Un nuevo césped híbrido para El Sardinero

Se renueva, se desgasta, se rompe, se remienda y a veces, la mayoría, se vuelve a romper. El césped de los Campos de Sport está siendo un protagonista silencioso esta temporada. Un quebradero de cabeza que desentona con todo lo demás. No casa con el 'jogo bonito' del equipo y tampoco con los buenos resultados. Lo que debería ser firmeza es un campo de minas y si alguien esperaba una alfombra se encuentra en su lugar con una pesadilla para las rodillas de los jugadores y los corazones de los aficionados, a punto de tirar de desfibrilador cada vez que un futbolista de la plantilla cae al suelo.

Por eso el Racing ha dicho basta. El club quiere atajar de una vez por todas el problema constante en que se ha convertido el terreno de juego de los Campos de Sport y sustituirá todos los tepes que puso en septiembre. Los verdiblancos apuestan por convertir en híbrido el césped del estadio y también el del campo Santi Gutiérrez Calle, y Calfensa será la encargada de la renovación con una mezcla de un 50% de la variedad Ray Grass inglés y un 50% de Poa Pratensis. Suena como una receta de alta coctelería, pero en realidad es pura ingeniería agronómica.

Es fundamental que los futbolistas se sientan cómodos, y este tipo de terreno de juego ofrece mayor jugabilidad, menor desgaste y evita las lesiones. ¿El coste? Muy elevado. El Racing no ha dado cifras, pero sí que admite que estas medidas «tienen un coste económico de primer nivel».

Tan pronto como termine el partido ante el Mirandés este sábado –empieza a las 18.30 horas–, las máquinas entrarán en acción. No hay tiempo que perder. Los tepes actuales se arrancarán como su fueran malas hierbas para convertirse en híbridos. Una combinación de hierba natural y fibras artificiales que promete resistencia, durabilidad y sobre todo, paz. El proceso es tan meticuloso como suena. Después llegará el cosido, una palabra simple para definir un proceso casi quirúrgico. Cada fibra se pespunteará al suelo con una tecnología de última generación para formar una estructura que garantice la estabilidad del césped incluso en las peores condiciones meteorológicas.

Puntadas de 18 centímetros de profundidad, una cuadrícula perfecta de 2x2 centímetros. Como si fuera un traje hecho a medida, el césped quedará hilvanado a la tierra. Porque no se trata solo de plantar, hay que entrelazar las fibras naturales con las artificiales para crear un híbrido que combine resistencia con flexibilidad.

O eso esperan al menos en el Racing. Porque esta es la segunda vez que levantan todo el terreno de juego y son ya tres las empresas que han pasado por el club para encargarse del césped. Tres cirujanos que no han sido capaces de detener la hemorragia. Primero Royalverd, luego Novo Green ya ahora Calfensa. La última, que desembarcó a mediados de septiembre, y que será quien realice los trabajos en estas semanas. Una operación casi a contrarreloj, porque el Racing cuenta con apenas quince días para tener todo a punto. Las dos semanas que coinciden con su viaje a los Nuevos Cármenes para enfrentarse al Granada y la llegada del Huesca a los Campos de Sport. Toca cruzar los dedos para que El Sardinero vuelva a tener alfombra.

La historia con el césped viene de lejos. Desde que arrancó la temporada. A pesar de que durante el verano se realizaron los habituales trabajos de mantenimiento, al comenzar la competición se comprobó que algo no marchaba bien. El Racing tenía contratada a Royalverd para el cuidado de sus campos, en el estadio y en La Albericia. Sin embargo el estado del césped era pésimo, de manera que el club se puso en contacto con otra empresa, Novo Green, después de que no le convencieran ni las explicaciones ni las propuestas de actuación de Royalverd.

Cuando los técnicos de la nueva firma se desplazaron para comprobar el estado del campo llegaron a la conclusión de que la única solución definitiva y a corto plazo era sustituir el terreno de juego por completo, como se hizo. Son los tepes que ahora se van a retirar. Novo Green tampoco convenció al Racing, que optó por una tercera empresa, la actual, Calfensa, aunque el estado del césped no ha mejorado. Y ahí está la paradoja, un equipo líder en Segunda, con un juego brillante y ofensivo, se ve obligado cada quince días a sortear las trampas del terreno que debería ser su mejor aliado.

El partido frente al Sporting fue la gota que colmó el vaso. A pesar de los trabajos de mantenimiento y recuperación que se habían estado llevando a cabo, el césped comenzó a levantarse como si tuviera vida propia. A arrugarse como una alfombra vieja. Y en cada partido que se ha disputado después la cosa no ha mejorado. En varias ocasiones, los jugadores, resignados, han tenido que agacharse a recolocar las placa de hierba con la manos como quien encajas las piezas de un puzle. Lo que debería fluir, se convierte en un ejercicio de supervivencia. Y es que un terreno de juego resucita el fantasma de las lesiones, algo que el con un césped híbrido en cambio se tiende a evitar.

Por eso, desde 2015 son ocho los equipo que han decidido cambiar y pasarse al híbrido. El primero fue el Villarreal, pero pronto le siguieron Real Madrid, Barcelona, Atlético, Espanyol, Getafe, Girona y Athletic. Ahora también el Racing. Al Getafe por ejemplo, fue LaLiga quien le alentó a apostar por este tipo de césped para cumplir con los criterios que exige la organización.

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