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Quien escucha el nombre de Cristóbal no puede evitar pensar en lo que fue capaz de descubrir aquel marinero contra viento y marea hace más de 500 años. Se empeñó en algo en lo que muy pocos creían, se rodeó de un puñado de fieles ... y consiguió su propósito. Más de uno le llamó loco y se jugó el tipo por un ideal. Premio. Logró convencer a los reyes de sus intenciones y con ello se autofinanció un sueño. Aquel Cristóbal, de apellido Colón, no se rindió jamás hasta que Rodrigo de Triana gritó: «Tierra a la vista». Más de medio milenio después un tocayo suyo, de Córdoba, se encuentra en la misma encrucijada que el marinero, que era presuntamente de Génova. Navega con un único rumbo -como su antepasado- sin virar el timón ni un ápice pese a la multitud de calamidades que le asolan cada semana en busca de una tierra prometida: la permanencia.
Cristóbal -el del Racing- ha recuperado 'in extremis' para que se suba al mástil a su Rodrigo de Triana, Karim Yoda, con el que espera avistar tierra firme antes de irse de vacaciones con el turrón pidiendo prórroga. El timonel racinguista se mostró ayer escéptico con el regreso del francés después de la fisura en el cúbito que sufre y que por medio de una férula tratará de neutralizar. Sus dudas en rueda de prensa más que otra cosa sonaron a estrategia para despistar al rival sabedor de que su goleador es el arma más poderosa que posee. Nadie duda de que al menor síntoma de que Yoda pueda estar bien saltará al 'prao' como un resorte. La dependencia que el Racing tiene de él no ofrece debate. Después de 20 jornadas -las cinco últimas con el entrenador cordobés al mando- nadie puede ocultar que este Racing sin Yoda no navega igual. Y a Cristóbal se le emborronan los mapas de navegación sin el francés en el campo. Por eso, la presencia hoy de su pichichi devuelve la ilusión a la tripulación que desde que salió de puerto en agosto no ha tenido más que dos días de alegría, ante el Mirandés y el Extremadura, un equipaje tan pobre que da miedo.
Hablar de las novedades que tiene el Racing para el viaje de hoy tiene una relevancia menor que hacerlo de quienes son determinantes. Cristóbal, el verdiblanco, contará hoy con sus hermanos Pinzones, Cejudo y Lombardo, dos marineros de reconocido prestigio que acompañaron a su tocayo, Colón, en el viaje que cambió el mundo. Sin ellos es probable que el liderazgo del genovés se hubiese disipado en las eternas y tenebrosas noches en mitad del océano. Con el agua al cuello es comprensible rendirse y dejarse llevar por un destino cruel, sin embargo aquellos lugartenientes lograron mantener viva a la tripulación y seguir creyendo en el capitán. Sirva el paralelismo para entender que la línea de tres formada por Yoda, Cejudo y Lombardo es la que sostiene el insufrible devenir racinguista.
La de hoy es una tempestad que de no superar, ese trocito de tierra que avistar se alejará casi para siempre. No ganarle al Oviedo tiene pocos remedios. Es tanta el agua que se ha metido en el barco que como entre algo más habrá que saltar al vacío. El Racing no puede permitirse el lujo de perder en su casa con un rival tan directo. Simplemente no puede. Por eso, el míster le ha dado vueltas al sistema de juego, a los jugadores, al modo de encarar el partido... A todo. Y después de psicoanalizar a su equipo se ha dado cuenta de que el margen de maniobra que tiene es el justo, pero también el necesario.
Así las cosas, su tripulación titular será Luca Zidane bajo palos, con Carmona, Figueras, Alexis y Moi, en defensa. Regresa el central catalán al once titular en detrimento de Olaortua. Aquí, Cristóbal lo tiene claro; es probable que no sean los mejores, pero para lo de hoy quiere a los veteranos. La segunda novedad llegará en la medular, donde Sergio Ruiz parece fijo y Toribio y Mario Ortiz se repartirán el otro puesto. Con Kitoko mermado y Nkaka condenado, no hay muchas más posibilidades. De la línea de tres nada que añadir y en la delantera... David Barral. La ineficacia de David Rodríguez, el querer y no poder de Nuha y la excesiva motivación del gaditano -sportinguista de carné- le van a devolver a Barral a una alineación casi por sorpresa. Rodrigo de Triana y los Pinzones eran de Huelva, Cristóbal -el del Racing- es cordobés y el último en subirse al barco, gaditano. Todos vecinos.
Con Abraham Minero fuera de circulación, el míster tendrá que hacer cuatro descartes, que mantendrá en el anonimato hasta que esta tarde se vistan en El Sardinero. Del Oviedo basta con decir que lleva cinco triunfos y tres de ellos los consiguió a domicilio; que al igual que el Dépor y el Málaga, era uno de los favoritos al ascenso que ha perdido el tren de la Liga y que como el Racing ya ha cambiado de entrenador porque el que tenía, Anquela, tampoco supo descubrir nada.
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