El Mazabi también sabe sufrir

Los primeros compases no dejaron lugar a la sorpresa. Dos titanes enzarzados en una disputa de igual a igual. A brazo partido y con mucha importancia de las delanteras, ambos se enzarzaron en un partido brusco y duro, con muchos placajes al límite fuera de las zonas de veintidós. En todo caso, mucho ruido y ninguna nuez.

Ya al borde del descanso, una escaramuza de Peio Arrate dio continuidad a la fase iniciada por Iñigo Viteri, que consiguió superar la primera cortina de placajes visitante. A falta de cinco minutos para el final, probó fortuna en un lanzamiento a palos de Jabase que se quedó muy corto. Fue la única opción para un Independiente con muchos problemas a la hora de superar la telaraña rival. Escaso bagaje dentro de una primera mitad que tuvo mucho tiempo el balón detenido por problemas físicos de los protagonistas y las constantes trifulcas entre ellos.

Todo cambió en el amanecer de la segunda mitad. Brad Linklater demostró muy pronto que el que tuvo, retuvo. Suya fue la acción del primer ensayo local. Atacó el lado cerrado y permitió a Gianetti posar la pelota. El zaguero chileno apuró los últimos centímetros y puso en ventaja a sus compañeros ante la atenta mirada de la leyenda del rugby español, entrenador-jugador del Getxo.

La anotación dejó paso a una fase de intercambio de golpes entre los dos especialistas de uno y otro bando. Muy pronto acortó distancias Jabase con un lanzamiento centrado que permitió al Independiente estrenar su casillero. Sin embargo, tampoco tardó Brad Linklater en acumular puntos en su zurrón con otra patada de muy sencilla transformación para lanzador consumado como es su caso. La réplica, como no podía ser de otra forma, llegó con un nuevo puntapié de Jabase que dejó la diferencia en 4 puntos a falta de escasos 20 minutos para el final (10-6, min. 58)

No se resolvieron los problemas en el juego dinámico de los bisontes, con muchas dificultades en su bisagra a la hora de mantener la pelota viva y lejos de los defensores anfitriones. Por ello, Chucho Mozimán se encomendó a la guerra de guerrillas y a las embestidas, de extrema dureza, protagonizadas por Gastón Varela, un coloso inabarcable por los defensores. El último cuarto de hora del enfrentamiento volvió a verse afectado por los parones y enfrentamientos. Sin embargo, se manejó bien el quince cántabro en ese escenario ante un Getxo muy castigado por el cansancio. Lo tuvo muy clara la delantera santanderina hasta acumular una larga serie de fases por el eje que condujeron al decisivo ensayo de Gastón Moreno.

Aún hubo tiempo para volver a zarandear a la defensa local, incapaz de sacudirse el sometimiento. No pudo el Getxo evitar la segunda derrota de la temporada, en ambas ocasiones por escasa diferencia, ante los que han demostrado por méritos propios ser los grandes depredadores del Cantábrico: el asturiano Belenos y un Independiente que arrolla a cuanto rival se le pone por delante