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david gonzález
Vitoria
Viernes, 14 de octubre 2022
En la Llanada Alavesa nadie se explica lo ocurrido. Tampoco en la Diputación, atónita ante lo sucedido la tarde del miércoles en un prado enclavado en Ezkerekotza, un pueblecito cercano a Salvatierra. Allí, «un centenar de buitres» se abalanzó sobre tres vacas adultas que pastaban ... o descansaban en la hierba. Murieron en segundos.
Cuando rodeaban los cadáveres, las aves teóricamente carroñeras fueron espantadas por los propietarios y por otro vecino, testigo del incidente y quien dio la voz de alarma. Las reses –dos contaban diez años y la más pequeña, cuatro– presentaban heridas de picotazos en los ojos, morros, ubres y ano. Es decir, las partes blandas por las que abren los cadáveres estos pájaros que llegan a superar los dos metros de envergadura. Sin embargo, por ahora todo apunta a que esta vez sus objetivos estaban con vida.
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Ana Cobo
Las embestidas corales a crías o a ejemplares moribundos son «habituales». Existe amplia documentación. Pero, de confirmarse la hipótesis ahora principal, sería la primera vez que se da una circunstancia de este calibre. Al menos en Álava.
Una portavoz autorizada de la Diputación reconoció ayer el incidente y la apertura de un expediente foral para aclararlo. Lo tildó de «inusual» y añadió que es «la primera vez» que documentan esta clase de ataque. No obstante, en el Palacio foral optan por la prudencia hasta que sus expertos lleguen a alguna conclusión. Un biólogo y técnicos forales han analizado los cuerpos.
La familia dueña de las bovinos asegura, por su parte, que estaban «sanas» cuando las soltaron por el prado, protegido por una verja. Estas reses pesaban entre 400 y 500 kilogramos y su valor individual ronda los 1.500 euros.
Apuntan los afectados al «hambre» de la bandada como motivo del ataque mortal. Estas aves suelen alimentarse de animales muertos. Pero escasean desde que los ejemplares domésticos no se abandonan en el campo sino que se entregan a la administración.
Como las espantaron antes de que pudieran devorar los cuerpos, estas aves carroñeras sobrevolaron su cercado a las pocas horas. Algo similar les ocurrió ayer. «Saben que aquí hay comida y seguro que lo intentarán otra vez», se teme el ganadero afectado.
Álvaro Camiña está considerado uno de los mayores expertos en aves carroñeras. Fue el primero en documentar un ataque de buitres a un animal vivo –lo hizo en 1989–, y en la actualidad asesora al Banco Mundial así como a varias comunidades autónomas. Preguntado ayer por el incidente de Ezkerekotza, este biólogo vizcaíno se mostró muy cauteloso. «Los desgarros a nivel microscópico confirmarán si (las reses) estaban vivas o no cuando comenzó el ataque, aunque por las hemorragias que se aprecian en las fotografías todo indica que sí».
Camiña aboga por dejar abiertas aún todas las hipótesis. Por ejemplo, «al tratarse de un cercado pudo producirse algún tipo de estampida» y que las aves atacaran a los ejemplares heridos. Hay casos documentados. Por ejemplo en Aragón o en Huelva.
Tampoco descarta que las vacas sufrieran «alguna patología no detectada» y que animara a la bandada hambrienta a abalanzarse. «No hay ataques porque sí, ha habido un desencadenante que debe hallarse», enfatiza este experto.
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