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Las tardes taurinas están repletas de actuaciones memorables de toreros que a la hora de rematar la faena han pinchado en hueso. Momentos para el recuerdo con la plaza en pie que terminan con almohadillas volando. Lo de completar la tarea suele ser lo ... más complicado. El Racing anda en esas después de una remontada inesperada -por lo rápida- que no termina de cerrar el círculo.
El empate de hace dos semanas con el Huesca (1-1) y las tablas posteriores con el Lugo (1-1) en el tiempo añadido han empañado un tanto una faena esplendida que los de José Alberto habían sellado ganándole al Málaga, al Andorra, al Leganés y que empezó con aquel empate 'in extremis' con la Ponferradina con la firma de los chavales de la casa, Mario García y Yeray. Todo esto llenó de pañuelos la plaza pidiendo las orejas y justo cuando el presidente iba a sacar el suyo fallaron matando.
Hoy el Racing tiene un nuevo toro para colmar las ilusiones del racinguismo y permitirles a sus aficionados casi, casi respirar tranquilos diez años después. Eso sí, ojo con el morlaco, de nombre Levante, que llega jugándose ser indultado si logra acceder a la segunda plaza -a dos puntos- y ascender de vuelta a la élite del fútbol español de donde cayó el año pasado. Además viene herido en el orgullo porque el Racing ya le ganó en el Ciudad de Valencia con un gol en propia meta que casi los saca del escalafón de favoritos. Cosas del fútbol.
Para torear a este astado José Alberto tiene que lidiar con la ausencia de una de sus mejores armas: Jordi Mboula. El extremo estará de baja un mes por una inoportuna rotura de fibras y anda escondiendo sus planes para conocer quién sustituirá al máximo goleador del equipo. Entre Yeray y Sangalli está la solución; uno ofrece improvisación, atrevimiento y desequilibrio y otro orden, oficio y trabajo. Dos formas distintas de entender el arte futbolístico. Existe una remota posibilidad de que Unai Medina, lateral derecho de condición, se convierta en el extremo que necesita.
Es un tanto difícil que ocurra pero en Lugo el vasco terminó el partido jugando ahí y José Alberto lo utilizó para aprovecharse de su buen golpeo por lo que de una u otra manera no se puede descartar. Salvo esta disyuntiva, al míster del Racing no parece que se le haya emborronado la libreta porque el resto del equipo ofrece poco debate.
Al Racing de últimamente le gustaría torear de otra manera, pero termina adaptándose al estado de la plaza y del toro que tiene delante. Y salvo en VillarreaL donde todo le salió mal, poco más o menos ha salido airoso del resto de comparecencias. Hoy, en su casa, y ante un rival candidato al ascenso es una incógnita saber si saldrá a quitarle el balón al Levante o, por lo contrario, a esperarle en guardia. En cualquier caso lo que no parece que cambie es la forma de defenderse y tampoco los encargados de hacerlo. Con un Miquel Parera indiscutible también repiten los Dani Fernández, Rubén Alves, Germán Sánchez y Saúl. De todos ellos solo al primero es difícil encontrarle un pero, a los otros tres les ha temblado el pulso en el último mes. Sin embargo, José Alberto no les retira el crédito que les dio a su llegada.
Alves, infalible durante treinta partidos ha cometido dos errores groseros que le han arrebatado salir a hombros, pero sería injusto señalarle. En cambio Germán sí que ha suscitado dudas desde fuera, pero que en ningún momento le han hecho pensar más allá al entrenador. Con Saúl parecido, el cántabro no está en su mejor momento pero el míster le mantiene la confianza. Fe ciega. Poco que discutirle ya que normalemente el tiempo le ha dado la razón. Los números dicen que los verdiblancos llevan una sola portería a cero en los últimos ocho partidos. Por ahí sí que debe corregir la faena de hoy.
En cuanto al ataque, hoy también habrá que comprobar si Jorge Pombo regresa por sus fueros y empieza a aportar todo lo que lleva dentro, porque el equipo le necesita en su mejor versión. Esa es una de las urgencias para hacerle daño a un Levante que a buen seguro asumirá riesgos por su necesidad de ganar. Ya lo hizo en Valencia y acabó perdiendo.
Los otros miembros de la cuadrilla están en condiciones de repetir actuación; en el centro del campo, Aritz Aldasoro ha crecido lo suficiente como para que ya no sea noticia que juegue titular. Lo fue cuando entró por primera vez al equipo, pero ya no lo es. Formará pareja con Íñigo Sainz-Maza como hicieran en Lugo. El damnificado de esta indisoluble maniobra es Juergen, que después de meses esperándole no ha entrado de cara.
Íñigo Vicente volverá a partir desde la izquierda, pero terminará jugando por dentro y si mantiene el mismo estado de gracia será fundamental porque el ataque el Racing funciona cuando él está entonado. El vasco juega y hace jugar, siempre y cuando merodee la frontal del área y suscite incertidumbre en los centrales del Levante. Ahí es donde hace daño y no a cuarenta metros de la portería. José Alberto lo sabe y también sus rivales de ahí que del acierto de esta jugada dependa el éxito de esta tarde.
Por último, Roko Baturina se ha quedado con el 'nueve' sin que nadie proteste. Ni tan siquiera Sekou Gassama o Matheus Aiás, este último además ha desaparecido. Ni tampoco Cedric, que a diferencia del brasileño regresó en Lugo para quedarse -ójala-. La falta de puntería tan alarmante de sus compañeros han colocado al croata como la única opción valida. También, para ser justos, el propio Baturina ha sorprendido gratamente y se ha ganado el puesto con lo que ha hecho, que al margen de otras virtudes ha sido marcar un gol. Como delantero... Se pueden hacer muchas cosas más, pero un solo tanto es un solo tanto, ahora que como se venía de nada... Pues eso.
Y en el banquillo para remediar posibles contratiempos se quedarán el propio Juergen, un lujo como revulsivo; los delanteros que crea conveniente Jose Alberto; Fausto Tienza por si hace falta matar el resultado; tres zagueros como Satrústegui, Pol Moreno y Álvaro Mantilla por si el marcador no es malo del todo y lo que pueda aportar Yeray, Medina o Sangalli, a quien no le toque jugar, como medidas extraordinarias. Así, visto desde fuera parece que el Racing tuviera un plan A estructurado, pero no un plan B muy meditado. Ójala se resuelva en la primera propuesta y no haya que cambiar el paso.
Así se explica este partido que hoy puede dejar vista para sentencia una permanencia que se roza con los dedos, pero que no termina de llegar. El racinguismo prepara una celebración improvisada cuando lo consiga, porque después de tanto tiempo deseándola ya no sabe ni cómo aplaudir. Lo cierto es que el arraigo con el equipo es algo que crece y si no cómo se explica que ya no queden entradas para el duelo de la semana que viene en El plantío ante el Burgos. Las colas en las taquillas, las ganas de estar presente, de disfrutar... El aficionado es el primero que quiere rematar la faena cuanto antes después de tantos silbidos en las gradas o ansiedades varias.
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