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Muy difícil. Técnicamente... Imposible de predecir. El rendimiento del Racing escapa de toda lógica y sus resultados como local y visitante son diametralmente opuestos. En ... casa gana todo lo que pierde fuera –ocho por siete, para ser exactos– lo que le convierte en un equipo desconcertante. Bendita ironía, pero realmente no se puede aseverar que sea un equipo intermitente ni irregular porque si se comprueban sus números son casi simétricos. Lo que suma en El Sardinero lo sangra cuando juega de prestado.
La derrota ante el Albacete del pasado domingo es la séptima en catorce partidos, mientras que ante su afición ha ganado ocho en trece. Para continuar con su ejercicio de funambulismo dispar en función de si es el dueño del 'prao' o no basta con comprobar que en Santander ha perdido tan solo tres partidos, los mismos que ha sido capaz de ganar a domicilio. No hay duda ni tampoco una explicación lógica, pero el equipo parece otro cuando se sube al autobús.
En casa actualmente es el octavo conjunto con mejores números. Tan solo los que le anteceden en la clasificación y luchan por el ascenso –Leganés, Eibar, Espanyol, Sporting, Oviedo, Valladolid y Burgos, que está detrás– son mejores como locales que los de José Alberto. El Racing ha sumado ocho victorias y dos empates –es decir, 26 puntos– en su feudo, unos números que le invitan a soñar y a aspirar a todo. Únicamente ha caído con el Racing de Ferrol (1-3), Valladolid (2-3) y Cartagena (0-2), lo que también contribuye a demostrar la fortaleza que tiene cuando se trata de jugar como local.
Aquellas tres tardes fueron especialmente pobres; ante el Racing de Ferrol se presentaba una oportunidad para subirse al carro del play off de ascenso y al equipo le pesó la responsabilidad. Cayó con estrépito ante el conjunto revelación que no solo le ganó, sino que fue muy superior en todas los aspectos. Aquella fue la primera derrota de la temporada en El Sardinero. Y sin aún haber digerido la pérdida de su condición de invicto ante los suyos, de nuevo cayó con el Valladolid con contundencia, encajando otra vez tres goles (2-3) y sembrando todas las dudas que hasta entonces no habían surgido. Esas dos derrotas impidieron al equipo asentarse en los puestos altos y no dar volantazos en la tabla. Bien en cierto que resultaba un tanto sorprendente que el Racing ocupase posiciones tan altas con un tercio de campeonato disputado, pero tampoco respondía a un patrón muy lógico que se perdiera y encajando tantos goles en casa.
En ambos partidos poco pudo hacer y mostró una cara muy alejada de la que le había catapultado a la zona de 'no peligro'. Ante el Racing de Ferrol dos goles tempraneros le dejaron KO, mientras que ante el Valladolid únicamente a última hora maquilló el marcador y mostró su mejor versión. Sin embargo la que escoció por partida doble fue la tercera, la que sufrió el equipo ante el Cartagena (0-2) en la jornada 23, al volver de las vacaciones de Navidad que tan mal sentaron al equipo. Con esa nadie contaba. En cualquier caso, en los otros once partidos que el Racing ha jugado en El Sardinero siempre fue mejor y sus registros fueron casi inmaculados. Más allá de los resultados, esa sensación de dominio, de control y de superioridad que mostró en todos los encuentros es lo que choca frontalmente con la imagen de incapacidad, vulnerabilidad y sobre todo irregularidad manifiesta que exhibe de visitante.
A domicilio, los de José Alberto han ganado tres partidos. Solo tres de once. Ganó en Cartagena en un partido en el que salió victorioso del intercambio de golpes; se impuso por 2 a 3 llorando en el último minuto y suspirando con lo que le perdonó el conjunto murciano. También se llevó los tres puntos en Levante; allí lo hizo por 2 a 4, aprovechando las múltiples bajas que tenía el equipo granota, pero de nuevo para lograrlo tuvo que firmar la hazaña personal de marcar cuatro goles a domicilio. La última victoria fuera de su estadio la consiguió en Lezama, ante el Amorebieta, colista de la categoría y por la mínima, 0-1.
Todos los males que evidenció el pasado domingo en el Carlos Belmonte se han repetido jornada tras jornada de visitante.
Los argumentos y las razones por las que el Racing cambia de versión de un modo tan alarmante no se explican. Tampoco tiene un discurso muy válido su entrenador, para quien primero fueron los riesgos que se asumían al salir a ganar, luego la facilidad insultante con la que se le hacía gol al conjunto cántabro y ahora la falta de mordiente que tiene el colectivo.
Paridad Tan solo ha sumado tres triunfos a domicilio, la misma cantidad de derrotas como local
Vulnerable Únicamente ha firmado dos partidos fuera de casa sin que Ezkieta encajase un gol
Como local Es el octavo conjunto que más puntos ha sumado ante su afición de la Segunda División
En Albacete, el Racing se marchó para casa después de firmar más de setenta minutos sin generar una ocasión. La segunda mitad fue un tratado de incapacidad e impotencia manifiesto que permitió a un equipo como el manchego, que no ganaba desde hacía casi dos meses –siete partidos– sumar los tres puntos más sencillos que recuerda. José Alberto dio con la clave de lo que ocurrió :«Este equipo si no da la talla no gana a nadie». Bien es cierto que en alguna ocasión –al César lo que es del César– había sumado puntos sin merecerlo, pero esa condición, al alcance solo de los grandes, solo pudo disfrutarla cuando jugaba de local. Fuera, ni por asomo. Existe un dato que da fe de los resultados: la portería a cero. Buena parte de los puntos que el Racing consigue en El Sardinero la consigue gracias a que es capaz de marcharse a la ducha sin encajar un gol.
Lo ha hecho en siete de los trece partidos. Con ese camino andado se explica la brillante trayectoria que firma en su feudo. Por contra, no es necesario hacer muchos análisis cuando coge un autobús para ir a jugar, porque es una sangría. A Ezkieta únicamente en Amorebieta y Miranda de Ebro no le hizo falta darse la vuelta para recoger el balón de sus redes. Dos partidos en los que no encajaron goles (0-1 y 0-0). Ahí está realmente el punto negro de la versión distorsionada que ofrece el conjunto verdiblanco de prestado.
No es nada sencillo para un entrenador –mucho menos para un aficionado– disfrutar de cómo su equipo le gana y le pasa por encima al Espanyol, el mejor equipo de la categoría (2-0) y a los seis días un conjunto como el Albacete, sumido en un mar de dudas, no le da tregua y le gana con contundencia (2-0).
Germán Sánchez jugó el pasado sábado en Albacete con una rotura de fibras en el piramidal del glúteo derecho. Sin embargo al central no le impidió salir en el alineación de José Alberto ante los manchegos. El defensa completó todo el partido. Llamó la atención, pero al parecer y tras probarse el andaluz comprobó que no le impedía jugar la dolencia. Ahora bien, mañana el cuerpo técnico deberá testear el estado físico del veterano jugador que, a buen seguro, habrá aprovechado los dos días de descanso para recuperarse mejor y seguir a disposición. Al que también le habrán venido muy bien los dos días de descanso será a Álvaro Mantilla, que entró en una lista el pasado fin de semana, cosa que no hacía en lo que va de año. Con los que no cuenta José Alberto para empezar la semana son con Clément Grenier, aquejado de una rotura muscular, y al que aún le quedan dos semanas para acercarse a su puesta a punto; ni tampoco con Andrés Martín, con al menos tres semanas por delante para ponerse a las órdenes del míster.
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