El racinguismo se aferra a un gran recuerdo

El temporal que a punto estuvo de chafar el estreno de la cinta de los hermanos Trueba hizo que muchos de los más de 1.5000 aficionados que habían retirado su localidad no acudieran a la cita. Los que se quedaron en casa se perdieron un evento en el que primó la emoción. Primero, cuando volvió la luz; luego, cuando a medida que pasaban imágenes y protagonistas se acercaba el momento del mágico disparo de Buñuel que besó la red y acabó con cuatro años en el infierno.

«Hay que volver como sea», dice el delegado Delfín Calzada nada más arrancar el documental. Un sentimiento compartido por jugadores, directivos, empleados y peñistas que necesitaban quitarse de encima la losa del fútbol amateur y volver al profesionalismo. Al estreno asistieron varios de los futbolistas que estuvieron en Son Malferit, como el propio Buñuel, Crespo, Jon Ander, Jordi Figueras o Sergio. Para el astillerense, el visionado de la cinta supuso «recordar muchos momentos que en el instante no te das cuenta». Una sucesión de «alegría y de abrazos en la que solo piensas en celebrar con todo el mundo».

Uno de los más emocionados era el héroe de Son Malferit, un Aitor Buñuel al que el documental le parece «muy bonito» y que reconoció haberse «emocionado mucho» durante el visionado. «Sirve para recordar momentos que en el campo no los ves, se te escapan muchos detalles, al final te quedas con las sensaciones que tienes».

La celebración en el hotel, el vuelo o la llegada al Ayuntamiento tienen su momento en los 65 minutos de película que sirvieron para desatar recuerdos no solo en los jugadores, sino en todos los que vivieron aquellos días.

En un momento en el que la situación deportiva del club no es la mejor, para Sergio esta inyección de racinguismo puede servir para levantar la moral «no solo dentro de la plantilla, sino sobre todo para la afición». No era de la misma opinión Antonio Sainz, presidente de AUPA, al que le gustó el documental pero que sin embargo cree que «la moral se levanta ganando el sábado».

La película se adentra más allá de lo ocurrido en lo deportivo y en la fase de ascenso y recuerda, con los empleados, los momentos más duros del club, cuando la situación económica puso a la entidad contra las cuerdas y fueron ellos los que tiraron para adelante para poder llegar al momento actual.

La emoción se palpaba entre los aficionados una vez acabada la proyección. Daniel Monasterio reconocía que el documental le había puesto «los pelos de punta. Es un gran trabajo de los hermanos Trueba». Como contrapunto, revivir lo ocurrido entre mayo y junio «mete miedo sobre lo que pueda pasar después de lo que ha costado volver».

Empleada del club y aficionada, Zoraida Macías reconocía haberse emocionado al salir de la proyección, ya que le ha traído «muy buenos recuerdos». Y es que un ascenso nunca es fácil de olvidar

Las lágrimas de Pepe Barros o Delfín Calzada, los cánticos en el Ayuntamiento y una palabra que se repite una y otra vez: disfrutar. Momentos inolvidables que ahora están plasmados en un documental que el racinguismo despidió con aplausos y con alguna que otra lágrima.

Al final, risas entre los jugadores, nostalgia entre la afición y ganas tremendas de volver a celebrar. Como se oye durante el documental: «Ganar la Champions no sé, pero un ascenso es...»