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El Racing cerró el 31 de enero su plantilla. Pero le quedaron detalles por pulir. Tres. Juanjo, Mario y Gándara, aunque en este último ha tenido prórroga. Más allá de la fuerte inversión, que podría incluso acercarse al doble de la ... del año pasado en emolumentos del primer equipo con cargo a la línea de crédito al 4% de Pitma, aún mantiene tres frentes abiertos. Este lunes tampoco pudo inscribir a Mario Ortiz y espera poder hacerlo esta semana -tal vez incluso este martes-, pero todo depende de que la Federación dé su consentimiento. De momento ya lleva una semana en Santander sin poder ser inscrito.
Sí se ha cerrado, al menos temporalmente, el dilema que el equipo tenía con Miguel Gándara, aunque a costa de excluir en la práctica al canterano del equipo. El santanderino ha aceptado tramitar su ficha con el filial. Así está ya inscrito en la Federación, con lo que ya con el alta médica en la mano podrá volver a jugar... en Tercera División, una categoría que dejó hace casi tres años.
Más difícil aún será encontrar un acuerdo con Juanjo que satisfaga a ambas partes. Entre difícil e imposible. Ambas partes están citadas este martes en el Orecla tras el despido del jugador de Ontaneda y el entendimiento parece más que complicado, molesto como está -como les sucedió a muchos de sus excompañeros, algunos de los cuales se enteraron incluso por la prensa- de los modos en su despido. El delantero no ha querido perjudicar al equipo y por eso ha adoptado un perfil bajo de forma pública, pero no renunciará a las cantidades pactadas en su contrato. Esas que el Racing aspira a rebajar. Y mucho.
En su momento el de Ontaneda ya lo dejó claro: el único acuerdo posible era pagar su contrato, que preveía en el momento de negociarse unas retribuciones de entre 70.000 y 140.000 euros de salario, según incentivos y que el Racing jugara en Segunda B o Segunda. Mucho menos de lo que ofrecía el Mirandés al cántabro. Además, preveía su continuidad como técnico -no con ese sueldo-. Así se lo recordó a todos los responsables del Racing, desde Chuti Molina y Alfredo Pérez a Víctor Alonso. Y eso tendrán que interpretar ahora los abogados. Llegado a Santander en un momento en el que Manolo Higuera era todavía presidente del Racing con cierto mando en plaza, el jugador se decidió a regresar a Santander tras haber rechazado varias propuestas anteriores del Racing.
De hecho, uno de los motivos por el que el club hizo una oferta a largo plazo fue la propuesta que Juanjo tenía de los burgaleses, que recién llegados de Segunda estaban en condiciones de duplicar los emolumentos que le ofrecía el Racing. Sin embargo, en la decisión del canterano pesó más la posibilidad de volver a casa con su familia y el largo contrato que le planteó el Racing, que incluía su continuidad en el club como técnico una vez retirado.
Esta es precisamente una de las cláusulas más difíciles de valorar, puesto que el de Ontaneda aspiraba a estabilizarse en el Racing en las funciones de técnico o scout. Ahora ambas partes deberán verse este martes en el Orecla, en una reunión en la que, salvo que el Racing acepte las condiciones de su exjugador, terminará sin acuerdo y servirá como prólogo a un proceso en el Juzgado de lo Social.
«No vamos a pedir nada que no me corresponda», explicaba Juanjo, con lo que el acuerdo parece más que improbable. El de Ontaneda pedirá todo su contrato y el club solo accederá a un acuerdo extrajudicial si renuncia a alguna cantidad. En caso contrario, como parece probable, ambas partes se encontrarán en los Juzgados de lo Social.
Sí que fue posible el acuerdo con el otro despedido en fin de año, César Díaz, que renunció a parte de sus emolumentos y llegó así a un acuerdo en la conciliación. Claro que el caso del manchego era algo diferente, enrolado como estaba ya en el Castellón y sin haber renunciado, como en su momento hizo Juanjo, a un contrato muy superior por regresar a Santander.
Miguel Gándara, por su parte, ya es jugador del filial. Según ha dejado ver el club, por decisión propia. Claro que de otro modo ya se le había comunicado que lo iba a tener muy complicado para jugar. El central recibió la semana pasada el alta médica y ya ha sido inscrito en la Federación, pero en el segundo equipo. Y no por necesidades logísticas, puesto que el Racing tiene cubiertas sus 16 fichas de mayores de 23 años, pero aún disponía de una libre para sub 23. Un requisito que aún cumple el santanderino.
Así, un canterano con progresión que había jugado en el primer equipo las dos últimas temporadas baja al filial tras sufrir una grave lesión. Oficialmente para poder recuperar la forma y el ritmo competitivo en el Racing B, pero lo que tampoco se ha ocultado es que es la única forma en que se le puede hacer sitio. De ahí que se haya presentado como una decisión propia del jugador -el Racing no la ha ocultado, pero tampoco comunicado la inscripción- lo que es en realidad el paso del primer al segundo equipo de un futbolista que está a punto de cumplir los 22 años y ha jugado ya 46 partidos de Liga con el Racing.
A cambio de esta maniobra el Racing ha cambiado el tipo de ficha del canterano. El santanderino era ya el año pasado jugador del primer equipo, pero con ficha de aficionado (en Segunda B sólo se permiten 16 profesionales; el resto de futbolistas deben ser menores de 23 y figurar oficialmente como aficionados, aunque esto no repercute en su sueldo), y ahora ocurre a la inversa. Aunque es futbolista del filial, su ficha es ya profesional. La reglamentación actual no impide que Gándara juegue con el Racing B pese a su larga estancia en la primera plantilla. Aunque coloquialmente se utilice el término filial, legal y estrictamente el Racing B es un equipo dependiente, con lo que sí se permite que un jugador de la primera plantilla regrese a la segunda. De hecho, ni siquiera opera este año la norma por la que después de disputar diez partidos con los 'grandes' no se puede retornar al filial.
La tercera historia por resolver es la de Mario Ortiz. Existía la posibilidad de que la Federación Española de Fútbol autorizara este lunes la inscripción del mediocentro santanderino como nuevo jugador del Racing, pero el plazo se ha vuelto a alargar por el debate interno que hay en la propia Federación. Y es que un sector quiere que se dé por cerrado definitivamente el caso del Reus antes de tramitar las bajas de sus jugadores y, por lo tanto, su correspondiente inscripción con otros equipos.
El problema radica en que el Reus no ha aceptado formalmente su exclusión ni dado la baja federativa (o en la Liga) a sus jugadores. De hecho, existen interpretaciones contradictorias sobre la documentación existente. Mientras que LaLiga (patronal de Primera y Segunda que se rige por sus propias normas) ha aprobado ya un permiso cautelar para que los futbolistas del club catalán puedan enrolarse en otros equipos, la RFEF aún no lo ha hecho.
El Racing ya tiene toda la documentación presentada, de modo que en caso de que la Federación autorice -si lo hace, para lo que está a la espera de documentación del CSD- la inscripción podría ser inmediata, pero el caso es que a Mario Ortiz le tocará esperar, al menos un día más.
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