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El partido del Racing fue como ir a un restaurante de estos buenos a pegarse un homenaje. Un estrella Michelín, por ejemplo. Menú degustación. Y uno de los platos, más bien snack, sabe que te mueres, pero te quedas con ganas de más. Pues eso. ... El equipo verdiblanco asaltó la inexpugnable Romareda. Y logró lo que nadie antes esta temporada frente al Zaragoza: arrancarle un punto. Un punto que sabe muy bien. Genial. Pero también a poco, porque las ocasiones, prácticamente todas, fueron para los verdiblancos. Fastidia, mas también permite ser optimista.
Se barruntaba el trivote para la alineación, pero lo que nadie vio venir fue la composición del mismo. José Alberto le dio una vuelta de tuerca. Y, contra todo pronóstico, metió más pie que músculo. Con Iván Morante y Grenier por detrás y Aldasoro en las labores de falso mediapunta. El otro cambio notable fue el de Ekain en la delantera, en detrimento de Juan Carlos Arana.
Zaragoza
Cristian Álvarez, Jair Jr., Germán Valera (Bermejo, min. 79), Marc Aguado (Jaume Grau, min. 61), Maikel Mesa (Mollejo, min. 74), Bakis (Sergi Enrich, min. 74), Mouriño, Fran Gámez, Manu Vallejo (Iván Azón, min. 61), Toni Moya y Luna.
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Racing
Ezkieta, Mantilla, Saúl García, Germán Sánchez, Rubén Alves, Iván Morante (Íñigo Sainz-Maza, min. 89), Grenier (Peque, min. 59), Andrés Martín (Marco Sangalli, min. 75), Aldasoro, Íñigo Vicente (Pol Moreno, min. 88) y Ekain (Arana, min. 59).
Equipo arbitral Guzmán Mansilla, asistido en las bandas por Valverde Martínez y Munuera Montero, todos ellos del Comité Andaluz. Cuarto: López Jiménez (Catalán); VAR: Sagués Oscoz y AVAR: Sesma Espinosa (Riojano).
Goles 0-1, min. 40: Grenier. 1-1, min. 46: Germán Valera.
Amonestaciones Amarilla a los locales Toni Moya y Bakis y a los visitantes Saúl García, Germán Sánchez, Andrés Martín y Grenier.
Incidencias La Romareda. Césped rápido, pero en aceptable estado en una noche lluviosa. 27.208 espectadores, cerca de un millar de ellos, racinguistas.
El ya tradicional saque de fútbol playa de Íñigo Vicente dio paso a un guion esperado. El Zaragoza al mando y el Racing, a la expectativa. Bien, cómodo en su rol. Sabedor de su capacidad para castigar el error. Los únicos problemas eran los de un Grenier con neumáticos de seco. Hasta tres veces se resbaló el francés en los cinco primeros minutos de encuentro.
El plan funcionaba. Íñigo Vicente, uno de los mejores recuperadores del campeonato –sí, han leído bien–, robó la pelota en el intento de salida maño y una genial y veloz triangulación que terminó en los pies de Aritz Aldasoro. El disparo del vasco, raso, obligó a Cristian Álvarez a despejar.
Pero para que las cosas salgan bien, la concentración debe ser absoluta. La zaga verdiblanca desconectó por un momento. Se le fue la pinza. El Zaragoza sacó rápido una falta. Germán Sánchez y Ezkieta dieron por hecho que Manu Vallejo, el receptor, estaba en fuera de juego. El andaluz se desentendió de la acción y Ezkieta incluso dio la espalda al delantero. Por fortuna, la defensa volvió a tiempo a la tierra para evitar el sonrojo.
🏟️ Esto solo acaba de empezar, racinguistas. Restamos uno al objetivo y seguimos adelante. ¡Juntos! 🔥💚 #RealZaragozaRacing pic.twitter.com/H6ykNoWqzw
— Real Racing Club (@realracingclub) September 15, 2023
Sin embargo, eran los verdiblancos los que golpeaban con el martillo pilón. La misma fórmula. Robo y vértigo. Germán Sánchez bajó de cabeza un balón largo, Aldasoro buscó la internada de Andrés Martín y el sevillano, sin recorrido para armar la zurda, remató a las manos de Cristian Álvarez. El encuentro estaba intenso, divertido. De eso de mirar el cronómetro y decir: ¿Sólo veinte minutos? Como cuando uno se despierta de madrugada y se da cuenta de que todavía le quedan unas cuantas horas de dormir. ¡Bien!
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El Zaragoza, abrumado ante la proliferación de hurtos verdiblancos en sus posesiones, intentó afinar sus pases y calmar sus prisas. Al Racing le importaba más bien poco. Cosas claras. A lo suyo. Los maños que mandan, mal, y los cántabros que percuten, fuerte. Ekain agarró un rechace en el área y, a la media vuelta, remató al lateral red. Las ocasiones falladas, en casa del líder, iban ya camino de ser demasiadas. A eso había que añadirle los cuatro córners que llevaba botados ya el conjunto verdiblanco. Todos ellos puestos en juego, sorprendentemente, por Íñigo Vicente, pese a la presencia en el campo de un especialista de lujo como Grenier –algo que en el segundo tiempo cambió y este comentario en la crónica debió gafar al francés, porque ni un saque bien–.
La cuenta de oportunidades siguió al alza. Otra acción por la vía del cloroformo. Íñigo Vicente entró en el área, le hizo el lío a tres zagueros y su pase al punto de penalti, a Andrés Martín, el sevillano lo mandó a la tribuna. Grenier fue mucho más agradecido con el caramelo que le dio el mago de Derio. Aldasoro perpetró el enésimo robo. Balón a Íñigo Vicente, que concentró a tres defensas y Grenier aprovechó el aclarado para recibir y, con absoluta tranquilidad, batió a Cristian Álvarez. Basta ya de perdonar. Oh, lá lá.
El tramo final de la primera parte se dibujó por las necesidades. Vamos, que al Zaragoza le entraron las urgencias. El Racing tenía que aguantar, pero no. Primero, Maikel Mesa mandó alto un disparo duro. Después, a cuatro segundos de que se cumpliesen los dos minutos de añadido designados por el colegiado, un mal despeje de Mantilla le dejó el balón franco a Germán Valera en la frontal del área. Y el extremo, con rabia, batió a Ezkieta. Manguerazo de agua fría al filo del descanso.
🎙️ FLASH || Declaraciones de Germán (@6germansanchez) tras el empate logrado en La Romareda #RealZaragozaRacing pic.twitter.com/8NicgnOjCm
— Real Racing Club (@realracingclub) September 15, 2023
Sin cambios, el Racing intentó mantener la compostura y el guion de la primera parte. Y la tuvo para haberse puesto de nuevo por delante en el marcador. Una buena combinación por la izquierda, con una habilidosa maniobra de Andrés Martín y un centro al área que Mantilla, tras un desmarque listo, cabeceó en plancha. El balón pegó en el palo antes de marcharse fuera. El lateral de Maliaño, que tras una primera parte floja fue de los destacados en la segunda, se abofeteaba la cara, frustrado.
El partido había vuelto al mismo punto. Al del Racing martilleante en ataque y cómodo en defensa y el Zaragoza, lastrado e incapaz de hacer daño. Justo en ese momento, José Alberto hizo dos cambios. Valientes. Ofensivos. Ambiciosos, como le gusta decir al míster. Al menos, en apariencia. Peque y Arana sustituyeron a Grenier y Ekain. A por ellos, oé.
Pero, paulatinamente, y pese a los refrescos, al Racing le iba costando un poco más llegar a la meta zaragocista. Una buena acción colectiva verdiblanca terminó con un centro raso de Mantilla al que no llegó nadie a rematar. Y quizá, con el paso de los minutos lo que iba siendo una sensación se convirtió también en un objetivo, porque el empate empezaba a sonar bien. Al menos, ver a Ezkieta perdiendo tiempo apuntaba a pensar que así era. Eso sí, el Zaragoza seguía sin llegar a la portería verdiblanca. En el otro lado, Andrés Martín disparaba desde muy lejos, fácil para Cristian Álvarez. El extremo andaluz fue sustituido por Marco Sangalli. Marcharse de La Romareda con un puntuco cada vez molaba más en el banquillo verdiblanco.
El equipo cántabro, tras retrasar la posición de Aldasoro, había perdido su principal fortaleza, esa que le permitía recuperar una y otra vez. Y, en consecuencia, también presencia en campo rival. La posesión ya era casi en exclusiva de los maños, pero como eran incapaces de inquietar a Ezkieta, pues el peligro prácticamente desapareció de la vetusta Romareda. Porque nos quejamos de los Campos de Sport, pero cuidado con el estadio zaragocista...
Por si había alguna duda, José Alberto sacó los candados al 'prao'. Íñigo Sainz-Maza sustituyó a Iván Morante y Pol Moreno a Íñigo Vicente. Restaban los cinco minutos de añadido. Que no pasase lo mismo que en las postrimerías de la primera mitad. Un córner. Otro más. Era lo más a lo que aspiraba el Zaragoza hasta ese momento. Pero, como el partido es partido hasta la chusta, había que ser prudente.
No hubo más. El Racing logró su objetivo de mantener el botín. Corto, para las ocasiones desperdiciadas, pero que casi se firmaba antes de salir el autobús verdiblanco desde Santander. Un punto de los que suman en grande en la clasificación pero, sobre todo, la confirmación de que el equipo de José Alberto anda bien y con las ideas muy claras. Quedan 44 puntos y después, ya si eso, se puede soñar.
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