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MARCOS MENOCAL | SERGIO HERRERO
SANTANDER.
Viernes, 3 de enero 2020, 07:19
Al abrirse las puertas del ascensor en la planta de Hematología, la décima del Hospital Marqués de Valdecilla, el visitante se encuentra de frente con una pared amarilla sobre la que reza: 'Siempre sale el sol'. Es probable que al que la pintó ... le dictara la frase un racinguista inolvidabable que aún vuela más alto y que no se cansó de repetirlo. Alrededor se ve un futbolín, columpios, juguetes desordenados entre las colchonetas y un caballito de madera. La infancia. Es el hall de entrada a unas habitaciones de paso en las que los más pequeños apuran estos días pensando en ponerse 'buenos' cuanto antes para recibir a los Reyes Magos en su casa. Pero nunca está de más que sus majestades de Oriente adelanten el trabajo con algún emisario. «Mira lo que te hemos traído, una bufandica. ¿te gusta?». Lo de bufandica le ha delatado. Aitor Buñuel no es de Oriente, pero algo de magia sí tiene, porque si no llega a ser por el truco que se sacó en Son Malferit -marcó el gol del ascenso- el Racing no sería de Segunda División. A Daniel Cobreros García (cinco años, Santander) le falta tiempo para enrroscársela en el cuello. A los pies de la cama le esperan unas zapatillas tamaño bolsillo. Andaba un poquito traspuesto por una anestesia matutina, pero pronto se espabiló. «Pim, pam, pum». El pequeño disparaba a sus sorprendentes visitantes; Sergio Ruiz, Luca Zidane, Moi, David Rodríguez, Carmona... y Yoda, a quien por razones obvias se le asoció con alguien en especial. «Mira lo que te trae Baltasar, mira...», le sugerían los compañeros.
En la jornada de ayer los Reyes subcontrataron a los jugadores del Racing para que se repartieran. Otra expedición verdiblanca se fue a celebrar estas fechas con los mayores a la Residencia La Caridad donde le dieron para atrás a la cinta y los veteranos fueron los que les regalaron los oídos a los jóvenes. Un tercer grupo arrancó las sonrisas en la Obra San Martín y otro más se fue al Centro de Atención a la Infancia, donde el encuentro fue confidencial. Sin fotos.
La rutina de los pasillos de Valdecilla se fue a descansar y las enfermeras corrían de un lado a otro para sacarse alguna fotilla con los renovados Reyes Magos. «Están siendo unas Navidades muy tranquilas. Más que otras veces», admitía Rafael Tejido, director general del Hospital, que acompañó a los visitantes junto a Beatriz Muñiz, subdirectora gerente, y que ya animaba a los jugadores para el partido ante el Sporting de dentro de un mes: «Les tenéis que ganar, sí o sí». La mandataria debía preferir el azul carbayón que el rojiblanco de Mareo. «Ha habido pocos ingresos», añadió.
Ylenia Fernández, Madre de Jacobo (Cuatro años)
Entre ellos el de Jacobo Gutiérrez (cuatro años, Santander) que al abrirse la puerta de su habitación él mismo se encargó de romper el hielo: «Gracias por venir. Gracias por los regalos». A nadie le costó sonreír. «Mira qué bien está ahora. Si llegan un poco antes le habrían pillado protestando. Ahora está contento», replicaba su madre, Ylenia. Su mamá también tiene una sonrisa dibujada en su rostro, que denota cansancio y temor aunque parece ser que pronto se acabará. «Ha sido rápido. Un ingreso, una operación y esta tarde -por ayer- espero que para casa». Jacobo mira a los futbolistas sorprendido por la visita, pero a él lo que le gusta son los toros. «Alejandro Talavante», repite con fuerza. «Así que te gustan los toros. ¿Y no te gusta Castella?», le preguntó David Rodríguez. Al talaverano también le entusiasma la tauromaquia y por momentos intercambiaron gustos. «Tienes que comer mucho y venirte conmigo a San Fermín, ¿Vale?», le recordaba el navarro Buñuel. En la habitación de al lado llegaron las complicidades. «¿Os habéis portado bien?», les preguntaba Santiago, el papá de Andrea Angulo (cuatro años, Santander), con voz pícara. Los emisarios reales bajaban la vista un tanto avergonzados. «Nos van a traer carbón este año», bromeaba Sergio Ruiz. «Gracias, por venir». Así les despidió Andrea encantada de su visita y con ganas de marcharse para casa. Todos fueron reyes por un día y se arrancaron sonrisas los unos a los otros. «Me gusta ser portero», confesaba Marcos Ortiz (15 años, Santander). «Vamos a hacernos una foto», le sugirió Luca. Para el recuerdo. Como Irene Velasco (cuatro años, Santander), que esperaba irse para casa hoy «con este juguete -que le regaló Yoda- y tres tornillos en el codo -añade su madre-». Su mamá, Ludi, es prima de José Ceballos, el eterno capitán racinguista. Cuando lo dijo en la sala se hizo el silencio. «Aunque vosotros sois muy jóvenes».
A esa misma hora, en el salón de actos de la Obra San Martín, todo fueron risas y aplausos. Figueras, Abraham, Toribio, Enzo, Lucas Díaz, Barral, Alexis, los preparadores físicos Luis Prieto y Luis Fandiño; el entrenador de porteros, Iago Farto y el presidente de honor, Tuto Sañudo. «¿Quiénes son del Racing?», preguntaron los futbolistas. Hubo unanimidad. Bueno, casi. Uno de los chavales fue sincero: «Yo soy del Barça». El intruso desató las bromas.
Los jugadores verdiblancos se presentaron. «Yo soy centrocampista carnicero», dijo un irónico Dani Toribio. Y alguno de los presentes confundió el acento malagueño de Alexis: «¡Es cubano!». Del Caribe andaluz. De la misma Comunidad Autónoma donde nació el protagonista principal. Quién si no. Barral agarró el micro. «Tengo un problema. No sé cómo celebrar el próximo gol. Necesito vuestra ayuda». El gaditano escogió a Berto. El futbolista narró la jugada y el chaval hizo el resto. Le dio una idea. «¡Como Chiquito de la Calzada!», reía Barral. Ovación para el goleador ficticio. Ahora hace falta que el racinguista marque.
Hubo tiempo para las preguntas. «¿Dónde está Luca?», cuestionó Diego. «Está con otro grupo, pero hemos traído a Lucas, que también es portero», explicó Figueras. El guardameta del filial bromeó en bajo, aunque lo escucharon todos. «Soy el Luca de Hacendado». Carcajada general entre sus compañeros. Arquero marca blanca.
David Barral, Delantero del Racing
Había algún abonado racinguista entre los chavales. «Llevo muchos años y voy detrás de la portería», reconoció una de ellos. Barral disparó su fusil. «¿Detrás de la portería? Pues ten cuidado. Cuando chute Nuha, apártate, a ver si te va a dar un balonazo». Al delantero sus bromas se le vinieron en contra. «¿Quiénes tienen novio o novia aquí?». Varios de los asistentes levantaron la mano. Pero la más atrevida tomó la palabra: «Y tú, ¿tienes novia?». El andaluz no se puso colorado porque le va la marcha, pero la cuestión le pilló a contrapié. Aunque en la elección del «más guapo» ganó Lucas, resarcido de las risas anteriores.
Los jugadores llevaron regalos, pero también hubo tiempo para cosas serias. «¿Cómo podemos jugar en el Racing?», preguntó Diego. Sañudo respondió que, «con trabajo». Pero Abraham dejó una propuesta sobre la mesa: «¿Conocéis LaLiga Genuine -campeonato de fútbol de clubes profesionales para personas con discapacidad intelectual-? Tenemos que decirle al presidente que haga un equipo para que podáis jugar». Tú la llevas, Alfredo.
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