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El Racing necesitaba ganar aquel partido. Los tiempos de Tercera División siempre fueron borrascosos en los ánimos de los seguidores cántabros. Así que una victoria ante la Unión Deportiva Salamanca permitiría culminar la espléndida temporada que los hombres de Patrick O'Connell estaban realizando en ... la temporada 1947-48. En aquella empresa se había embarcado un jugador que ya había debutado en Primera División y que había decidido proyectar su carrera desde abajo, pero disfrutando del juego. Era un asturiano que venía del Sporting de Gijón y que viajaría con el Racing de Tercera a Primera. Se le conocía como Pin.
Se jugaba la fase final de ascenso a Segunda División. De los 112 equipos de Tercera, el Racing había sido el segundo máximo goleador con 81 tantos, después del Club Berbés de Vigo, que marcó 97, y el más seguro de todos a la hora de defender su portería al encajar sólo 20. Después de clasificarse en la fase intermedia, donde compitieron los ocho campeones de grupo, ahora se disputaba la fase final donde cuatro equipos competían en una liguilla. El Racing era uno de los favoritos, pero no era la primera vez que los favoritos fracasaban estrepitosamente.
Cuando trascurría el minuto 20 de la primera parte, Moro, desde la izquierda, realizó un cambio de juego lanzando el balón al extremo derecho. El centro lo recogió Ceciaga que corrió la línea y bombeó al área. Los defensas salmantinos no pudieron desviar la trayectoria de la pelota y Pin, sobre la marcha, la atizó con su empeine con una extrema dureza, anotando el 1-0 y abriendo las puertas de su equipo a la Segunda División.
José Manuel Benito Entrialgo (Pin) era gijonés y su padre había jugado en la UD Racing de Gijón, el gran rival del Sporting. No paraba de enredar con la pelota en los pasillos de su casa y en el colegio, y comenzó con cierta disciplina en la playa y luego en el conjunto juvenil Stukas, incorporándose al Deportivo Gijonés (1942-43) y posteriormente al Club Olimpia (1943-44), de donde dio el gran salto para jugar en el Sporting que acababa de ascender a la máxima categoría por primera vez en su historia. En este club jugó entre 1944 y 1947, debutando en Primera División, hasta que en la última temporada sólo jugó siete partidos y quiso buscar otro equipo. Para eso pidió la carta de libertad. Su objetivo era jugar. Fue cuando prefirió quedarse en Santander, en el Racing, que estaba en Tercera, antes que en equipos de Primera de los que tenía ofertas. Prefería la seguridad de jugar antes de albergar dudas y ser suplente. Su primer partido oficial con el equipo santanderino fue en los Campos de Sport ante al Rayo Cantabria, en un partido en el que los racinguistas, con uno de los goles anotados por Pin, ganaron por tres a cero. Aquel encuentro se disputó el 9 de noviembre de 1947 con una alineación formada por Paquillo; Casamichana, Lozano; Felipe, Bárcena, Lorín; Tines, Pin, Moro, Alcalde y Álvarez.
Tras el ascenso de 1948, donde el Racing se proclamó campeón de Tercera División, Pin también fue uno de los artífices del ascenso a Primera en 1950. El presidente racinguista, Manuel San Martín, había enriquecido al equipo con extraordinarios fichajes y Pin tuvo menos protagonismo, aunque participó en el histórico ascenso que recuperaba la máxima categoría tras la guerra civil jugando 12 partidos y anotando cuatro goles.
Durante su estancia en Santander estuvo residiendo en el Hostal Niza, ubicado en El Sardinero, donde coincidió con varios compañeros que también residían en el establecimiento: Elizondo, Ceciaga y Joseíto. Guardó una excelente relación con ellos y con otros futbolistas de enorme talento con los que tuvo ocasión de jugar en Santander, entre ellos Rafael Alsúa. Tras el ascenso continuaría en Santander jugando en Primera División. Disputó con los racinguistas 24 partidos en el campeonato de 1950-51, marcando tres goles, cuando el entrenador era Antonio Barrios, y continuó en la siguiente, también en Primera, con 29 encuentros jugados y otros tres goles anotados. En la pretemporada de 1952-53, con el vizcaíno Nando que fue de manera simultánea jugador y entrenador del conjunto santanderino, Pin dejó de contar en los planes del club, por lo que el intermediario Luis Guijarro le ofreció la posibilidad de ir a Portugal, jugando dos temporadas en el Boavista (1952-54), en Primera División.
Tras su etapa de Portugal, regresó a su tierra natal incorporándose de nuevo al Sporting de Gijón (1954-55), en Segunda División, donde colgó las botas. Fijó su residencia en Gijón, donde tuvo un negocio de ferretería en el barrio de Pumarín durante más de veinte años hasta su jubilación. Falleció en Tenerife en 2016, durante una visita a su único hijo.
Pin ha sido uno de los pocos jugadores del Racing que ha disfrutado de la experiencia, y del honor, de haber vivido una transición deportiva desde la Tercera hasta la Primera División, experiencia a la que se suma su determinación de elegir un equipo de Tercera para proyectar su carrera futbolística después de haber jugado en Primera.
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