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Tengo que reconocer que yo vi el partido del Heliodoro muy tranquilo, porque ya estaba todo atado y bien atado. Porque si Martin Luther King tenía un sueño, Serafín Díez tuvo uno mejor: «Vamos a ganar en Tenerife, lo soñé anoche», escribió el martes en ... el chat de los tertulianos de Radio Fútbol. Y si un racinguista como Serafín, que tiene la sangre verde y blanca, sueña algo así… ¿quién soy yo para enmendarle la plana? Vamos, que ese sueño tenía que ser premonitorio sí o sí.
Total, que durante toda la semana uno ya iba dando la cosa por hecha. Sobre todo, porque en el sueño de Sera el marcador acababa uno a dos, lo que resultaba de lo más verosímil: tenemos un ataque demoledor, pero un agujero en defensa. (Verdi) blanco y en botella. Y ni caso a eso del medio siglo sin ganar en Tenerife y demás zarandajas. ¿No habíamos quedado en que este año tocaba soñar? Pues soñemos a lo grande, que es gratis, y además el rival anda de capa caída. Y en un par de jornadas, líderes, ¿no?
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Claro que una cosa es lo que uno sueña y otra lo que le pase por la cabeza al míster, que justo cuando ya nos sabíamos su once de carrerilla le da por cambiarlo. Que no es que esté mal, pero seguro que en muy poco sueños racinguistas se quedaba Arana en el banquillo. Pero bueno, quién sabe… igual es que era el sueño de Karrikaburu.
Además, según salió el Racing, parecía que iba a ganar por aplastamiento. Porque hay que ver cómo ataca este equipo. Cómo triangula, cómo arma el contragolpe, cómo fabrica espacios donde no los hay… Si para nosotros es un sueño, para los rivales tiene que ser una pesadilla. Y eso que el artista principal todavía no anda del todo fino, porque como Íñigo Vicente se ponga a tono vamos a tener que pellizcarnos para comprobar que estamos realmente despiertos.
Lo que pasa, ¡ay! es que en este juego hay dos porterías. Y los de enfrente no sabemos si sueñan, pero desde luego sí que estudian al rival: si aprietan un poquito aquí y taponan otro poco allá, el Racing deja de correr y entonces ya no muerde igual. Y menos mal que esta vez el VAR nos libró del primer gol. Y Jokin del segundo. Lo malo es que en lugar de despertar de golpe, el partido se fue sumiendo en el sopor que provocaba el juego lento y pesado de los locales. Y uno, en vez de seguir soñando, se fijaba en los detalles nimios, como el marcador antediluviano del estadio, o el diseño que lucía el Racing en su camiseta. Que sí, que para barandilla del Sardi está genial, pero para equipación futbolera, como que no…
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Hasta que JAL decidió espabilarnos de la modorra tinerfeña: Arana, al 'prao'. Tres minutos le bastaron. ¡A ver si al final iba a hacerse realidad el sueño de Sera! Porque el Tenerife buscaba el uno, y el Racing el dos. Y con ahínco. Y con pases de ensueño de Vicente, que merecieron mejor fortuna. Aunque lo que tocaba entonces era dormir el partido, claro. Los empates a dos de las primeras jornadas sirvieron de algo, al menos. Rock and roll sí, pero alternado con alguna balada. Aunque sea heavy. Casi tanto como cambiar a Vicente por Pol Moreno, pero claro, ya con uno menos tras la expulsión de Saúl. Momento ideal para demostrar que el equipo también sabe defender. ¿Sería posible?
Pues sí. Al final el sueño de Serafín se cumplió. Vale, sí, el uno a dos se quedaría en cero a uno, pero claro, es que estaba dormido, igual no vio bien el marcador. Pero bueno, ahora lo importante es a ver qué sueña contra el Sporting.Tengo que reconocer que yo vi el partido del Heliodoro muy tranquilo, porque ya estaba todo atado y bien atado. Porque si Martin Luther King tenía un sueño, Serafín Díez tuvo uno mejor: «Vamos a ganar en Tenerife, lo soñé anoche», escribió el martes en el chat de los tertulianos de Radio Fútbol. Y si un racinguista como Serafín, que tiene la sangre verde y blanca, sueña algo así… ¿quién soy yo para enmendarle la plana? Vamos, que ese sueño tenía que ser premonitorio sí o sí.
Total, que durante toda la semana uno ya iba dando la cosa por hecha. Sobre todo, porque en el sueño de Sera el marcador acababa uno a dos, lo que resultaba de lo más verosímil: tenemos un ataque demoledor, pero un agujero en defensa. (Verdi) blanco y en botella. Y ni caso a eso del medio siglo sin ganar en Tenerife y demás zarandajas. ¿No habíamos quedado en que este año tocaba soñar? Pues soñemos a lo grande, que es gratis, y además el rival anda de capa caída. Y en un par de jornadas, líderes, ¿no?
Claro que una cosa es lo que uno sueña y otra lo que le pase por la cabeza al míster, que justo cuando ya nos sabíamos su once de carrerilla le da por cambiarlo. Que no es que esté mal, pero seguro que en muy poco sueños racinguistas se quedaba Arana en el banquillo. Pero bueno, quién sabe… igual es que era el sueño de Karrikaburu.
Además, según salió el Racing, parecía que iba a ganar por aplastamiento. Porque hay que ver cómo ataca este equipo. Cómo triangula, cómo arma el contragolpe, cómo fabrica espacios donde no los hay… Si para nosotros es un sueño, para los rivales tiene que ser una pesadilla. Y eso que el artista principal todavía no anda del todo fino, porque como Íñigo Vicente se ponga a tono vamos a tener que pellizcarnos para comprobar que estamos realmente despiertos.
Lo que pasa, ¡ay! es que en este juego hay dos porterías. Y los de enfrente no sabemos si sueñan, pero desde luego sí que estudian al rival: si aprietan un poquito aquí y taponan otro poco allá, el Racing deja de correr y entonces ya no muerde igual. Y menos mal que esta vez el VAR nos libró del primer gol. Y Jokin del segundo. Lo malo es que en lugar de despertar de golpe, el partido se fue sumiendo en el sopor que provocaba el juego lento y pesado de los locales. Y uno, en vez de seguir soñando, se fijaba en los detalles nimios, como el marcador antediluviano del estadio, o el diseño que lucía el Racing en su camiseta. Que sí, que para barandilla del Sardi está genial, pero para equipación futbolera, como que no…
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Marcos Menocal
Hasta que JAL decidió espabilarnos de la modorra tinerfeña: Arana, al 'prao'. Tres minutos le bastaron. ¡A ver si al final iba a hacerse realidad el sueño de Sera! Porque el Tenerife buscaba el uno, y el Racing el dos. Y con ahínco. Y con pases de ensueño de Vicente, que merecieron mejor fortuna. Aunque lo que tocaba entonces era dormir el partido, claro. Los empates a dos de las primeras jornadas sirvieron de algo, al menos. Rock and roll sí, pero alternado con alguna balada. Aunque sea heavy. Casi tanto como cambiar a Vicente por Pol Moreno, pero claro, ya con uno menos tras la expulsión de Saúl. Momento ideal para demostrar que el equipo también sabe defender. ¿Sería posible?
Pues sí. Al final el sueño de Serafín se cumplió. Vale, sí, el uno a dos se quedaría en cero a uno, pero claro, es que estaba dormido, igual no vio bien el marcador. Pero bueno, ahora lo importante es a ver qué sueña contra el Sporting.
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