'La Escupidera', el punto negro de los Pirineos: ¿por qué es tan peligrosa?

«No nos gusta hablar de punto negro, pero es un lugar en el que se ha producido muchos accidentes», explica Marta Ferrer, coordinadora de la campaña Montaña Segura, impulsada por el Gobierno de Aragón y la Federación Aragonesa de Montaña. A falta de datos concretos -este periódico los ha solicitado a la Guardia Civil de Jaca, encargada de los rescates de montaña. La respuesta ha sido que no ofrece este tipo de información-, 'La Escupidera' es casi con seguridad el punto de los Pirineos donde más accidentes fatales se han registrado. «Cuesta pensar en otro punto de la cordillera donde se hayan producido tantas muertes. En lugares como el glaciar del Aneto también se producen accidentes, pero rara vez son fatales», subraya Iñigo Ayllón, responsable de la Oficina de Información de Montaña de Jaca.

¿Qué es lo que la hace tan peligrosa ? Los dos principales factores son su peculiar forma y su orientación. Ambos la hacen muy peligrosa en invierno. «En verano es uno de los tresmiles más fáciles. El problema llega con la nieve y, sobre todo, el hielo. En esas condiciones, un error no tiene plan B. 'La Escupidera' escupe», enfatiza Ferrer. Y lo hace a un barranco de más de un centenar de metros de profundidad que convierte en mortal cualquier caída.

Respecto a la orientación, es clave porque explica el estado de la nieve y la posible presencia de hielo. «No es especialmente inclinado, pero su orientación, hacia el oeste, hace que el sol del invierno solo incida durante un tiempo a mediodía. La nieve no se transforma y queda hielo. Un amigo llegó a romper un crampón hace unos días», cuenta Ayllón. Entra aquí la importancia no solo de llevar crampones y piolets, «sino de saber utilizarlos. Si no consigues pararte en los primeros cinco segundos, ya no es posible hacerlo. Todos hemos hecho autodetenciones en pendientes suaves para practicar, pero hay que refrescar ese conocimiento», insiste Ferrer. «Lo ideal es ir andando pensando que te vas a caer. Hay que tener el piolet preparado desde que sales del coche hasta que vuelves a él», corrobora Ayllón.

A estas dos razones hay que sumarles el cansancio y la gran afluencia de montañeros. Se trata de una actividad «compleja por la longitud en kilómetros y el desnivel a superar». La ruta más habitual parte del parking de la Pradera de Ordesa, pasa por delante de la cascada de la cola de caballo, sube al refugio de Góriz, llega al Lago Helado, ya a 3.000 metros de altura y enfila finalmente la última y peligrosa rampa para poder llegar a la cumbre. Son unos 16 kilómetros y casi 2.000 metros de desnivel positivos, el equivalente a subir tres veces el Pagasarri desde la ría. «Lo más normal es hacerlo en dos días tras pasar la noche en el refugio de Góriz. Aun así, el factor cansancio hay que tenerlo en cuenta. A este hay que sumarle cierta urgencia temporal el día de la cima. Hay que subir desde el refugio -algo más de tres horas, según la estimación de la página web del mismo-, bajar y llegar de nuevo al punto de salida. La misma caída a las nueve de la mañana y a las cinco de la tarde, ya con el cansancio acumulado, puede tener consecuencias muy diferentes», precisa. Y la masificación hace más probable los accidentes. «A más gente, la media tanto de capacidad física como técnica baja», subraya.

El sábado, tras el fatal accidente, los guardas del refugio de Góriz advirtieron de las condiciones en las que se encontraba 'La Escupidera'. «El viento que ha soplado estos días en altura ha dejado la nieve muy dura y complicada en los tramos expuestos del macizo. La montaña invernal puede ser tan hermosa como cruel. Por ello os pedimos mucha precaución en los próximos días y pensar en que a veces renunciar a la cumbre no es una derrota, sino un aprendizaje más en el sinuoso camino de todo montañero».