrá hacerle jugar con lo colores blanco y azul que fueron santo y seña del conjunto rayista. No se lo permite la reglamentación, puesto que en uno de los epígrafes deja claro que el filial vestirá siempre con la misma equipación que su primer equipo. En este caso deberá hacerlo de blanco, verde y negro, los colores oficiales del club de los Campos de Sport. Tampoco podría cumplir con ese guiño histórico concreto utilizando un pequeño truco a través de una segunda o tercera equipación del club con la camiseta a rayas blancas y azules. El reglamento solo se lo permitiría en los casos en los que el árbitro obligue a cambiar de equipación por coincidencia o posibles problemas por la similitud de los colores con los del rival. En ese caso concreto sí podría vestir conlos colores rayistas.
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