«Ha sido una temporada buena en el refugio del Urriellu, avanzamos hacia la calidad»

A raíz de la pandemia, en refugios como el del emblemático Picu decidieron reducir en un tercio el aforo para «preservar el medio ambiente» y anticiparse al problema de la seguía. La experiencia positiva de esta campaña les reafirma en su apuesta por limitar capacidad para ofrecer un «servicio de calidad y sostenible». «Ha sido un año muy bueno, avanzamos hacia la calidad, la tendencia va por esa línea», afirma González. El objetivo, recuerda, es que los Picos «no se masifiquen y sean un atractivo turístico no de folixa, sino de disfrute del paisaje y la naturaleza».

Respecto a la sequía, González rememora que ya en el momento de la construcción del refugio, en los años 50, «tuvieron que paralizar las obras por la falta de agua». Pese a que la escasez de recursos hídricos «no es una novedad», sí subraya el guarda que «cada año va a ser peor». «Hay que saber leer la naturaleza y anticiparse, los manantiales y acuíferos son los que son. Los guardas siempre se han adelantado y pensado a años vista», sostiene.

Otro aspecto positivo de esta temporada es la percepción de que «la gente cada vez viene más concienciada» en materia de seguridad. González indica en ese sentido que, en lo que va de año, fueron dos los accidentes graves de escalada registrados en el Urriellu y los afectados «salieron con lesiones fuertes, pero no mortales».

En la procedencia de montañeros se consolida además el perfil internacional. González comparte que hace unos días partieron del refugio dos brasileños y que, en estos meses, por la instalación pasaron usuarios de Estados Unidos, Canadá, México, Japón, Filipinas y numerosos países de Europa. «La gente extranjera está muy concienciada», destaca.

En materia de obras, aguardan por «nuevas inversiones» y trabajos de mantenimiento. «Los guardas vamos haciendo lo que podemos», indica González. Pese a que la afluencia ya es menor, en el refugio permanecerán previsiblemente hasta mediados de diciembre.