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Su acento le delata como angloparlante, pero sin la afectación británica ni el masticar palabras estadounidense. Normal. Simon Hafoka (Auckland, 3 de abril de 1974) llegó a Santander para vivir lo que debía ser una experiencia exótica de juventud en el rugby modesto y... Se ... quedó. Ahora, tras una larga carrera, es profesor de Educación Física en el Jardín de África y, desde hace un año y medio, entrenador del Bathco.
-¿Qué hace un tipo como usted en Santander? Y no diga que entrenar al Bathco o jugar al rugby, que lleva ya muchos años.
-Sí; vine hace muchos años, en 1999 para jugar en el Independiente Rugby Club. Me gustó la ciudad, me enamoré de una santanderina y ya me quedé. Después estuve cinco años en Inglaterra, regresé a España para jugar dos años en Oviedo y después ya nos volvimos aqu. Hará casi siete años. Desde el principio me gustó mucho Cantabria.
-¿No será más su mujer?
-(Ríe). Las dos; mi mujer más, pero también Santander. Es una ciudad muy bonita y con un clima muy parecido al de Auckland, donde vivía, con las playas al lado. Un buen sitio para vivir.
-Puestos a hacer comparaciones con Auckland creía que hablaría antes de la vela...
-Sí, en inglés la llaman 'City of Sails' (en castellano es frecuente referirse a ella como la capital de la vela), pero yo la sigo poco. La conozco, por la tele y porque tengo amigos que tienen pequeños barcos, pero a mi me gusta más bucear.
-¿Y por qué rugby en vez de vela?
-(Ríe) Porque me gustaba más y era bueno al rugby.
-Reconozco que era una pregunta tramposa. Era como preguntar a un estadounidense que por qué béisbol y no fútbol americano...
-Claro; es que allí todo el mundo juega al rugby. Es como el fútbol aquí; se juega desde niño, así que hay mucho nivel. Los mejores deportistas no quieren jugar al baloncesto o a otros deportes, sino al rugby. Allí el balonmano, por ejemplo, ni existe.
-Y ahora que ya sabemos qué hace aquí, cuénte qué pensó en el partido contra el Ciencias. Cuando Simpkins erró la transformación más fácil de la historia que les podía haber enviado directos a División de Honor y les obligó a jugar la repesca.
-Pensé: 'Lo mato' -y ríe, aunque reconoce que en el momento el sentimiento fue otro-. Después, más en frío, tienes la pena, pero hay que pensar que así es el deporte. Terminé el partido muy triste, como los jugadores. No me lo podía creer, pero sabíamos que en el deporte todo es posible. Y no perdimos la eliminatoria por culpa de ese jugador. Tuvimos fallos tontos anteriores, así que no hay que echarle la culpa. ¿Lo que pensé? Pasé de la alegría a la nada en un momento. Es increíble cómo puedes venirte arriba o abajo en un segundo. Y en el momento... Quería matarle -bromea-.
-Después de caer ante el Ciencias, ¿Veían posible ascender en la repesca, ante un adversario de División de Honor? Hacía muchos años que nadie lo conseguía.
-Después del partido en Sevilla les di a los chicos dos o tres días de descanso, porque estaban bajos de moral. Habían sido seis partidos muy duros y ahora teníamos un rival de División de Honor. Y un rival como La Vila, que corre mucho. El jueves y el viernes entrenamos y pensamos: 'A ver qué pasa; vamos a intentarlo'. Las cosas nos empezaron a salir bien en casa, nos pusimos por delante y vimos que podíamos ganar.
-Y después, la situación inversa. Ascenso cuando pocos lo esperaban ¿Qué sintió entonces?
-¿Cómo se dice en español? Bueno: 'Qué bien que ya ha terminado esto'. Habían sido otros dos partidos duros, estábamos saturados y lo primero que pensé es que por fin terminábamos. Estábamos al límite. Conseguimos lo casi imposible y fue una sensación increíble. He celebrado bien la victoria, pero sobre todo lo que quería era relajación después de un final de tensión. Estábamos rotos.
-¿Lo celebraron como Alex Goode? (El jugador de rugby que sin quitarse siquiera el uniforme estuvo tres días de celebración sin dormir tras proclamarse campeón de Europa de clubes)
-(Ríe) Bueno, los chicos se pusieron camisetas hawaianas en el autobús para las once horas de viaje de vuelta y bebieron como lo hacen los buenos jugadores de rugby. No nos defraudaron... Y algunos seguirán hoy -por ayer-. Ahora se marchan a Ibiza, que es una prima que prometió Bathco por el ascenso.
-¿Y por qué no les acompaña?
-No, yo no voy, por supuesto. Tengo trabajo y una familia; es lo que toca ahora. La vida es así y el rugby es muy bonito, pero tengo que trabajar y atender a mi familia, que es lo más importante; mi mujer y mis dos hijos.
-Porque, claro, si se le pregunta si se puede vivir del rugby en España le dará la risa...
-Pero está creciendo. Los chicos cada vez están más preparados y la gente cada vez sabe más. Los cuatro equipos de arriba ya son profesionales. No digo que sea como en Francia, donde pueden ganar más de 40.000 euros, pero sí que son profesionales que entrenan muy duro, como corresponde si lo eres. En España empieza a haber buenos jugadores, dentro de su nivel.
-¿Y cuántas décadas o siglos se necesitarían para aspirar siquiera a alcanzar el nivel de Nueva Zelanda?
-¡Buf! Es una buena pregunta. Yo creo que dos o tres generaciones. O una generación entera y muchísimo dinero. Para progresar, el deporte tiene que estar en la cultura. Si no es muy difícil de implantar y que después haya jugadores de nivel. Por eso digo lo del dinero, porque con muchísimo dinero habría repercusión y profesionales, y como todo el mundo quiere ser profesional...
-Las potencias europeas también quedan lejos...
-Es que ellos son también muy buenos. España tiene que ir poco a poco. Hace falta más niños jugando, que es lo más difícil. Aunque aquí los clubes hacen buenas captaciones, los padres no están acostumbrados a verles jugar al rugby. Los hijos de los exjugadores sí que juegan.
-¿Es bueno para Santander tener dos equipos en División de Honor o estamos gastando la pólvora en salvas?
-(Duda) En diez meses lo sabremos... No -rectifica-; creo que es bueno para el rugby, porque estará en la prensa más que nunca al haber dos equipos. El problema es, como todo el mundo sabe, que todavía tenemos pocos jugadores de aquí con nivel para jugar en División de Honor, y eso lo hace todo más difícil. Hay que ser honestos y reconocer que al final tenemos que fichar a muchos de fuera, pero espero que con los años podamos tener más gente de casa jugando. Mira a Manu Mora, qué bien lo está haciendo con España y es de Cueto. Y eso que vino del remo y empezó tarde a jugar.
-De paso no vendría mal tener más público.
-Tener más público es importantísimo, porque ayuda económicamente, claro, pero sobre todo por los jugadores. Es muy bonito jugar ante mucha gente.
-¿Y usted? ¿Seguirá la temporada que viene?
-No lo sé. Tengo la familia, que es lo más importante, y el trabajo. Trataré de compatibilizarlo; a ver si puedo. Aún no he hablado con el club.
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