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El racinguista Álvaro Bustos dispara ante la oposición de Borja Ares, del Laredo.

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El racinguista Álvaro Bustos dispara ante la oposición de Borja Ares, del Laredo. Daniel pedriza

En San Lorenzo sólo se baila Charlestón

El Laredo no tuvo la fortuna de cara en el área de un Racing superado y el derbi cántabro finalizó con empate sin goles

Sábado, 21 de noviembre 2020, 17:53

En San Lorenzo esta temporada se baila a lo que dice el Laredo. Que se lo pregunten a Barakaldo y Real Unión. Ahora también al Racing. Lo del Charlestón es algo que el equipo pejino lleva en los genes. Aunque de aquella danza de los 'felices años veinte' el equipo de Manu Calleja, en esta Segunda B, ha pasado al agarrado. Al contacto. A base de intensidad se comió al cuadro santanderino en la primera mitad y si no ganó fue por la falta de fortuna en el área rival. Tras el descanso, los locales perdieron fuerza pero no solidez y los verdiblancos apenas despertaron de su particular anestesia.

El equipo pejino, pese a las importantes bajas, apeló a la motivación. Para un choque como el de ayer sobraban voluntarios con la mano levantada. El repertorio no cambia aunque lo hagan los intérpretes. Fieles al ritmo que les ha resultado tan exitoso en su propia pista de baile.

Mientras tanto, el Racing, que aún anda buscando su estilo identitario, tras dos semanas de ensayos sin actuación, se presentó en el derbi cántabro con nuevo atuendo. Del 3-5-2 al 4-4-2 más clásico. La ausencia de Figueras en la zaga aceleró el cambio que ya se barruntaba por parte de Rozada. Con Íñigo Sainz-Maza y Nana en el doble pivote y el talento de Pablo Torre acostado junto a la banda izquierda. La titularidad de Maynau en el lateral zurdo fue la otra novedad.

Laredo

Rafa Pedrero, Álex Rasines, Toboso, Borja Ares, Álex Pérez, Manu Ortiz, Álvaro, David Sanz (Felipe Peredo, min. 70), Vinatea (Altadill, min. 86), Iván Argos (Ricky, min. 77) y Óscar Siafá.

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Racing

Iván Crespo, Ceballos, Maynau, Matic, Óscar Gil, Íñigo Sainz-Maza, Nana, Álvaro Bustos (Marco Camus, min. 85), Pablo Torre, Cédric (Cejudo, min. 65) y Balboa (Jon Ander, min. 65).

  • Equipo arbitral: Velasco Arbaiza (Comité Vasco). Asistido por Aostri Durán y Palacios Arrugaeta.

  • Tarjetas: Amarilla a los locales Álex Pérez y David Sanz y a los visitantes Cejudo y Balboa.

  • Incidencias: San Lorenzo. Tarde fría pero despejada. Césped en buen estado. A puerta cerrada.

  • El detalle: Los jugadores del Laredo salieron al terreno de juego con el lábaro, mientras que los del Racing lo hicieron poco después con la bandera rojiblanca de Cantabria.

Laredo y Racing, contendientes en un duelo que, sin público ni fiesta previa a causa de la pandemia, se presentó como cuando en la discoteca comenzaban a sonar 'los lentos', se encendían las luces y anunciaban la hora de marcharse para casa. Afortunado quien había ligado a esas horas, por aquello de combatir la helada que caía ayer en Laredo. Pero en San Lorenzo es cuando se apaga la megafonía cuando arranca el movimiento.

Si alguien esperaba que el cuadro local sólo iba a poner la garra y el Racing el talento quedó retratado a los tres minutos de encuentro. Una gran combinación rojilla por la banda derecha terminó con un centro al segundo palo que Álvaro mandó al travesaño de cabeza. Para ir de paseo, a La Salvé. En la siguiente acción, Balboa remató de testa con poca fe. Alto.

El Charles era mejor, pero además de la duda de cuánto duraría el depósito de gasolina a esas revoluciones, los rojillos ya se habían cargado con dos amonestaciones cuando no se llevaba ni un cuarto de hora de juego. En el baile por parejas siempre hay uno que marca el ritmo y el Racing, el que debía ser dominador por lógica y potencial, no era.

Tuvo Vinatea otra de esas que a la postre se pueden pagar por no aprovecharlas. Un balón llovido lo remató el atacante en la frontal del área pequeña. Con todo a su favor, mandó el intento a las manos de un Iván Crespo que ya empezaba a suspirar. Porque su equipo se veía superado en defensa; en el centro del campo no existía y en ataque chocaba un pie con el otro. Torpe. Descoordinado. Una falta botada al segundo palo por Álvaro Bustos la mandó Matic al caseto de los baños que hay en una de las esquinas de San Lorenzo. En el otro área, cada barullo era tragar saliva para un Racing timorato y desfigurado. Le faltó suerte al Charles para lograr lo que estaba mereciendo. El descanso era lo mejor que le podía pasar a los de Rozada. Porque Óscar Siafá se revolvió bien en el área y su centro a la media vuelta lo tuvo que atajar el meta verdiblanco. Y todavía tuvo otra el espigado ariete pejino a centro de Álex Pérez. El Racing se hacía cada vez más pequeño porque el Laredo estaba enorme.

En el descanso, Manu Calleja debía insistir a sus futbolistas en lo ya realizado. Y en el otro vestuario, tocaba aclarar los pasos, si es que había una coreografía preparada, de lo contrario habría que esperar a una improvisación que no se vio aparecer por ningún lado hasta ese momento.

Y fue el Laredo el que continuó con la voz cantante ante un rival que no bailaba ni con la sintonía del Telediario. El Racing era como esos tipos que, en aquellas fiestas que existían en tiempos sin bichos en el ambiente, apenas movían un poco el torso, cubata en mano, y con los pies hormigonados al suelo. El Charles, por contra, era al que le hacen corrillo para admirarle.

Lo malo para los locales es que su rival tiene conocimientos suficientes para convertir los movimientos de pato en 'El lago de los cisnes' de un momento a otro, aunque en lo que va de Liga lo haya demostrado a cuentagotas. Y los de Rozada tuvieron dos seguidas. Un centro de Cédric que no llegó a rematar Balboa y un balón atrás del propio delantero nigeriano que Bustos mandó a rozar el larguero. A los de Manu Calleja, sin el premio del gol, se les empezaba a hacer demasiado larga la velada.

Precisamente, Javi Rozada retiró a Cédric y con él a Balboa. Les sustituyeron Jon Ander y Cejudo. En esos minutos, el equipo verdiblanco, por fin, realizó alguna combinación acertada de pasos y de pases, aunque sin excesivo peligro. Álvaro Bustos, a la media vuelta, disparó a las manos de Rafa Pedrero. Manu Calleja aprovechaba para meter refresco en el centro del campo y el ataque con las entradas de Felipe Peredo y Ricky.

El partido entró en una fase en la que más que dos bailarines los contendientes parecían esos púgiles cansados, abrazados, que no tienen ni fuerza ni recorrido para soltar golpes. Cuerpo a cuerpo en la medular.

Rozada dio entrada a Marco Camus y colocó a Pablo Torre de segundo punta. El Racing tuvo un último arreón, pero el disparo de Cejudo se encontró con las piernas de un defensa en su camino hacia la portería. «A las putas esquinas el partido», gritó Manu Calleja desde el banquillo, sabedor de que, pese a que su equipo mereció la victoria, el empate era oro puro. Un 9,5 en el concurso de baile. En Laredo ya no pedían la hora con silbidos, sino con la bocina de un tractor aparcado en la esquina de San Lorenzo. El equipo local tuvo un último córner a su favor, que la zaga verdiblanca se quitó de encima. Fue la última. Un 0-0 que en la Villa pejina se celebró como un triunfo y en el bando visitante, igual que una derrota. No tanto por el resultado, sino por la imagen antagónica de ambos protagonistas.

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Así les hemos contado, minuto a minuto, el derbi cántabro
Empate sin goles en San Lorenzo entre un Laredo superior y un Racing flojo

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