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Soraya Pérez
Bulnes
Jueves, 6 de marzo 2025, 15:06
Hasta finales de los 90 Bulnes, en Cabrales , era conocido en Asturias por su incomunicación. Este pueblo de Picos de Europa no tenía ningún acceso rodado y sólo se podía acceder a él a través de un sendero no asfaltado que recorre el desfiladero del río. Fue precisamente con la idea de acabar con el secular aislamiento de este pueblo, que apenas cuenta con unos 50 vecinos, y de potenciar la zona como destino privilegiado de turismo rural, que el Gobierno del Principado proyectó en el año 1998 un funicular que atravesase la montaña y salvase el desnivel entre Poncebos y el propio Bulnes.
Así nació el funicular de Bulnes, inaugurado en el año 2001. Desde entonces es utilizado por sus vecinos para transportar bienes, animales y pequeños tractores para labores agrícolas. También es el medio de transporte de todo el turismo que viene a conocer esta aldea de ensueño. Sin embargo, hace un mes y medio, los vecinos de Bulnes fueron informados de que el funicular estaría cerrado desde hoy hasta el próximo 6 de abril, por mantenimiento. En concreto, las obras incluirán la sustitución de los armarios de mando y seguridad del remonte en ambas estaciones y vehículos, el reemplazamiento de la unidad de potencia, paneles de control y frenos, junto a la renovación de los cableados de potencia y del sistema de comunicaciones.
Ante esto, quienes residen permanentemente en Bulnes estarán incomunicados durante todo el mes. Algunos han tomado la decisión de marchar hasta que el servicio sea nuevamente restituido, y otros, unos seis aproximadamente, han tomado la determinación de quedarse en el pueblo. Sin embargo, aunque la mayoría entiende que el mantenimiento del funicular era necesario, también asegura que este cierre supone un gran problema para ellos y, sobre todo, para el turismo.
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Tal es el caso de Alberto Noriega, dueño del alojamiento rural El Caleyón. Dice este cabraliego que si bien el mantenimiento del funicular es necesario, «no nos avisaron con suficiente tiempo de que iba a cerrar. No pudimos planificar bien». Para él este cierre temporal supone una pérdida económica importante porque «ya tenía reservas para esta fecha y también tengo el alojamiento todo reservado para Semana Santa. Dicen que abrirán nuevamente el 6 de abril, y eso espero, porque si las obras se retrasan tengo que cancelar también esa semana y para mí sería terrible. ¿Cómo le digo a los turistas que ya no tienen donde dormir?», se pregunta.
Noriega también critica el hecho de que se cerrara el funicular por esta fecha. «Debieron haberlo hecho en enero, cuando hay muy poca gente que viene al pueblo, pero hacerlo justo ahora que empieza el buen tiempo y viene la gente por Semana Santa, es una pésima decisión. No pensaron en nosotros», explicó el hostelero.
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Pero su molestia no se limita al cierre. Noriega considera que la solución para Bulnes «nunca ha sido el funicular. Es mentira que los vecinos estamos contentos con el funicular, lo que queremos y siempre quisimos es una carretera», zanjó.
Además de Alberto, su sobrino Sergio Noriega es también otro hostelero afectado por el corte del servicio, el bar-restaurante Bulnes. Ayer mismo colgaba en sus redes sociales el aviso: 'Cerrados hasta el próximo 6 de abril por el mantenimiento del funicular'. Cuenta que para él tampoco es fácil asimilar esta nueva situación. «Todos entendemos que el mantenimiento de cualquier funicular debe hacerse periódicamente, pero eso no quita el hecho de que para un restaurante cerrar un mes entero no es nada positivo. Ya es lo suficientemente duro ser autónomo como para quedarte sin trabajar 30 días», subraya.
Sin embargo, hay quienes se toman esta situación con más calma y filosofía. Es el caso de David Rodríguez Méndez, dueño del alojamiento la Casa del Chiflón, en Bulnes. Ha cogido las riendas del bar que antes llevaron sus padres y que lleva sirviendo a la clientela desde 1979. «Lo he visto todo, he estado aquí cuando ni existía el funicular y todos teníamos que subir y bajar caminando, incluso con mercancía».
Para él es lógico que «un funicular que lleva 24 años funcionando necesite mantenimiento». Abunda en que a lo largo de este tiempo ya se han hecho algunas actuaciones en este sentido, «pero siempre se prolongaban una semana o poco más. Es la primera vez que cierra durante tanto tiempo», explica.
De hecho, David se ha ido a Gijón a pasar esta temporada. «Yo tengo casa en Gijón aunque voy todas las semanas a Bulnes por el negocio. Pero durante este mes me quedaré en la ciudad. Aunque si tuviese que subir, tampoco tengo problema de hacerlo caminando, cuando no existía funicular era lo que se hacía», recuerda. Sin embargo, este hostelero gijonés sí es crítico con los horarios del funicular. «El servicio es bastante precario porque tenemos unos horarios muy limitados. No puede ser que funcione hasta las seis de la tarde. Es decir, si no estás en Bulnes a las seis, te quedas sin subir. Es absurdo», asegura.
Cabe destacar que la renovación del mando de control eléctrico del funicular no es la única inversión prevista. La Consejería de Movilidad adjudicó un contrato de 356.121 euros para la construcción e instalación de dos nuevas plataformas de carga, que duplicarán la capacidad de transporte de mercancías. Actualmente, estas plataformas se encuentran en fase de fabricación. El año pasado, utilizaron el servicio del funicular 190.031 personas, lo que representa un incremento de 28.034 en comparación con el año anterior. Desde su inauguración en 2001, el funicular de Bulnes ha transportado a un total de 2.538.684 pasajeros.
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