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El Parque Nacional de Picos de Europa es uno de los espacios naturales más conocidos a nivel nacional, algo que también puede constatarse analizando el interés que despierta en internet, tal y como demuestra el último análisis del portal de turismo Sensación Rural. En ... la radiografía de las búsquedas en Google vinculadas a los parques nacionales y naturales del país, Picos de Europa revela que el espacio que comparten Cantabria, Asturias y León es el más buscado y los usuarios lo valoran con un 9,6 sobre 10.
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España cuenta con cerca de 150 espacios protegidos que disponen de la designación de 'parque nacional' o de 'parque natural', y cada año reciben millones de visitas. De media, se han registrado más de 35.650 búsquedas al mes sobre los Picos de Europa, destacando por encima del resto. Otros de los espacios naturales más destacados, en este aspecto, son el Parque Nacional de Ordesa (Huesca) con 28.680 búsquedas mensuales y el Parque Nacional Delta del Ebro (13.910).
El estudio de Sensación Rural también analiza las valoraciones que realizan los usuarios, y la principal conclusión es el elevado grado de satisfacción con respecto a este tipo de espacios naturales. La valoración media de los parques nacionales es de 9,3 puntos sobre 10, una valoración sobresaliente, en la que Picos de Europa destaca de nuevo. El espacio compartido por Cantabria, Asturias y León es el cuarto mejor valorado del país con una valoración media de 9,6 puntos sobre 10. Por delante, con 9,8 puntos, se encuentran el Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido y el de Somiedo (Asturias).
Desde 1918
En 1918, cuando las preocupaciones por la protección del medio ambiente eran cosa de un puñado de locos y las amenazas que sufría el territorio no eran tan evidentes como las que llegaron unas décadas después, las Cortes españolas aprobaron dotar a los Picos de Europa de una figura legal que garantizaba su defensa y, sobre todo, reconocía el especial interés de este paraje. Ocurrió un 22 de julio. Así, se convirtió en el primero de los quince parques nacionales que existen en la actualidad. Pocos meses después se crearía el de Ordesa, en los Pirineos.
En realidad, entonces, el nombre oficial era Parque Nacional de la Montaña de Covadonga y la iniciativa, a pesar de que se realizó a propuesta del Gobierno de Antonio Maura, estaba bajo el amparo de la corona. El rey Alfonso XIII –bisabuelo de Felipe VI– no sólo sancionó la ley, también respaldó el proyecto.
Su vínculo con este territorio que ahora comparten Cantabria, León y Asturias venía de lejos. El monarca heredó de su padre, Alfonso XII, primer Borbón en pisar la comarca lebaniega, la afición por la caza del rebeco en la cordillera Cantábrica. De hecho, el hijo fue mucho más fiel a Picos que su antecesor.
Hasta en cuatro ocasiones hizo un parón en sus vacaciones familiares veraniegas en el Palacio de La Magdalena de Santander entre 1913 y 1930. Antes y después de la creación del parque natural. Tantas, que la Real Compañía Asturiana de Minas construyó para él una vivienda conocida como el Chalé Real –costó 125.000 pesetas de la época, el equivalente de 751 euros– en las inmediaciones del río Salado y Peña Vieja, a 1.700 metros de altitud.
«Covadonga será objeto de especial protección de parte del Estado, y todas las obras monumentales que allí se realicen, comprendiendo los sepulcros para los restos de Pelayo y Alfonso I el Católico, serán dispuestos por el Ministerio de Instrucción Pública, mediante propuesta a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando», decía el primer artículo de aquella ley. En ese fragmento se esconde otro de los motivos por los que la Casa Real impulsó la declaración de los Picos de Europa como parque natural.
Aquel 1918, a su vez, se celebraba otra conmemoración, una fecha llena de carga simbólica para el país en general y muy en particular para la institución monárquica: el decimosegundo centenario de la histórica batalla de Covadonga que supuso el inicio de la Reconquista y el fin de la dominación musulmana. Aprovechando que dos años antes, en 1916, el Marqués de Villaviciosa –Pedro Pidal Bernaldo de Quirós, otro de los defensores de la protección de Picos– había impulsado la creación de una Ley de Parques Naturales, se pensó que ésa sería una buena excusa para inaugurar el primero de ellos.
Y el encargado de hacerlo fue –¡cómo no!– el rey Alfonso XIII el 8 de septiembre, mes y medio después de firmar la orden. Una vez que asistió a una ceremonia religiosa en la basílica de la Virgen de Covadonga, entró con la reina Victoria Eugenia en la parte asturiana del Parque Nacional, donde plantó un árbol (la imagen del Archivo Díaz Casariego que acompaña esta información recoge el momento) junto al ministro de Fomento, Francesc Cambó. Menos de una hora después de su llegada abandonó el lugar entre «ovaciones incesantes», tal y como detallaban las crónicas de la época.
Unos días antes, el propio Cambó había firmado el decreto que establecía los límites del parque: «Al norte, los mismos de la que hasta ahora se venía considerando Montaña de Covadonga, delimitada oficialmente, desde el arroyo del Carrizal sobre el río Dobra hasta el puente sobre el río del Auseva más abajo de la estación del tranvía, siguiendo por la cumbre de toda la Cuesta de Ginés, donde está la Cruz de Priena, hasta el Canto del Buitre en Biforocos y la Cabeza del Salgaredo, continuando por el Cantón de Tejedo y los Camplengos, falda de Peña Ruana, el Jascal y Cabezón Lloroso a la majada da Ostón y el río Cares. Por el este, el mismo río Cares, subiéndolo, hasta tras la Pandiella, frente a Cordiñanes, con todo el monte de Corona, a derecha e izquierda del camino y del Cares. Por el sur, la Pandiella, Vega Arestas, Vega Lloa, las Dorniellas y el nacimiento del río Angón o Dobra más arriba del Carombo. Y por el oeste, el mismo río Angón o Dobra en toda su longitud hasta el arroyo del Carrizal».
Entonces, el Parque Nacional era un espacio prácticamente asturiano. El grueso del territorio cántabro se integró en 1995, con la primera de las ampliaciones, en el mismo momento en que se produjo el cambio de denominación. Para entonces ya sumaba 64.660 hectáreas y en la comunidad autónoma incluía los municipios de Cillorigo de Liébana, Tresviso y Camaleño.
El más reciente capítulo de la protección de estas montañas se produjo en 2015, con una segunda ampliación en tierras asturianas. Actualmente, están dentro de sus fronteras 67.455 hectáreas.
En medio de un entorno impresionante y en un recorrido de apenas cuatro minutos el teleférico de Fuente Dé (Camaleño) traslada a los viajeros de la estación inferior, situada a 1.070 metros, hasta la estación superior, a 1.823 metros, salvando un desnivel de 753 metros. Así, en cada viaje, veinte viajeros llegan al interior del Macizo Central del Parque Nacional de Picos de Europa. Las instalaciones comenzaron a funcionar el 21 de agosto de 1966; desde entonces, miles de personas lo utilizan cada año.
1964: Aprobación del proyecto y subasta de las obras
1966: Inauguración
1974: Sustitución de los cables para la instalación de cabinas con mayor capacidad (15 viajeros)
1987: Sustitución del cable tractor
1988: Anteproyecto de ampliación, con el objetivo de incrementar la capacidad de las cabinas (29 viajeros) y reordenar el flujo de personas en las estaciones. Renovación de cable motor, poleas y contrapesos.
1990: Inauguración
1999: Proyecto de ampliación y reforma de la estación superior
2003: Inauguración
2006: Sustitución de cabinas (22 viajeros) en cumplimiento de normativa UE sobre seguridad. Instalación de un nuevo sistema de frenado de emergencia. Renovación de la cafetería de la estación inferior.
2015: Modernización de motores, reguladores y sistemas de mando para mejora de la eficiencia energética y de la seguridad. Renovación de poleas y rodamientos
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