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En un lado aparece un casco de guerrero y en el otro asoma el balón ovalado rompiendo los barrotes. Es el escudo de los espartanos. Su escudo. «Lo diseñé yo y es un símbolo que nos define», confiesa Jorge Berzosa (Santander, 1976), el ... delegado desde hace casi dos años, desde que empezó el proyecto 'Construyendo un equipo' en el centro penitenciario de El Dueso. Nació como una iniciativa que llevó a los internos a ilusionarse con algo que rompió por completo sus rutinas. Un proyecto que, utilizando el rugby como vehículo conductor, pudiera inculcarles los valores de respeto, disciplina y compañerismo a aquellos que lo habían perdido. Premio. «Fue un éxito. Desde que llegaron al penal por primera vez nos enganchamos y hasta hoy», afirma Javier Martín (Asturias, 1983), que ayer fue convocado por primera vez con el segundo equipo del Aldro Independiente. Martín obtendrá la libertad el próximo 21 de enero y disfrutó de su estreno oficial sobre el campo en uno de sus permisos. Para él fue un día especial, un triunfo a sus miedos y desesperanzas. Para el proyecto Espartanos, otro pasito hacia delante. Uno más. Martín promete seguir acudiendo a El Dueso a entrenar con «los amigos cuando salga fuera».
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Han pasado dos años -prácticamente- desde que Chucho Mozimán apareció por El Dueso dispuesto a impartir una charla. «Lo recuerdo como algo extraño; algo novedoso. Allí -en el centro- todo lo que sea nuevo se mira con expectación», admite Norizafi Bin Abdoul Kadir (Singapur, 1977) 'Singa'. En su gemelo derecho lleva tatuado el escudo de los espartanos. El que diseñó Berzosa y que le tatuó Robert Lee Rowlands Obregón (Londres, 1988). Todos ellos ocuparon su lugar ayer las gradas del campo de San Román. Todos compartieron durante estos dos años el camino con el sentimiento de pertenencia al grupo. A los espartanos.
«En el rugby hay sitio para todos; altos, bajos, gordos, flacos... En el rugby si te caes, te levantas. Es como la vida», explica este simpático 'portavoz' a quien le emociona aún recordar los inicios de este proyecto. Mientras echan la vista atrás a estos dos años, no le pierden la vista al partido del Aldro Independiente, al que dirige Mozimán desde el banquillo. «Para nosotros Chucho es la piedra angular. Es el que nos ha convencido de que hay siempre una segunda oportunidad; de que si queremos que cambie el mundo lo primero que hay que hacer es cambiar nosotros», añade Singa, quien también jugó con el segundo equipo la temporada pasada y que ahora que ha logrado la libertad condicional trabaja en un almacén.
Elvis A. Bonifazio | Interno de El Dueso
«Necesitamos apoyo, sin este apoyo sería casi imposible. A la sociedad aún le cuesta quitarse esos prejuicios con la gente que ha estado en la cárcel, pero poco a poco estamos dando ese paso para que nos acepten». A Robert no le permiten tatuar dentro de la prisión. La burocracia penitenciaria es muy estricta, pero sigue dando rienda suelta a sus dibujos. «Desde los quince años me gusta dibujar. Siempre ha sido algo que me ha gustado, que me da la calma». Se encuentra en régimen de segundo grado y ya ha gozado de varios permisos. Ayer estaba de salida programada en San Román y cuando salga para no volver lo tiene claro: «Ya tengo la ficha con el equipo y me gustaría jugar con ellos. Es una experiencia».
Norizafi 'Singa' | Interno de El Dueso
Al estreno en el banquillo del Aldro Independiente sub 23 de Javi Martín no solo se sumaron los espartanos Berzosa, 'Singa' y Robert, también Elvis Albert Bonifazio (Lima, 1993) e Issa Ouzzani (Tanger, 1996). El primero ya es un veterano, jugó la pasada temporada y ahora ya, en tercer grado, «la familia y el trabajo» no le permiten poder continuar con la rutina. «Para mí fue algo muy bonito; gente que ni siquiera éramos colegas terminamos siendo muy amigos gracias al rugby», señala. Tiene tres hijos y «una familia que lo es todo», pero aún así no falta a la cita cuando se unen sus compañeros de camino. «La familia y el rugby me dieron la calma necesaria. Antes estaba un poco disperso, pero ahora tengo ilusión por muchas cosas». Issa no pierde la cuenta: «Hoy -por ayer- hace cuatro años y cuatro días que entré en El Dueso». Recuerda «el alboroto» que ocasionaron aquellos primeros días en la prisión. «Era algo nuevo. Hasta entonces todos jugábamos al fútbol y más fútbol. Con Chucho llegó la ilusión, las ganas, la constancia de ir al gimnasio, prepararse, estar en forma...». Para Issa, ayer fue también un día distinto. Rompió su metódica y obligada jornada para aprovechar una salida programada compartiendo el rugby y el tercer tiempo en la grada de San Román. Cuando todo acabó, a eso de las 18.30 horas, regresó a El Dueso, pero siguen con sus cuentas. «Cuando obtenga el tercer grado, me gustaría jugar con ellos y seguir esta bonita experiencia».
Robert Lee | Interno de El Dueso
Berzosa, el diseñador del escudo y delegado del equipo, piensa montar un bar con su hija cuando deje atrás los barrotes. «Quiero que sea la sede del club y que vayan allí a celebrar el tercer tiempo después de los partidos». Todos tienen una ilusión. Esa es la esencia del proyecto Espartanos.
En estos dos años, 67 internos han pertenecido a este proyecto que cree en la segunda oportunidad. Algunos de ellos obtuvieron la libertad y militan ahora en diferentes equipos de Valladolid y San Sebastián. Pero lo que es 'Espartanos' no se detiene. Está en camino un acuerdo para que aquellos que cumplan sus condenas puedan realizar práticas laborales en empresas y conseguir un trabajo. Esto no para.
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