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ÓSCAR GOGORZA
Jueves, 17 de octubre 2019, 15:27
Marc Toralles tiene 36 años y apenas lleva diez escalando. Saltándose todas las etapas lógicas, se ha convertido en uno de los mejores alpinistas del país, alguien tocado con una capacidad innata para lograr que lo tremendamente complicado parezca sencillo. La última perla ... del abultado currículo de este guía de alta montaña es la ascensión de la línea conocida como 'Slovak Direct', al Denali, junto a su amigo Bru Busom. Es decir, cuatro días de escalada en estilo alpino, malas condiciones y sin retirada posible, un compromiso absoluto que ya le ha colocado en una dimensión inesperada. A ratos, le cuesta creer dónde ha llegado el joven que un día decidió dejar de lado su vida ordenada para seguir un camino opuesto, cegado por una pasión.
-Empezó a escalar tarde, a los 26 años. ¿Cómo ha sido su vida desde entonces?
-Realmente me ha cambiado la vida radicalmente… He pasado de tener un trabajo estable de lunes a viernes y un mes de vacaciones al año, a tener un trabajo que me permite tener mucho tiempo libre y recorrer el mundo viajando con la excusa de practicar escalada o alpinismo.
-¿Qué ha encontrado en el mundo de la escalada y del alpinismo?
-Principalmente emociones. También he conocido a gente maravillosa y he podido vivir y compartir momentos únicos. Sin embargo, he encontrado la otra cara de la moneda: he perdido demasiados compañeros practicando esta actividad. Son disciplinas en las que, a diferencia de otras, no hace falta competir contra nadie, solo contra los miedos que todos tenemos dentro y nuestras limitaciones. Nunca me ha gustado medirme con nadie.
-¿Qué ha de tener una cordada para que funcione?
-Principalmente, visión de equipo. Y entenderte con el compañero. Hay gente con la que no sabes por qué, pero todo funciona y otra con la que no. No es que sean mala gente. Simplemente no funciona…
-¿Por qué a muchos alpinistas e incluso guías de montaña les cuesta tanto reconocer que pasan miedo escalando e incluso en ciertas situaciones de trabajo?
-Pues no lo sé… la verdad, pero imagino varias razones. ¿El ego? En mi caso, reconocer que paso miedo, me libera y me ayuda a estar alerta. Sin miedo, cruzarías la calle sin mirar… Compruebo que existe mucha gente que antes de reconocer que tiene miedo, busca mil excusas y esa situación lo único que consigue es crear frustración. Si no reconoces tus miedos, nunca los podrás afrontar… Es cierto que trabajando como guía de alta montaña afronto situaciones donde paso miedo. Pero ese miedo me ayuda a estar concentrado para no cometer ningún error. Al final me contratan para que gestione esas situaciones.
-¿Es malo pasar miedo en la montaña?
-No es ni bueno ni malo, cada uno elige hasta donde quiere llegar. En mi caso, va ligado a la manera que tengo de entender la montaña. Es igual de respetable la persona que sale al monte a caminar y no quiere ni necesita pasar miedo para disfrutar de la montaña que el que necesita esa dosis de riesgo y aventura durante la actividad para poder disfrutar.
-¿Fomentan los guías la masificación en montañas famosas como Aneto, Mont Blanc o Cervino?
-No lo creo. Cada vez hay más gente que sale a la montaña, ya sea con o sin guía. Creo que es responsabilidad de los profesionales formar y transmitir los valores de la montaña. Considero más bien que el problema de la masificación es fruto de las redes sociales y los medios de comunicación. Me compro un piolet y al día siguiente ya quiero subir el Everest, ya que he visto que una persona ha subido corriendo.
-Por un lado, ciertos alpinistas tienden a retratar siempre el lado épico de sus actividades, pero otros como usted tienden más a restar importancia incluso a ascensiones extremas como la del Denali. ¿dónde estaría el justo medio?
-En la conciencia de cada uno. Creo que le doy la importancia que merece. No necesito magnificar la relevancia de mis actividades, ya me compensa el hecho de haber podido llevarla a cabo.
-Da la impresión de que vive para escalar, al día, trabajando para ahorrar y poder salir de expedición. ¿Es así?
-Sí. A los alpinistas que no subimos 'ochomiles' y no llevamos un cronómetro nos resulta imposible conseguir soporte económico para financiar nuestras expediciones. Así que cada céntimo de mis expediciones sale de mi bolsillo. Con esto, si deseo salir de expedición me toca trabajar y ahorrar. Afortunadamente, recibo el apoyo de Black Diamond y Camp Base.
-¿No le resulta deprimente ver cómo el cambio climático altera dramáticamente los escenarios históricos del alpinismo?
-¡¡Mucho!!! Se están cayendo paredes míticas como la cara Oeste del Dru. En los próximos años nos tendremos que adaptar al clima. Muchas escaladas que se hacían en agosto se tendrán que hacer en mayo o junio. Incluso en invierno.
-¿Estaría preparado para vivir si pierde la motivación enorme que tiene ahora?
-Espero no perderla nunca… pero por otro lado creo que si algún día llega, me gustaría poder disfrutar más de la gente que me quiere y aprender a disfrutar de otras cosas.
-¿Los alpinistas no viven demasiado en su burbuja?
-¡Totalmente! Al final te rodeas con gente con la misma pasión y tu realidad pasa a ser esa. Lo único que hacemos es subir a un sitio para volver a bajar. Y si regresas a casa entero eres un héroe. Si analizas la situación, es muy absurda… pero para mi es la grandeza de esta disciplina. Hacemos algo sin sentido, porque nos da la gana.
-Suele escalar vías que no están en buenas condiciones, o con partes meteorológicos adversos. Es como si le diese igual cómo está la montaña de tanto que confía en sus cualidades
-Confío en mi mismo. Si tú sabes que puedes hacerlo, lo harás. Tampoco me considero un loco. Seguramente mucha gente piense que nos arriesgamos mucho y que cualquier día pringaremos
-¿El alpinista ha de nacer con dotes especiales o se las fabrica a medida?
-En mi caso no nací con dotes especiales. Simplemente me apasiona este mundo y hago lo que haga falta para poder llevar a cabo mis objetivos. Sin motivación, el frío, el hambre, el miedo o el cansancio que se soporta… Sería una agonía.
-¿Cómo gestiona el egoísmo propio de los alpinistas?
-Pues muy mal. Tendrías que preguntar a Olga, mi pareja. La gente te admira por lo que ve en las redes y los medios de comunicación. Pero solo ven una pequeña parte de mi persona. A lo mejor como persona soy nulo. Hoy en día con las redes sociales resulta muy difícil frenar ese ego. Te podría mencionar varios perfiles de Instagram que solo buscan el reconocimiento social, dando una imagen distorsionada de la realidad. Eso sí, ¡cómo nos reímos con estos influencers!
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