![La primera Liga con el Zaragoza](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/04/14/Imagen%20Racing%201939-40A-kt5H-U20067278799FEF-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Unos vienen y otros se van. Así es la vida, que sigue siendo igual. La famosa canción de Julio Iglesias, esa que dice: 'Unos que ... nacen, otros morirán; unos que ríen, otros llorarán', recoge frases que parecen aplicadas a los ascensos y descensos de categoría futbolística, y bien pudieran ilustrar la primera coincidencia de Zaragoza y Racing en un campeonato liguero, que se dio en la temporada 1939-40, en Primera División.
Aunque el Racing ya se había enfrentado al Zaragoza F. C. en los campeonatos suprarregionales de los años treinta, fue en esa temporada cuando ambos equipos se enfrentaron en Liga. Los aragoneses debutaban en Primera después de su histórico ascenso de 1936 y el Racing jugaba con la aureola de ser uno de los veteranos de Primera, aunque demasiado deteriorado por la guerra civil, lo que hizo estragos en las filas cántabras que acabaron empujándolo al primer descenso de su historia deportiva.
Aunque se comenzó con derrota en Alicante frente al Hércules (3-1), las cosas no parecía que irían tan mal cuando al domingo siguiente se ganó al Real Madrid en los Campos de Sport (2-1). Pero la victoria ante los madridistas sería una especie de espejismo. Los aficionados y la prensa se dieron cuenta del camino de espinas que iba a ser la competición cuando los racinguistas regresaron de Sevilla con una goleada en contra (8-2). Con el catastrófico resultado de Sevilla, el equipo sufrió una reestructuración al domingo siguiente, cuando se recibía al Athletic Club de Bilbao en los Campos de Sport. Y los cambios tuvieron su efecto, porque el Racing derrotó a sus eternos rivales de Bilbao (3-0) con una gran actuación del delantero centro, Chas, que marcó dos de los tres goles de su equipo.
Pero el Racing tenía un punto débil, el fondo físico. Ofrecía buenos primeros tiempos, pero se derrumbaba en los segundos. Y a medida que avanzaba la competición, el problema se agravaba. Con la evidencia de los resultados, la afición racinguista comenzaba a tener fundadas razones para preocuparse. Y con las derrotas llegaron los enfados y los enfrentamientos internos. En el viaje que el equipo hizo a Madrid para enfrentarse al Athletic Aviación, se produjo una fuerte discusión entre el entrenador, Óscar, y uno de sus jugadores, Diestro, que acabó con la prohibición de que el técnico viajara en los desplazamientos. Además, la directiva llamó la atención a los jugadores Chas, Cuca y Víctor «por la mala vida que hacen y que perjudican sus actuaciones en el terreno de juego».
La falta de motivación de los aficionados empeoró la situación. El público estaba abandonando el interés de los partidos, y la directiva intentó animar a la parroquia sorteando dos plazas en el autobús del Racing para ver gratis los partidos de los racinguistas fuera de casa. Uno de esos partidos fue el de Zaragoza. El Racing salió al campo de Torrero con Pedrosa, Ceballos, Víctor, Sieira, Diestro, Telete, Manín, Ibarra, Chas, Saras y Pombo. Los maños ganaron 3-0. Allí se escenificó lo de 'Unos que nacen, otros morirán; unos que ríen, otros llorarán'. El Zaragoza, recién ascendido, nacía y reía en la Primera División mientras el Racing moría y lloraba, camino de despedirse de la categoría que nunca había abandonado desde su creación. Los dos aficionados 'afortunados' que ganaron el viaje y la entrada del partido, más que animarse, se desmoralizaron. Fue mala idea lo de los viajes. El Racing no obtuvo ni un punto en sus desplazamientos aquella temporada.
Como siempre (la vida sigue igual) la crisis se intentó resolver con el cambio de entrenador y Óscar fue sustituido por un técnico vinculado al Barcelona: Cristóbal Martí. Como las desgracias no vienen solas, se añadieron a los males de las derrotas las lesiones. En el partido contra el Athletic Club de Bilbao disputado en San Mamés, el guardameta Trigo recibió una fuerte contusión en la zona renal y hubo que extirparle un riñón. El Racing no pudo sobreponerse. La labor del nuevo entrenador no tuvo efectos positivos porque el equipo fue hundiéndose hasta ocupar la última posición de la tabla. La despedida de la Primera División en Santander se produjo precisamente contra el Zaragoza. El Racing ya estaba condenado al descenso y el ambiente del partido fue frío. Ni siquiera la victoria (1-0), con gol de Telete, animó a los entristecidos y resignados aficionados racinguistas. Junto al Betis y el Celta de Vigo los cántabros descendieron a Segunda División abriendo una de las etapas más tristes de su historia, que coincidiría con la posguerra. En aquella ocasión unos llegaron y otros se fueron para iniciar un éxodo que duraría diez años. El partido de hoy renueva aquella lucha de los que vienen y se van, aunque en este caso ambos equipos sólo piensan en el mérito de quedarse para que la vida siga igual la temporada que viene.
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Ana del Castillo
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