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El desierto es desierto porque no hay nadie. Ni prácticamente nada. Allí, cualquiera, por no tener, no tiene ni enemigos. Como mucho, a sí mismo. La resistencia es el elemento clave. Y en Lasesarre, junto a ese apeadero de tren llamado 'Desierto-Baracaldo', el Racing ... continúa este sábado con su travesía. En solitario, por haber hecho las cosas rematadamente mal durante la primera vuelta de la competición. Ahora sólo puede ponerse las orejeras para no desviar la mirada y correr hacia adelante. Porque, para lo bueno y para lo malo, depende de sí mismo. El entrenador, Aritz Solabarrieta, ya con los dos pies fuera de las arenas movedizas, es optimista y consciente de la situación: «Debemos seguir con este crecimiento». Así es.
Lasesarre es uno de esos nombres con aristas fonéticas que le han chirriado a los racinguistas en el pabellón auditivo durante estos años de penar por la Segunda División B. Merkatondoa, Zubieta, Barreiro... Aunque esta temporada el estadio del Barakaldo ya no suena como un escenario de la saga cinematográfica de 'Saw'. El equipo gualdinegro, sumido en la parte baja de la clasificación, no se ha mostrado tan fiero como debía y preveía. Y aunque ha vencido los dos últimos partidos como local, algo que le ha permitido abandonar el puesto de colista, parece una buena plaza para que el equipo de Solabarrieta continúe con su buena racha. Pero el racinguista se ha llevado ya tantos sopapos que es incapaz de correr sin fijarse en los baches del suelo. De papardas están llenos los 108 años de historia.
Y, ojo, lo que no sea una victoria este sábado frente al Barakaldo dejará al Racing prácticamente fuera de cualquier opción de pelear por los tres primeros puestos. O, lo que es lo mismo, casi sin opciones de aspirar al ascenso a Segunda División. Que sí, que este año parece muy lejana esa ambición, pero que se convierta en imposible es un bajón. Por el apeadero de Desierto-Baracaldo pasa el tren.
Lo bueno es que parece que el Racing ha enganchado la velocidad de crucero. Trece puntos de los últimos quince. Un sistema ya acoplado a la perfección. Y, si quiere, Aritz Solabarrieta puede repetir el once inicial de la pasada semana frente al Laredo. Porque el rendimiento del equipo en la primera mitad contra el Charles fue tan positivo que, ¿para qué cambiarlo?
Lucas Díaz parece haber cogido la portería para no soltarla; la defensa, con las bajas de Matic y Gerson, no tiene sentido cambiarla; el doble pivote Riki-Íñigo Sainz Maza funciona como un reloj suizo;los extremos, Soko y Álvaro Bustos, se han erigido en dos futbolistas desequilibrantes difíciles de encontrar en la categoría, y Pablo Torre, en la mediapunta, ante el Laredo dio un golpe sobre la mesa. Podría ser un buen partido para Cejudo, pero a ver quién quita ahora al chaval...
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La única duda en la alineación es la de la punta de ataque. Cedric fue titular contra el Charles. Sin estar especialmente brillante, hizo el primer gol verdiblanco. Capanni parece aún en la reserva. Pero vuelve Jon Ander tras sus problemas de espalda y el vasco se antoja, a día de hoy, el preferido del entrenador, además del máximo anotador racinguista. Si está bien –y el entrenador este viernes dijo que así es–, será titular.
Enfrente el Racing se encontrará a un rival que, sepultado por la arena del desierto, al menos ha conseguido sacar una mano de debajo de la duna desde la llegada de Jabi Luaces al banquillo de Lasesarre. Con el nuevo técnico ha vencido los dos choques que ha tenido como local –frente a Real Unión (3-0) y Laredo (1-0)–, pero la semana pasada cayó dolorosamente en Gobela contra el Arenas (4-1). Puede que el efecto efervescente del jefe nuevo en la oficina se haya pasado ya. O no.
El Racing lleva tanto lastre que, además de no tener margen para errores, no puede confiar todo a su actual dinámica positiva. Debe dar lo mejor de sí en cada cita. Del 1 al 90 y tantos. Y lo cierto es que algo ha cambiado en las Instalaciones Nando Yosu de La Albericia. Ya sea el ánimo, la confianza o la suerte, o las tres cosas a la vez, el equipo verdiblanco parece, a día de hoy, totalmente distinto al de la primera vuelta de la competición. Sin embargo, ese caminar errático le acompaña como herropea amarrada al tobillo.
Allá al fondo hay palmeras y un pequeño lago. Un rato antes del Barakaldo-Racing, en el Stadium Gal, Real Unión y Amorebieta, segundo y tercer clasificados, respectivamente, se ven las caras. De lo que pase en Irún y de lo que haga el equipo de Aritz Solabarrieta –en orden inverso, mejor– dependerá que el oasis sea realidad o simplemente una ilusión de quien vaga, sin rumbo, por el desierto. El de esta Segunda B sólo apta para supervivientes.
Junto a Matic y Marco Camus, el otro futbolista del Racing que no viajará a Lasesarre es Lars Gerson. El último de los fichajes invernales aún no ha podido debutar con la camiseta verdiblanca y tendrá que seguir esperando. El central luxemburgués tuvo un golpe en la rodilla con Jon Ander en un lance del entrenamiento del jueves y, tal y como reconoció este viernes Aritz Solabarrieta, sufre un esguince leve de rodilla.
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