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MIKEL MADINABEITIA
Santander
Jueves, 7 de octubre 2021
La leyenda del Everest ya tiene un nuevo relato. Un último capítulo en forma de deliciosa obra, que se devora con gusto, y que lleva el sello de Sebastián Álvaro. El escritor madrileño, director durante 29 años de 'Al filo de lo imposible', ha presentado su nuevo libro 'Everest 1924, el enigma de Irvine y Mallory', en el que trata de descifrar una de las grandes preguntas del alpinismo. ¿Fueron los escaladores británicos George Mallory y Andrew Irvine los primeros en hollar la cumbre más alta del mundo?
Esta pregunta ronda en el inconsciente colectivo desde que desaparecieron en 1924 en su intento por ser los primeros en ascender el mito del Himalaya. Casi un siglo más tarde, sigue siendo uno de los grandes misterios del alpinismo. En su obra, Sebastián Álvaro recopila de manera minuciosa todos los detalles que se saben sobre aquella aventura, así como los testimonios que realizaron algunos de los participantes.
Y lo que se sabe es que un compañero de aquella expedición vio a Mallory e Irvine caminando a 8.500 metros. También que el cadáver del primero se encontró en 1999, enterrado bajo la nieve, aunque sin constancia gráfica de que hubiera coronado la cumbre –portaba una cámara fotográfica que nunca ha aparecido y que sería algo así como la caja negra de un avión–.
Para situarse mejor en las circunstancias de esa expedición, en el año 2000, en una de las cinco ascensiones que ha realizado al Everest, Álvaro decidió recrearla, con los mismos trajes y el mismo material que usaron aquellos pioneros. Para ello contó con la participación, entre otros, de los montañeros Juanito Oiarzabal, Alberto Zerain, Juan Vallejo y Josu Bereziartua.
El autor se apoya en una mirada periodística y también en años de exhaustivo trabajo de investigación. Con todo, nutre todo el compendio de datos con su vivencia personal, pues conoce sobradamente y de primera mano el escenario por el que se mueve. De ahí que mezcle retazos del pasado con reflexiones y formas de ver el alpinismo y la vida. De las suyas y de las de aquellos pioneros que se adentraron en el terreno de lo desconocido. Y lo hace con un lenguaje apasionado, directo y bello al mismo tiempo, mientras acompaña la lectura con viejas imágenes de ambas expediciones que conjugan paisajes impresionantes y ternura. Mucha ternura.
Título: 'Everest 1924, el enigma de Irwine y Mallory'.
Autor: Sebastián Álvaro.
Género: Montaña.
Editorial: Desnivel.
Páginas: 368.
Precio: 23,75 euros.
Para aquellos apasionados de la montaña era imposible renunciar al sueño de escalar el Everest, el techo del mundo. Porque como dice el autor del libro, son los sueños y el pensamiento «los verdaderos motores del destino». Aquellos seres humanos compartían una visión romántica, casi mística, de la montaña. Por eso no les importaba salirse del mapa para emprender una verdadera aventura en la que la exploración, la cartografía y la escalada irían de la mano.
Pero no sólo debían luchar contra sus límites. No sólo debían combinar la fortaleza física y la serenidad mental. También debían enfrentarse a la incomprensión de muchos, incluidos sus seres queridos, que no entendían qué recompensa había en escalar las montañas más grandes. Sobre todo si esos desafíos implicaban graves consecuencias. ¿Cuáles? Que equivocarte una sola vez puede significar el final de tu vida.
Sebastián Álvaro sumerge al lector en el universo geográfico, mental y fisico de aquellos jóvenes exploradores británicos que, tras sufrir en sus carnes el colapso del mundo durante la Primera Guerra Mundial, cambiaron los fusiles por el piolet y se plantearon la escalada de la montaña más alta de la Tierra como su mejor medicina para aliviar su alma del dolor de la Gran Guerra.
sebastián álvaro
Escritor y alpinista
El relato contiene toda la épica, tragedia y aventura que inspiró durante décadas a tantos alpinistas de todo el planeta. A falta de mapas fiables, sin la información que hoy abunda a golpe de ratón, fue necesario dar con las aproximaciones a las montañas, encontrar sus debilidades, imaginar sus rutas, esquivar glaciares terribles, entender el peligro de los aludes...
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Porque el alpinismo, en última instancia, es algo sencillo: buscar un camino que dibuje un sueño. Esa fue la gasolina de aquellos pioneros. Lo que les llevó a la otra punta del mundo en busca de un imposible, sin olvidar otro detalle. Quizá el más relevante. Su profundo amor por la montaña.
Uno de los contrastes evidentes que surgen en la lectura es constatar la transformación que ha registrado el alpinismo: de una actividad romántica a máxima expresión del mercantilismo. Muchas voces critican los excesos que se viven en los últimos años en os campamentos base del Himalaya y del Karakórum. Basura, ruido y el espíritu del dinero se unen y dejan su huella por aquellos lares, mientras que los pioneros se enfrentaban a lo desconocido con lo justo. Sin los materiales ni la información que existen hoy. Pero todo cambia, nada permanece.
Sebastián Álvaro muestra, eso sí, un profundo respeto por el 'modus operandi' de aquellos exploradores. Y defiende que el misterio de Irvine y Mallory «continuará dando que hablar durante mucho tiempo. Desde luego que no eran infalibles, pero no podemos juzgarlos con condescendencia, ni creernos superiores porque tengamos herramientas tecnológicas superiores a las suyas. Todavía hoy escalar tiene más que ver con la inteligencia y la valentía, la fuerza y la correcta valoración de las posibilidades».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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