Borrar
Simón pugna por un balón durante un lance de la segunda mitad. Roberto Ruiz
Simón se afianza en el once
Contracrónica | Racing

Simón se afianza en el once

Tercera titularidad. El cántabro ya es uno más en el equipo racinguista, donde se ha hecho fuerte en el lateral izquierdo

Domingo, 28 de noviembre 2021, 09:30

A la tercera, encontrar a Simón Luca en el once inicial del Racing ya no es una sorpresa; más bien, supone la confirmación de una gran noticia para el club, para el propio jugador e incluso para el míster, pues Romo tenía un problema en el lateral zurdo, que había solventado con un parche. Y es que, a pesar de que el rendimiento de Satrústegui, en un puesto que no era el suyo, había resultado estar muy por encima de lo esperado, la irrupción de Simón ejemplifica el porqué de la especialización en este deporte.

¿Qué ofrece el cántabro que sólo puede aportar un jugador específico? Curiosamente, en el fútbol actual la respuesta no está en lo defensivo –ahí su predecesor tal vez podría ganar en contundencia–, como podría esperarse de un zaguero, sino en el difícil equilibrio entre blindar su parcela y además participar en el juego de ataque.

Y el encuentro de Simón contra Unionistas iba a seguir exactamente ese guion, después de que un gol tempranero de los visitantes le invitase a renunciar casi por completo al ataque. Así, la exigencia para el lateral sería mínima en campo propio, invitándole a mirar hacia adelante.

Sin embargo, escapar del tono gris generalizado del Racing de la primera parte iba a resultar muy difícil. El defensa formado en el Bansander no pisará área hasta el minuto ocho, cuando llega a un centro que parecía inalcanzable, pero no consigue hacer la pared con Torre. Luego, aparecerá con cuentagotas: un córner forzado en el 17; un pase con tiralíneas a Íñigo que abortó el asistente de un banderazo, un par de pases interiores a Torre que no llegan a buen puerto…

Mucho más resolutivo estará en defensa, taponando al extremo rival y abortando contragolpes por velocidad. Es el último hombre en los balones parados y hasta reclama –y se cobra– fueras de juego con el brazo en alto. Su banda, con el apoyo de Íñigo, resulta inexpugnable. Se entienden y se relevan constantemente. Pero no está contento, o eso se puede leer en su rostro cuando se retira en el descanso.

La fe del lateral zurdo en el segundo tiempo provocó el córner que supondría el germen del empate racinguista

En la segunda parte, su vocación es aún más ofensiva, aunque durante muchos minutos su presencia en ataque será más posicional que efectiva. Ni desmarcándose, ni ofreciéndose, ni tampoco cuando levanta el brazo, con timidez, para dar noticia de su soledad absoluta. En todo hay jerarquías, claro. Simón, anclado en tres cuartos de cancha, ni siquiera con movilidad logrará atraer el juego hacia su banda. El Racing sólo mira a la derecha cuando bascula Pablo Torre hacia allá; el resto de jugadas buscan la zona izquierda con tanta insistencia como escasa eficacia. Así, los desplazamientos de Simón suelen ser de sesenta metros… corriendo hacia la portería propia.

Noticia Relacionada

La salida de Marco Camus, a falta de media hora, y la posterior de Álvaro Bustos en el ochenta, supone para Simón un recorte de su área de influencia: con un extremo por delante, en especial uno con tanto recorrido, debe retrasar su posición veinte metros. Aunque, en la primera ocasión le doble. Camus ni le mira, pero sí lo hace Pablo Torre. Aunque el pase no es bueno, la tenacidad de Simón persiguiendo el balón logra rascar un córner. Y ese saque de esquina será el germen del empate.

La segunda vez que doble a Camus, a su centro le faltará precisión. Pero ya ha hecho mella en la moral de la defensa visitante, y también en su estado de ánimo. Visiblemente crecido, lo siguiente que firma es un arranque entre tres rivales, que a punto está de dejarle solo encarando el área. Como contagiado de la euforia del equipo, se incorporará continuamente al ataque, intentando incluso algún regate acrobático. Aunque sus mejores virtudes asoman cuando toca recuperar el balón tras pérdida en campo contrario: su presión asfixia a los visitantes, y sus robos se traducen en acercamientos peligrosos.

Tal es su ímpetu, que en ocasiones hasta se pasa de frenada: en el 81, su presión llega hasta el guardameta, que aprovecha un leve contacto para arañar unos segundos al cronómetro. Cinco minutos después, Mier le enseña el balón en la línea divisoria y luego se lo esconde; un juego de manos –pies, más bien– que acaba con tarjeta a amarilla. Argucias de veterano que Simón debe ir aprendiendo a contrarrestar. Al menos, con la misma solvencia con la que afrontó un partido complicado, ante un rival muy incómodo, pero del que salió más que airoso, y posiblemente afianzado en la titularidad.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Simón se afianza en el once