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El aumento de la población de osos en Liébana se está notando más en las calles de algunos pueblos de la comarca. Así, durante estos últimos días, se ha visto pasear e incluso juguetear con una cámara de vídeo a varios plantígrados en las ... localidades de Cueva (Pesaguero), Dobres (Vega de Liébana), y también en Los Cos, cerca de Piasca (Cabezón de Liébana). Asimismo, varios ganaderos denunciaban este martes a El Diario Montañés la desaparición de más animales que atribuían al ataque de los osos. La Consejería de Medio Ambiente no ha certificado ninguno de ellos aún.
A las denuncias públicas de ganaderos de Cabezón de Liébana y de Vega de Liébana sobre el ataque de oso, ya certificado, en dos rebaños de ovejas en Soberado y Yebas la pasada semana, se sumaban estos días las de otros dos pastores que atribuyen al oso la desaparición de un «jato» y de cuatro cabras en Piasca y Soberado, respectivamente. En el primero de los casos, los afectados explican que la desaparición del ternero pudiera ser de oso ya que, según relatan, «se levantó el animal 600 metros» hasta donde se encontró el rastro. En el segundo caso, el de las cuatro «cabritas» de Soberado, se explica que desaparecieron sin más y que por ello no se pueden certificar, ya que el oso las esconde «en lugares de difícil acceso, como brezales».
Desde la Consejería de Medio Ambiente, Desarrollo Rural y Biodiversidad se reconocía este martes tener conocimiento solo del caso de Piasca y no lo computaban como un caso de oso, sino que opinan que podría ser compatible con «ataque de lobo». Del suceso de Soberado no se aportaron datos.
Mientras tanto, el alcalde de Cabezón de Liébana, Jesús Fuente, explicaba también que en los últimos días se habían visto osos «en Piasca y en Los Cos», al menos así lo estaban comentando los vecinos. Fuentes también explicaba que «nadie» de la Consejería ni de la Fundación Oso Pardo (FOP) se había puesto en contacto con ellos para explicarles cómo se estaba llevando a cabo el seguimiento del ejemplar o ejemplares que, supuestamente, están «picados a las ovejas», como dicen los ganaderos.
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Mientras, los ganaderos apuntan ahora al oso y no al lobo como responsable de los ataques. En los últimos días (entre el pasado jueves y el viernes) se ha podido ver a un oso adulto paseando tranquilamente de noche por la localidad de Cueva, en Pesaguero. Allí, unas mujeres pudieron grabar con un móvil su excursión nocturna desde las casas cercanas. A la par, otro ganadero de la zona de Dobres pudo captar el momento en el que otro plantígrado se metía entre sus ovejas –a las que no atacó– y se cebaba con la cámara que había instalado en el corral para detectar depredadores. De hecho, en el vídeo se puede observar cómo el animal golpea la cámara –según el testimonio del testigo– mientras se escucha ladrar a los perros mastines que custodiaban al ganado.
Cambarco es otro de los pueblos de Cabezón de Liébana donde también, según los vecinos, se ha podido avistar al oso este mes. Esta última localidad es, de hecho, el pueblo donde el famoso osezno bautizado como Beato se paseó todas las navidades de 2017 –a la pata coja– buscando comida entre la basura.
«Están por todas partes y se ven las cagadas por los pueblos todos los días», comentaba un ganadero de Vega de Liébana que, aunque no había sido víctima de ataques en esta ocasión, si que explicaba que hace dos años le certificaron un ataque de plantígrado al rebaño y relata cómo vieron al oso con el animal. «Hace dos años nos quedamos de noche y vimos al ejemplar cómo se llevaba el cabrito en la boca», explica. Junto a otro afectado lamenta que, como muchas veces los animales desaparecen, ellos no pueden demostrar que les han atacado. «A mi me da igual que sea oso o lobo, el problema es que muchas veces no lo podemos probar. Aquí el año pasado me mordieron el ternero por detrás, eso sí se pudo certificar», relata uno de ellos. Ambos creen que es un espécimen que lleva varios años en la zona.
Más osos en Liébana
Pedro Álvarez
La pasada semana, la Consejería de Medio Ambiente a través de su titular, Guillermo Blanco, reconocía la presencia de un oso «problemático» en la zona. Como medida disuasoria, explicaba que se habían lanzado cohetes y que, al no dar resultado, se había acordado iniciar la fase dos del protocolo establecido para estos casos, que es ahuyentar al animal con vigilancia y balas de goma. Este martes, la Consejería confirmaba que se mantenía ese protocolo y que aún no se había aprobado pasar a la tercera fase, que sería la extracción y traslado del animal.
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Además, desde Medio Ambiente y la FOP se explicaba que no es habitual que un oso ataque a las ovejas o a las cabras, aunque reconocían que eso podía suceder y por eso se estaba vigilando al animal. No obstante, añadían que normalmente el número de animales que se llevan es pequeño ya que el depredador traslada y entierra los restos para ir comiendo poco a poco la carroña.
Desde la FOP también se recordaba que la protección del rebaño con pastores y otras medidas suele disuadir al plantígrado. También se emplazaba a la Consejería a investigar a fondo todos los casos y se recordaba que uno de los pasos del protocolo, para ellos fundamental en el seguimiento del animal, es capturar y poner un collar de radiovigilancia para saber con certeza si es el ejemplar problemático o no.
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