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A Guillermo Palomero, director ejecutivo de la Fundación Oso Pardo -que tanto ha luchado por recuperar la población de la especie en las montañas del Norte de España-, no le inquietan nada los dos episodios narrados por vecinos de Liébana y Campoo, que se ... han topado con ejemplares últimamente y han contado sus temores por encontrárselos cerca de sus viviendas. Palomero lleva años difundiendo el mensaje de que la presencia del oso en un hábitat forma parte de la salud de un entorno natural y, por eso, la organización que dirige ve «sin motivo de preocupación» estos encuentros. «Es raro tener problemas con ellos, porque tienden a evitar» a los seres humanos, dice.
Palomero explica sin asomo de desasosiego que, en Liébana, los vecinos avistaron unos ejemplares jóvenes que se acercaron a ciertos sitios a comer cerezas porque en la zona hay buena fruta. «Son jóvenes y, por tanto, más atrevidos, van a lo suyo, sin preocuparse de que podrían encontrarse con gente».
El experto desconoce los detalles de lo ocurrido en estos últimos meses en Campoo, donde están destrozando colmenares, y la pasada semana un ejemplar se cruzó con un matrimonio que paseaba por Mazandrero. Pero sabe que en la comarca, muchos productores de miel han pedido pastores eléctricos de mayor potencia para ahuyentarlos y cree que esta «es la solución lógica».
En cualquier caso, la Fundación Oso Pardo difunde de continuo las recomendaciones para todos aquellos que crucen su camino con el de un plantígrado: no hay que tirar nunca restos de comida en la montaña porque el animal tiene muy buen olfato. Tampoco hay que seguir sus huellas porque te lo puedes acabar topando. Si ves uno cerca, no corras, ni grites, ni le amenaces. En caso de un encuentro fortuito, hay que hacerse notar sin gestos agresivos y hablar con suavidad, para que te identifique y siga adelante. Aléjate lentamente mostrando siempre que no eres una amenaza para él.
Si lo localizas en una carretera, frena o detén el coche -si puedes hacerlo con seguridad- hasta que el oso abandone la calzada. No le persigas: molestar a la fauna protegida es un delito.
Solo se han registrado seis incidentes con contacto físico en los últimos veinticinco años, y uno más en los Pirineos, ninguno de ellos con muerte.
Luces de emergencia y parar o reducir la marcha para que abandone la vía. En ningún caso perseguirlo.
Ante una carga disuasoria mantener la calma, hablar suave y sin gestos agresivos para que el animal nos identifique y cambie de rumbo.Nunca interponerse entre una osa y sus crías.
Si avanza hacia nosotros, hacerse notar sin gestos agresivos y hablar sin vocear. Retirarse despacio sin perder de vista al animal.
No adentrarse en vegetación cerrada y roquedos. No abandonar rutas y senderos señalizados.
No correr, ni gritarle o amenazarle, porque eso puede desatar una reacción agresiva.
Disfrutar de la observación sin acercarse al oso. Los osos pardos viven en áreas con cierta actividad humana.
Tumbarse boca abajo o en posición fetal y permanecer inmóvil protegiendo la cara y la cabeza.
Seguir las recomendaciones anteriores y no disparar al aire para asustarlo. Podría reaccionar con un ataque.
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