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Vistos los datos, puede parecer absurdo que el director deportivo del Racing, Mikel Martija, ande buscando un delantero en el mercado invernal. Pero el fútbol no es una ciencia exacta y hay otros condicionantes como, por ejemplo, que la plantilla verdiblanca sólo tiene un nueve ... específico –Juan Carlos Arana–. Y el día que falte, sin ir más lejos el próximo viernes –por sanción y por la cláusula del miedo en su cesión procedente del Eibar–, José Alberto tendrá que tirar de un Ekain con unas características diferentes. Si algo ha demostrado el míster asturiano es que lo de marcar no obra únicamente de los hombres de área. El curso pasado, Íñigo Vicente y Mboula fueron los máximos goleadores racinguistas. Y, en el actual, es un mediapunta como Peque el que lidera la clasificación, no sólo en casa, sino en el global de la competición. El caso es que este Racing de la 2023-24, máximo goleador de la categoría tras 21 encuentros disputados, es el más anotador en el fútbol profesional desde la 1966-67. Aquel también llevaba 36 dianas a estas alturas. 57 campañas han pasado. Se dice pronto.
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Ha habido algún otro con un mayor tino de cara a la portería rival, pero fue en el infierno, donde el Racing, por obligación y necesidad, fue siempre cabeza de ratón. Por ejemplo, en la 2018-19, con Iván Ania en el banquillo, cuando, tras 21 encuentros, el equipo acumulaba 41 tantos en su casillero a favor. O en la 13-14, la del ascenso con Paco Fernández, con 37 goles. En la 2015-16, la del campeonato sin premio de Pedro Munitis, eran también 36 por estas fechas.
36 goles
lleva el Racing de José Alberto tras 21 jornadas, los mismos que el de la 1966-67
32 tantos
sumaba el Racing de Benítez en la 1999-2000, en Primera, con Salva Ballesta.
Lo cierto es que José Alberto no mintió cuando, a su llegada, prometió fútbol ofensivo. Es complicado encontrar partidos aburridos del Racing. Una línea de tres cuartos con pegada; laterales muy ofensivos; el delantero, al acecho... Hasta trece futbolistas, de los 23 que componen la plantilla –contando a Yeray y Mario García, ambos con licencia del filial– han visto portería en la primera vuelta. El citado Peque es el máximo artillero, con diez tantos, seguido por Arana, con ocho, y un Andrés Martín que se ha tirado más de un mes en el dique seco, con cuatro. Mantilla, Íñigo Vicente, Lago Junior y Ekain, con dos, y Marco Sangalli, Grenier, Aldasoro, Germán Sánchez, Rubén Alves e Iván Morante, con uno, completan la lista.
En la 1966-67, el Racing –Real Santander por aquel entonces–, dirigido por el madrileño Ramón Cobo, también estaba en Segunda División. El gran goleador de aquel equipo fue Paco Docal, con 18 tantos al final del campeonato. El pejino formaría parte, años después del Racing de los bigotes. Sierra y Antonio Gento, con cinco dianas cada uno, le escoltarían en la responsabilidad de ver portería.
Claro, el fútbol alegre del equipo de José Alberto tiene contraprestaciones. Los riesgos. Ha encajado 29 tantos. Aún así, es mejor que aquel de hace 57 años, que llevaba 33 en contra después de 21 partidos. El actual es sexto clasificado y coquetea con los puestos de play off de ascenso a Primera. El de Ramón Cobo era noveno –de dieciséis– a estas alturas, sólo anotó seis tantos en los nueve encuentros siguientes y acabó al borde, con sólo un punto de renta, sobre los puestos de promoción de permanencia.
No es ningún secreto que el equipo verdiblanco es más fuerte en los Campos de Sport. En cuanto a puntuación, pero también en el capítulo goleador. Al fin y al cabo, una cosa lleva a la otra. Así, el Racing actual ha anotado 22 tantos jugando como local, por los catorce que ha hecho lejos de Santander.
Por el camino, lo cierto es que el conjunto cántabro no se ha acercado habitualmente a estos guarismos dentro del fútbol profesional. En Primera División la lógica decía que mantenerse ya era un logro. Así, hay que remontarse hasta la 1999-00, con Gustavo Benítez en el banquillo, en la que el Racing acumulaba 32 tantos tras 21 jornadas. Exactamente los mismos que había encajado. Porque así era el equipo del entrenador paraguayo. Divertido para el espectador neutral, pero una prueba de estrés para el corazón de los racinguistas. Con un verdadero plantillón, con futbolistas como Ceballos, Mellberg, Arzeno, Amavisca o Munitis, entre otros, y hasta con el único pichichi verdiblanco en la máxima categoría:Salva Ballesta, con 27 dianas. Aquel equipo terminó decimoquinto, con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso –ojo, que aquel año cayeron Betis, Atlético de Madrid y Sevilla–. El registro final fue de 52 goles a favor y cincuenta en contra.
Mientras tanto, en este tiempo no hay grandes números que destacar en Segunda División. Sólo el de la campaña 1988-89, cuando el Racing sumaba, tras 21 encuentros disputados, 33 goles a favor. Y la coincidencia es que, aquella temporada, el conjunto cántabro también contó en su plantilla con el máximo goleador de la categoría. Quique Estebaranz terminó el curso con 23 tantos en su haber. El Racing finalizó la campaña sexto, a seis puntos de la promoción, con 56 tantos a favor y 43 en contra.
En lo negativo, ahí queda el registro de la 2012-13, que terminó con descenso a Segunda B. 16 goles tras 21 partidos llevaba un Racing, que maquilló los números y terminó con 38. Eso sí, con uno de los mayores presupuestos de la categoría. O el del año anterior, en Primera, el inicio del declive. Trece goles a estas alturas y 28 en el cierre. Colista y al hoyo.
Porque los 36 goles que lleva el equipo cántabro en la actualidad ya son más que los que sumó al final de unas cuantas temporadas. Bromeaban hace unas semanas con José Alberto, que con Maguregui el Racing encajaba menos goles. El técnico asturiano contestó que también se marcaban menos. Y sí, tenía razón. Sólo hay que ver los números –eso sí, en Primera– de la temporada 1984-85, cuando el cuadro verdiblanco cerró el curso con 27 goles. Con Campbell (9) y Quique Setién (7) como máximos anotadores. Suficientes para salvar la categoría.
Mientras tanto, el equipo de José Alberto tiene, en el ataque, una buena base sobre la que trabajar. A un poco de solidez que tenga atrás, podría dar un paso adelante por cotas mayores. En eso trabaja también Mikel Martija. Pero, como dice el míster, lo importante no es tanto cuantos goles se metan o se encajen, sino que el balance sea positivo. Y, de momento, lo es.
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