![Derrotas de inauguración](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/03/09/Imagen%20raul-kKBI-U2101771855357KJE-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Como siempre, salieron ilusionados al terreno de juego. Pero en aquellas dos ocasiones el partido fue muy especial. A la ilusión de jugar al fútbol se sumó la grata sensación del estreno y la novedad. Estaban pisando la hierba de un nuevo campo, y aunque ... con una diferencia de 75 años, los dos equipos del Racing eran conscientes de que el momento sería inolvidable. Lástima que en aquellas fechas sus jugadores no se encontraran con la victoria. Al Racing no le sentaron bien aquellas inauguraciones de los Campos de Sport, tanto los viejos (1913), como los que ya dejaron de ser nuevos después de más de 35 años (1988). Las derrotas contra Strong (1-2) y Oviedo (0-2) respectivamente suponen una curiosa maldición, eso sí, sin demasiada trascendencia.
El primer partido del Racing no fue exactamente el que estrenó los viejos Campos de Sport, aunque el encuentro formaba parte de un torneo inaugural del recinto. En realidad, el que abrió las puertas del legendario terreno de juego se celebró el domingo 16 de febrero de 1913 y enfrentó al Strong contra el Nueva España con triunfo de los primeros, a los que se enfrentó el Racing a la semana siguiente, 23 de febrero. Y los racinguistas Roncal; García, Goyena; Zubieta, Ricondo, Sierra; Venero, Zubizarreta, Sesma, Flórez-Estrada y Mateo Pérez saltaron al campo ilusionados. Como refleja la prensa de la época, ya era un equipo conocido, aunque «no ha luchado realmente nunca hasta esta tarde con equipos de altura»: «Puede decirse que ha recibido hoy su bautismo deportivo», añadía. El partido comenzó a las tres y media de una tarde apacible. El campo estaba circundado por espectadores, «entre cuyo público descollaban distinguidas señoras y señoritas» y algunos coches y automóviles acudieron también, con sus ocupantes presenciando los incidentes del juego desde la carretera.
En el primer tiempo el Racing se mostró mucho más brioso y batallador, con un tanto marcado por el capitán, Mariano Zubizarreta. Pero en el segundo llegó el cansancio y el Strong se impuso. Fue Pepe Agüero (poco después jugador del Racing) quien anotó el empate. A partir de ese momento «se encona el juego». Los dos equipos luchaban furiosamente y provocaron ocasiones en la misma boca de gol que emocionaron al público. Algunos espectadores derribaron la débil valla que rodeaba el campo en su afán por buscar un mejor sitio para seguir las jugadas. La superioridad del Strong se materializó con su segundo gol marcado por Pepe Beraza, uno de los pioneros del fútbol y años después técnico racinguista.
Setenta y cinco años después, aquel campo se convirtió en un parque despejado y a poca distancia se levantó un nuevo estadio para que el Racing continuara jugando. El primer partido de aquel campo no lo disputaron el Real Madrid y el Everton. Fueron el Racing y el Oviedo y comenzó a las cinco de la tarde del 20 de agosto de 1988. Los racinguistas Alba; Revilla, Cantudo, Villita, Piru; Juan Carlos, Julio César, Gabi; Benito, Miro y Quique Estebaranz salieron ilusionados, como Liaño, Óscar, Javi, Mauri y Edu Odriozola, que también jugaron en la segunda parte. El primer gol llegó pronto. El delantero centro asturiano, Berto, se internó en el área y Pedro Alba salió de su meta derribándole. Al menos así lo estimó el colegiado, Javier de la Teja, que señaló el primer penalti de la historia del campo municipal. Pedro Alba, el capitán, me insiste que no fue penalti y que años después llegó a convencer a Delfín Calzada, actual delegado racinguista que actuó de juez de línea aquel día, de que no hubo falta. Pero el mismo Berto transformó en gol el castigo. Los cántabros no jugaron bien. El Diario publicaba en su crónica que el Racing era un equipo «escaso de ideas, lento en sus acciones, sin verticalidad, impreciso en sus intentos de ligar jugadas…». Un síntoma de ese mal juego fue que el Alba fue el mejor, salvando a su equipo de un marcador abultado. El oviedista Tomás, años después jugador del Racing, remató un balón al larguero, y el bravo defensa Tuto Sañudo, exracinguista y poco después hombre clave del ascenso del 93, no tuvo problemas para sujetar a Benito. Casi al final, una internada de Murúa por la derecha terminó en un centro que remató Hevia para dejar el marcador en 0-2.
No sirvió de consuelo que el Oviedo acabara de ascender a Primera y fuera un equipo más poderoso sobre el papel, así que, como ocurrió en 1913, sólo hubo que lamentar la desilusión de los aficionados que querían que su equipo saltara al nuevo terreno deportivo con buen pie. Acaso se quiso seguir el refranero gitano de los buenos comienzos, esos que no se desean a los hijos para que crezcan curtidos desde abajo hacia arriba. Y en eso está el Racing desde hace 111 años.
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