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El Racing está de dulce, porque en su casa le sale todo bien. Se muestra intratable en el campo, El Sardinero, y fuera de él le alegra la vida a cualquiera. Está de moda. Sobre el césped no hay quien le gane y todo lo ... que representa a nivel social está en auge. El partido del Racing y el Sporting le gustó a todo el mundo, al menos en la capital de Cantabria y sus alrededores. El club registró una taquilla de 150.000 euros con la venta de las 9.500 entradas y muchos de los locales de hostelería de la capital lograron cifras récord de recaudación. El Racing colgó el cartel de no hay billetes y los restaurantes el de no hay mesa. «Ha sido algo espectacular. Varios hosteleros nos han comunicado que han trabajado como en la tarde de Nochevieja o mejor», explica Javier Bedia, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria.
Cerca de 5.000 aficionados del Sporting se desplazaron desde Asturias a Santander el pasado sábado contribuyendo a superar la barrera de los 19.000 espectadores en el estadio a media tarde. No eran ni las once de la mañana cuando 23 autobuses adornaban el arcén de la S-20 después de transportar a la gran mayoría de aficionados rojiblancos que «primero desayunaron, luego comieron e hicieron la tarde hasta la hora del partido dejando su dinero y ayudando a que la economía de los locales crezca y se enriquezca», según añade el presidente de la Hostelería.
Todo salió bien. Por ponerse de acuerdo en que la fiesta no tuviera ninguna traba hasta se sumó LaLiga que puso el horario del partido en su sitio:«Quedó claro lo importante que es para todos, pero en particular para el sector de servicios, este tipo de eventos y que se celebren a la hora correcta que permita explotar todos los recursos, ajustando la hora e intentando no perjudicar a nadie». Así las cosas, para el mandatario fue crucial que «los aficionados pudieran comer, disfrutar del partido y muchos de ellos incluso quedarse a dormir y ampliar el fin de semana».
Sin datos en la mano «porque es algo que nadie suele decir», lo cierto es no se puede negar que lo vivido el sábado recuerda «a un tardeo de Nochevieja». Los bares de Cañadío, donde se congregaron las dos aficiones al mediodía, doblaron las mesas. Muchos de ellos tenían reservas hechas desde principios de semana. Algunos locales aseguran que redoblaron buena parte de sus existencias e hicieron pedidos extras para abastecer la demanda que todas las previsiones apuntaban. «La fiesta estuvo bien preparada; por un lado, los profesionales de la ciudad se adelantaron a lo que podía suponer el aluvión de gente, habilitando más mesas, personal... como también lo hicieron desde Gijón, ya que incluso algunos vinieron con disc-jockeys para amenizar la fiesta», señala el mandatario quien no deja de repetir «la satisfacción que da ver que todo salió bien, sin percances y beneficiando a todo el mundo».
Bedia apunta que «el éxito en este tipo de acontecimientos contribuye a que se aprovechen las sinergias en sucesivas actuaciones». De esta manera, los números de afluencia y el 'buen rollo' que se vivió en Santander invita a pensar que los partidos en los que visite la ciudad «el Oviedo, en su día el Eibar, Osasuna, Valladolid... serán también fiestas del fútbol y un éxito a nivel social».
En locales como el popular 'Chupi', a escasos 500 metros de los Campos de Sport, no dieron abasto y sus propietarios pudieron sentarse a comer cuando los aficionados se fueron al partido. En la zona de Piquio, varios locales doblaron la venta de pizzas y multiplicaron por diez la de pinchos «en una tarde de sábado, que muchas veces es una tarde muerta hasta que empieza la hora de las cenas». Por su parte, Bedia quiso recordar la importancia que tiene el fútbol, «que es algo especial, porque se trata de una actividad que reúne a la gente desde octubre hasta junio, durante todo el año y cada quince días, y si además las aficiones se respetan es obvio que todo tiene que salir bien».
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Los datos del Racing –que sí son públicos– arrojan luz sobre todo lo sucedido. Pasaron por taquilla 9.500 aficionados, alrededor de 4.000 asturianos, y unos 5.500 racinguistas o lo que es lo mismo, más de 3.000 no habituales en los partidos anteriores. Así las cosas, el Racing recaudó 150.000 euros que es el doble de lo que está presupuestado en la contabilidad del club para un partido como local esta temporada. El efecto llamada se multiplicó y superó muchos de los cálculos que se barajaban. Sirva un dato más, el aforo final fue de 19.356 espectadores que son más de mil que la última ocasión en la que el Sporting visitó los Campos de Sport. Solo hubiera faltado para rematar un pasacalles oficial por la ciudad de las dos aficiones. Hubiera dado la vuelta al mundo.
Esto ha sido una locura. La afición del Racing apretando, la del Sporting también... Vaya fiesta». José Alberto, entrenador del Racing, fue el primero en destacar lo que se vivió y fue llamativo su mensaje: «Me acaban de decir dos hosteleros que conozco que han tenido la mayor recaudación desde que abrieron».
El entrenador racinguista fue el primer portavoz de la fiesta social y el mejor soporte publicitario para lo que puede suponer para la ciudad que eventos como el del pasado sábado «salgan bien, sin nada que lamentar y con todo el mundo contento». Es cierto que no siempre hay delante un rival y una afición contraria como la de Sporting, pero para paliar eso el míster sí que hizo un llamamiento: «A todos esos 2.500 o 3.000 de más que se han sumado este sábado, les invitamos a que se queden con nosotros». Cuantos más, mejor.
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