Cestas vacías y setales secos
Campaña de otoño ·
Las altas temperaturas y la ausencia de precipitaciones arruinan el comienzo de la temporada para los buscadores de hongos que cada año se lanzan por estas fechas a los montes y bosques de CantabriaSecciones
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Campaña de otoño ·
Las altas temperaturas y la ausencia de precipitaciones arruinan el comienzo de la temporada para los buscadores de hongos que cada año se lanzan por estas fechas a los montes y bosques de CantabriaHay tres cosas que definen la llegada del otoño a los montes de Cantabria. En primer lugar, la más obvia, que algunos árboles van perdiendo su follaje y los bosques van cambiando progresivamente del verde al amarillo y al pardo, lo que les otorga una ... tonalidad que es una de las señas de identidad de esta época del año, junto con una luz mucho más tenue. La segunda, que los venados comienzan sus ritos de apareamiento bramando en lo que se conoce como berrea. Por último, que las montañas se llenan de cestas de mimbre y navajas en busca de las apreciadas setas de otoño. Otro año más, los amantes de los hongos tendrán que esperar debido a que las altas temperaturas y, sobre todo, la ausencia de precipitaciones han secado los setales. «Estamos a la expectativa, el año pasado ya sucedió lo mismo», reconoce Valentín Castañera, presidente de la Sociedad Micológica Cántabra (Somican).
Aunque los micólogos van al monte todo el año para reconocer y fotografiar setas, es ahora cuando se dan alguno de los hongos más apreciados desde el punto de vista gastronómico. Es cuando deberían comenzar a brotar los sabrosos boletus, los rebozuelos, las senderuelas o las trompetas de la muerte que, a pesar su nombre y su aspecto, tienen un sabor delicioso.
Es la estrella entre los amantes de las setas comestibles de Cantabria. Tiene diferentes variedades: edulis, pinophilus (el que se da entre los pinos) y aestivalis (de verano). Tienen un sabor potente y característico
Su nombre científico es 'cantharellus cibarius'. Se puede encontrar cerca de bosques de coníferas y árboles planifolios, en la mayor parte de los casos a la sombra de encinas, alcornoques o robles.
Responde al nombre científico de 'pleurotus eryngii'. Crece donde vive el cardo silvestre ('eryngium campestre'). Crecen de octubre a diciembre dos o tres semanas después de las primeras lluvias.
Los micólogos la conocen como 'marasmius oreades'. Son de las más fáciles de encontrar ya que se encuentran en claros, zonas de pradera y de pasto. Nunca brotan en zonas boscosas o de matorral bajo
Su nombre científico es 'Cantharellus cornucopioides. Tiene una morfología curiosa de color negro en forma de embudo. Se da, principalmente, en bosques de robles y hayas.
Antiguamente, cuando el otoño brotaba a partir de mediados de septiembre, la humedad que provocaban las abundantes lluvias llenaba de setas los bosques y montañas de la región. «Ahora todo está prácticamente seco. A ver si llegan lluvias fuertes y se anima la cosa», desea Castañera. Además, se topan con otro problema. «Al hacer tanto calor, los insectos atacan a las setas y las llenan de gusanos. Las pocas que se pueden recoger ahora están completamente 'agusanadas'», subraya.
Hace falta que llueva, sí; ¿pero cuánto? «Tenemos un socio matemático que siempre nos repite que 'las setas no son exactas'», relata el presidente de Somican. «Tiene que hacerlo de manera suficiente para que se enfríe el suelo, para que se empape y para que genere humedad», recalca.
Que cada vez llueva más tarde en otoño es ya una tónica habitual, a la que parece que se han acostumbrado los aficionados a la micología. De hecho, Somican, que celebra unas jornadas anuales en Camargo, ha dejado de hacerlo en la última semana de octubre y las ha retrasado a la segunda de noviembre para dar tiempo a que llueva y así se puedan presentar más variedad de hongos.
A falta de que el agua haga su trabajo, es buen momento para repasar lo que debe hacerse y lo que no. Porque recoger setas para el consumo humano puede ser muy peligroso si no se las distingue perfectamente. Las hay tan tóxicas que pueden provocar hasta la muerte. La principal recomendación que dan en Somican es, ante la duda, no cocinar ni ingerir una seta que no sepa exactamente que es. «No valen esos trucos que hablan de que si una moneda de cobre cambia de color... Es absolutamente falso», recalca Castañera. Su asociación abre todo los lunes por la tarde en su local de Camargo para que la gente que quiera acuda con lo recolectado el fin de semana y así pueda salir de dudas. «Allí analizamos una a una todas las setas y descartamos las que son venenosas», explica.
Es la reina por excelencia de las setas venenosas. Crece en todo tipo de bosques. Su veneno ataca y destruye las células del sistema nervioso central, el hígado y los músculos de los humanos.
Está considerada como una de las setas más venenosas del mundo. Contiene una dosis mortal de 'alfa-amanitina', que causa un fallo hepático si no se trata inmediatamente. Se da en bosques de pinos.
También se la conoce como seta engañosa ('entoloma lividum'). Se da en bosques de robles. Los síntomas aparecen en una hora y pueden durar hasta dos semanas. Puede llegar a ser mortal.
La lepiota marrón rojiza, como también se la conoce, es una seta muy tóxica. Se da, principalmente, en praderas, parques, jardines, matorrales y en muchos bordes de los senderos y caminos.
Se da principalmente durante el otoño en los márgenes de bosques y senderos y en pastizales y praderas. Los primeros efectos tras su ingesta se notan entre las 6 y 15 horas posteriores.
Además, cada año organizan unas jornadas de iniciación –están a punto de anunciarlas– para que los novatos puedan comenzar a formarse en el mundo de la micología. También sirve para acabar con lo que ellos denominan «los pisasetas» –los que caminan sin saberlo por los setales– y «los cortasetas» –los que sacan la navaja sin miramientos y acaban con todas–. «Es una actividad donde es importantísimo respetar el medio ambiente», recalca.
Una vez instruidos, los nuevos 'seteros' ya pueden acudir al monte a poner en práctica sus conocimientos. Porque en Cantabria hay muchas zonas donde acudir. Los valles en torno al río Saja, las zonas de Campoo, Valderredible y Liébana son algunos de estos puntos, a los que hay que sumar bosques muy conocidos como los del Monte Hijedo, El Acebal de Abiada (Campoo de Suso), Monte Aá (Ruente) o Vendejo y Caloca (ambos, en Liébana).
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