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El campeonato se ha puesto para el Racing como el argumento de Bola de Dragón. Ganar o perder. El bien contra el mal. El viaje del héroe hacia la gloria. Se trata de reunir todas las bolas posibles, acumular puntos, para, cuando llegue el momento, ... poder pedirle al dragón Shenlong de LaLiga el deseo de todo el racinguismo. Ya saben, estar en una lucha por el ascenso que los racinguistas no esperaban ni en sus mejores sueños. Ni en un manga de Akira Toriyama. En una pelea intensa, a veces caótica y divertida frente al Tenerife, en la que el equipo cántabro se pudo llevar la bola del empate o marcharse con las manos vacías, al final impuso su talento en zona de ataque y su tremenda ilusión por el objetivo para llevarse la esfera de tres estrellas. La técnica más conocida de Son Goku y compañía era esa de reunir una gran cantidad de energía y soltarla de golpe y gracias a esto juntar el doble de poder de pelea. Porque eso fue la victoria de ayer. Coger la buena ola. Un chute de energía para luchar por el gran reto. Onda vital hacia el play off.
Racing
Ezkieta, Mantilla, Mario García, Manu Hernando, Germán Sánchez (Marco Sangalli, min. 46), Iván Morante (Aldasoro, min. 65), Íñigo Sainz-Maza, Mboula (Andrés Martín, min. 65), Íñigo Vicente, Peque (Saúl García, min. 83) y Arana (Ekain, min. 85).
4
-
2
Tenerife
Juan Soriano, Medrano (Nacho, min. 18), León, Sergio González (Bodiger, min. 80), Amo (Šipčić, min. 57), Alexandre, Rahmani (Waldo, min. 80), Roberto López, Enric Gallego (Ángel, min. 58), Mellot y Luismi Cruz.
Equipo arbitral De la Fuente Ramos, asistido en las bandas por Pescador Hernández y García Aguilera, todos ellos del Comité de Castilla y León. Cuarto: Holgueras Castellanos (Castilla y León); VAR: Gorostegui Fernández-Ortega (Vasco) y AVAR: Barroso Galán (Castellano-Manchego).
Goles 0-1, min. 45+:Roberto López. 1-1, min. 54: Iván Morante. 1-2, min. 70:Nacho. 2-2, min. 73: Marco Sangalli. 3-2, min. 79: Manu Hernando. 4-2, min. 82: Andrés Martín.
Amonestaciones Amarilla a los locales Arana, Marco Sangalli y Mantilla y a los visitantes Enric Gallego, Sergio González, Juan Soriano, Mellot y Amo. Expulsó con roja directa a Luismi Cruz
Incidencias Campos de Sport de El Sardinero. Con césped en rápido y blando, en una mañana lluviosa, ventosa y desapacible. 13.382 espectadores, unos 300 de ellos, del Tenerife.
A José Alberto, el Muten Roshi verdiblanco, le tocó ayer ver el partido desde una cabina de prensa junto a su ayudante, Enric Soriano. Castigado. Pinganillo en el oído. Pero dejó los deberes hechos para su sustituto y escudero, Pablo Álvarez, y siempre en continua comunicación con el banquillo a través del entrenador de porteros, Pedro Dorronsoro. La alineación inicial no tuvo grandes sorpresas. Germán Sánchez y Mario García sustituyeron al sancionado Rubén Alves y a Saúl García atrás; Iván Morante se mantuvo en el doble pivote tras los problemas físicos de Aldasoro y la MVP volvió a formar en la línea de tres cuartos.
El míster quería una caldera y la afición hizo lo que pudo con tan infame horario. Y luego, pues bueno, para recibir a un Tenerife de semejante paraíso climático, qué mejor que la meteorología del norte cuando se pone rabiosa. Hacía malo en la previa. Cuando arrancó el encuentro, empezó a jarrear. Fútbol del norte contra un rival al sur del sur. La batalla estaba servida. Y si no, que se lo digan a Rahmani, que en tres minutos no hizo más que chocar con el saiyajin racinguista, Álvaro Mantilla. Ser con aspecto humano y poseedor de una considerable fuerza.
El choque empezó más bonito por tensión que por juego. Y el Tenerife no se amedrentó por las inclemencias. Los canarios apretaban. Roberto López hizo trabajar a Jokin Ezkieta con un disparo raso que le salió centrado. En medio de todo, chispas y más chispas entre los futbolistas y De la Fuente Ramos, con nombre de otro conocido anime –Óliver–, con riesgo de que se le fuese el partido de las manos en algún momento, porque no andaba muy fino en medio de la refriega.
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Aser Falagán
La tuvo el Racing. En una falta lateral y tras varios rechaces, Germán Sánchez –el único jugador racinguista que había nacido cuando se comenzó a emitir en España Bola de Dragón– cabeceó. De parado y sin apenas recorrido, el intento le salió flojo y un zaguero se interpuso en el camino del balón hacia la portería.
El Tenerife se había visto obligado unos minutos antes a hacer su primer cambio después de que a Medrano se le saliese el hombro izquierdo. El suceso pareció afectar a los canarios, que empezaron a verse realmente superados. A Peque le cayó un balón alto en el área, pero su volea, tímida, se fue a las manos de Juan Soriano.
El duelo entró en un capítulo de casi nada. Faltas, imprecisiones, alguna buena combinación por ambos bandos y escaso peligro. Hacía falta algo de imaginación. Y Peque, al que sacaron del Salón del Manga de Barcelona, se inventó una acción de dibujos animados. Dos regates, pase a Mboula y el remate del extremo fue horrible, pero al menos forzó un córner. Un saque de esquina en el que, tras prolongar de cabeza Germán Sánchez, Manu Hernando remató también de testa, obligando a Juan Soriano a despejar, con apuros, por encima del travesaño.
El central andaluz andaba poderoso en el juego aéreo. En la siguiente acción, chocó cabeza con cabeza con Rahmani, y el partido estuvo un rato detenido mientras era atendido. Como Arana en Lezama, a Germán le tocó disfrazarse de nadador. Y mientras se ajustaba el gorro de goma en la banda y los dos equipos estaban con diez futbolistas, el Tenerife aprovechó la confusión para ponerse por delante. Al Racing le pillaron en paños menores y Roberto López puso el 0-1 en el marcador ya en el tiempo añadido.
Con el gol, la tensión fue en aumento. Iván Morante se llevó una patada de Enric Gallego en un balón dividido. Tumulto. Arana que termina haciendo la croqueta tras encararse con Amo. Tangana. Dos cartulinas amarillas a jugadores visitantes y a correr. Así se llegó al descanso. Un intermedio en el que José Alberto bajó al vestuario e implementó su primer cambio. Pol Moreno y Juan Gutiérrez calentaban desde el percance de Germán Sánchez, pero el míster, finalmente, eligió al que salió el último a hacer ejercicios: Marco Sangalli. El vasco se puso de lateral derecho y Mantilla se fue al centro. Aunque el primer peligro verdiblanco llegó por la otra banda. Un magnífico centro de Mario García lo cabeceó, poderosísimo, Mboula entrando desde atrás. Potencia sin control, el balón se marchó muy desviado. Respondió el Tenerife con una pelota colgada al área a la que Sergio González no llegó por poquísimo, delante de Ezkieta.
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Aser Falagán
El Goku racinguista estaba pasando sin pena ni gloria por el partido. Pero la magia no se entrena. Se tiene o no se tiene. En un córner sacado en corto, el balón llegó en la frontal a Íñigo Vicente, que se inventó un fantástico pase a Peque, por debajo de las piernas de un rival. El catalán intentó el remate, pero se encontró con unas inorportunas piernas. El rebote le cayó a Iván Morante en la corona del área. La pegó de primeras, se desvió entre tanto tráfico y se fue adentro. Hacía justicia.
El Racing quería más. Tenía prisa. Había que encontrar la bola de tres estrellas porque la de una sabía a poco. Tras el gol, Enric Gallego fue atendido y, de paso, se puso a robarle tiempo al partido. El Tenerife hizo dos cambios. Desde que entró Šipčić hasta que Ángel sustituyó al delantero pasó más de un minuto. Saludó al árbitro, paseó por El Sardinero, discutió con Peque, le dio el brazalete a no se quién... Anteriormente amonestado, el árbitro se dejó torear para no mandar al futbolista al vestuario, pero castigado.
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El Racing tenía que ir a por el partido. Por contexto y por ilusión. Porque la permanencia ya no es suficiente. Pablo Álvarez llamó a Aldasoro y Andrés Martín, que sustituyeron a Mboula y a Iván Morante. Sin embargo, el resultado momentáneo fue el contrario al buscado. Llegó el Tenerife y marcó. El lateral izquierdo visitante, Nacho, completamente solo en el segundo palo, remató un centro desde la derecha para hacer el segundo.
Pero no estaba todo dicho aquí. Marco Sangalli quiso redimirse de su error garrafal en Ferrol. Y se plantó en el área para batir con un certero tiro cruzado a Juan Soriano. El segundo gol del vasco esta temporada. Los dos, actuando como lateral. Quedaban unos veinte minutos.
Y el partido no estaba para empates. porque, ya hemos dicho, un punto en casa es casi broza a estas alturas. Estaba para épicas o caras de tonto. El bien o el mal. Ganar o perder. Otra vez en corto, en un saque de esquina, Andrés Martín la puso con la zurda y Manu Hernando cabeceó para hacer el 3-2. Esto no se puede escapar. José Alberto preparaba dos cambios: Saúl García y Ekain 'Krilin' Zenitagoia. Ni teléfono ni leches. Desde la cabina de prensa, el técnico y Enric Soriano, a grito pelado: «Páralo, páralo». Como en el banquillo no recibían el mensaje, hasta los aficionados de la zona se sumaron a la comunicación. Y, finalmente, hubo conexión. Mejor partir las sustituciones en dos ventanas para perder más tiempo.
Con lo que no contaban es que, antes de que llegase el primer remplazo, el Racing iba a sentenciar el encuentro. Arana, con un gran movimiento, ganó la línea de fondo y la puso atrás, donde llegaba Andrés Martín. El sevillano se reencontró con el equipo y con el gol. Kame Hame Ha. Con rabia. El cuarto. Ahora sí, Saúl García sustituyó a Peque y, un ratuco después, Ekain a Arana.
El árbitro mandó alargar el asunto diez minutos más, aunque no tenía pinta de que fuese a cambiar el resultado. En pleno recital de taconazos de un crecido Marco Sangalli, Luismi Cruz le dio una patada a Íñigo Vicente y se fue directamente a la calle. Por si había alguna duda de quién se quedaba la bola de dragón. En una buena volea acrobática, Mellot pudo maquillar el resultado, pero al Tenerife ya no le quedaba ni suerte. Tampoco a un Racing que no la necesitaba. Ekain, tras llevarse un balón dividido, se quedó solo ante el arquero, mas no ajustó bien y Juan Soriano atrapó para evitar el quinto en la última acción del encuentro.
El Sardinero, que volvió a pasar una tarde más por todos los estados de ánimo posibles en un partido de fútbol, acabó botando, cantando, aplaudiendo a sus héroes y aumentando su confianza en la gesta. Porque el dragón Shenlong, el que concede los deseos, está tres puntos más cerca. Y el Racing, a sólo un punto de los puestos de play off y a tres del ascenso directo.
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