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FERNANDO J. PÉREZ
Martes, 18 de febrero 2020, 14:57
Dos de dos. Alex Txikon ha perdido este fin de semana al segundo compañero de cordada que se llevó al Everest desde España. Hace dos semanas fue Jonatan García y ahora le ha tocado a Óscar Cardo. El albaceteño tuvo que ha tenido que ... ser evacuado desde el campo 2 ante los evidentes síntomas de padecer mal de altura. El alpinista se recupera ya en un hospital de Katmandú y en cuanto su estado de salud se lo permita, en los próximos días regresará a España.
El alpinista explica en un comunicado lo sucedido. «A las 2.15 am del 15 de febrero estábamos en pie Pechhumbe, Geljen Lama, Nurbu, Oscar y yo. Partimos hacia el Campo 2 en una noche preciosa, con nervios y algo de sueño, cargadísimos, pero a buen ritmo. Caminamos bajo una luna menguante que tiñe el valle de una luz mágica; no puedo parar de hacer fotos. Voy pensando que somos unos privilegiados».
Pero pronto iban a comenzar los problemas. «Al pasar por Campo 1 cargamos incluso algunas cosas más. Óscar viene como una moto, sonriente y poderoso; es un tipo muy fuerte. Sin embargo, ya muy cerca del Campo 2, a apenas 1 kilómetro, su paso cambia totalmente. Deja de coordinar, se siente mal, dolorido… Me doy cuenta de que posiblemente sufre un edema severo».
«Hay que tomar decisiones», continúa relatando Txikon. «Nos dicen que, ante todo, uno ha de ser fuerte y valiente, y bajar por sus propios medios, pero lo cierto es que, en su estado, enfrentarse de vuelta a la cascada del Khumbu podría ser letal». Alex pide opinión a Sergio y a Diego que esperan en el CB. «Les comento que no veo a Óscar, en su estado, rapelando con mochila por los seracs de la cascada, arriesgándonos a un vivac a pelo en pleno invierno, lo que podría ser peligrosísimo».
Deciden pedir un helicóptero para el rescate, pero no llegará hasta la mañana siguiente. Les espera una noche larga y dura en el campo de altura, a casi 6.500 metros, «confiando en que Óscar aguante. Todos estamos asustados. Me cargo a la espalda su mochila y la mía y al fin llegamos al Campo 2». Desde allí llaman a Antonio Cid, un médico amigo de Óscar, que les da instrucciones concretas sobre cómo cuidar a Óscar y qué medicinas administrarle.
El organismo del alpinista albaceteño empieza a reaccionar a la medicación y todos se tranquilizan. «Además de una gran persona, Óscar es bombero de profesión y eso cuenta. Ha sabido estar en todo momento y ha dado lo mejor de sí mismo, pero estas cosas pasan y, a esta altura, siempre son graves. A veces no recuerda algunos de los duros momentos vividos. Apenas duermo, le velo y me preocupo… Psicológicamente es muy duro, pero aguantamos, hasta que a las 7.40am aparece el helicóptero y se lleva a Óscar», añade Alex.
Este nuevo contratiempo deja a Txikon solo con los tres sherpas que forman parte de su equipo en esta expedición: Pechhumbe, Geljen Lama, Nurbu. Y la labor que les queda se antoja titánica. Aún no han llegado al campo 3, a 7.200 metros en la pared del Lhotse y el tiempo empieza a apremiar.
Aunque aún queda más de un mes para la entrada de la primavera, la experiencia adquirida por el de Lemoa en las anteriores expediciones le dice que el plazo real para hacer cumbre se termina a finales de febrero. En marzo, el invierno oficial sigue vigente hasta el día 21, pero el meteorológico no. Las temperaturas suben mucho y el tiempo se vuelve más inestable. En esas condiciones, intentar escalar el Everest es poco menos que jugar a la ruleta rusa.
Así que Alex y sus tres compañeros nepalíes están dispuesto a echar el resto en los próximos días. Pero la montaña no se los va a poner fácil. Como no se lo ha puesto hasta ahora. Justo antes de iniciar la última rotación, el viento se llevó por delante varias tiendas de campaña en el campo base e incluso había derribado algunos seracs en la Cascada del Khumbu, lo que les obligó a equipar una nueva ruta por el laberinto de hielo «más difícil pero menos peligrosa» confesaba el vizcaíno hace unos días.
Inmunes al desaliento, en cuanto Óscar Cardo fue evacuado y recibió la noticia de que estaba ya a salvo en un hospital, Txikon y los tres sherpas decidieron hacer un intento para llegar al campo 3. «Sin apenas pensarlo, nos armamos con nuestro equipamiento y tiramos para arriba otra vez. No sopla viento, pero hace mucho frío. Valle arriba, la sombra del Lhotse nos engulle, hasta que llegamos a la rimaya cargados como mulas. Con los dedos adormecidos, casi sin dormir y sin beber, empezamos a equipar la ruta hacia el Campo 3«.
Pero el Everest les volvió a mostrar los dientes. «Las piedras caen sin cesar desde la erosionada pared Oeste del Lhotse. Aguantamos, hacemos varias intentonas, pero el viento nos perjudica y observamos que, a cota 8.000, sopla con fuerza. No podemos jugárnosla así».
Deciden volver al campo 2 a recuperar fuerzas y esperar a una nueva oportunidad. Aunque Txikon sabe que no depende de ellos. «Estamos bien dentro de lo que cabe y aquí aguantaremos, dejándonos la piel, como lo hicimos ayer y lo haremos siempre, pero con cabeza fría y precisión. Seguiremos siendo eficaces y, modestia aparte, bastante buenos estrategas, aunque lo cierto es que no tenemos la última palabra». Si el Everest les cede esa palabra aunque sea por unas horas, hoy martes volverán a intentar llegar al campo 3.
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