El Día Mundial del Gorrión se celebra el 20 de marzo para advertir sobre el declive de las aves comunes
EL OJO AVIZOR DE LA FAUNA CÁNTABRA ·
Un estudio de SEO/BirdLife revela que la especie ha sufrido un descenso poblacional del 21% desde 2008 hasta 2018, lo que supone la pérdida de unos 30 millones de estas aves en tan sólo una década
Este sábado, 20 de marzo, es el Día Mundial del Gorrión, ese diminuto pájaro pardo que con sus pequeños saltos y vuelos cortos ameniza muchos entornos humanizados como terrazas, jardines, plazas… Este emplumado amigo poco llamativo, de color parduzco, y de reclamo no muy ... melodioso es, sin embargo, un pájaro muy querido y conocido por todos. Se les puede ver incluso compartiendo snacks con humanos en la misma mesa, si ambos se entregan a la confianza mutua.
El vínculo humano-gorrión tiene siglos de historia. Esta relación ha sido muy estrecha, siendo el gorrión un polizón de muchas actividades del humano. El gorrión común puede verse con facilidad en entornos antropizados, ya que comparten hábitat con el hombre e incluso dependen de las labores del ser humano como, por ejemplo, de las actividades agronómicas.
Lamentablemente, con la industrialización del campo y con el uso masivo de los pesticidas y otros productos fitosanitarios, buena parte de su dieta se ha contaminado y esto ha tenido un fuerte impacto en su población. Además de los granos de los que se alimenta, esta ave complementa la dieta en época reproductiva con insectos, que son destinados para cebar a sus retoños.
En los últimos años, el estilo de manejo de las zonas verdes no favorece tampoco la supervivencia de insectos. Cada vez se emplean más productos nocivos como el glifosato, utilizado para la eliminación de malas hierbas. A pesar que desde entidades conservacionistas se ha hecho un llamamiento para reducir el uso intensivo de los pesticidas, actualmente es fácil la adquisición de estos productos que contienen elementos tóxicos para humanos y animales.
Según el programa Sacre de SEO/BirdLife: «Se estima que desde 2008 hasta 2018, la especie ha sufrido un descenso poblacional del 21%, lo que implicaría una pérdida del orden de 30 millones de aves en tan sólo una década. Este declive es alarmante, pues de no estabilizarse la tendencia poblacional regresiva podríamos encontrarnos muy pronto con campos y ciudades sin apenas gorriones».
En términos generales, una gran parte de aves y otros animales, que comparten hábitat en estrecho contacto con los humanos, están descendiendo en número. Estos datos deberían alertarnos a todos y obligarnos a hacer una reflexión muy seria sobre cómo nos relacionamos con nuestro entorno y el nivel de toxicidad que seguimos generando en nuestras ciudades y pueblos. La naturaleza es un bien público global que debemos conservar para que nuestra propia existencia sea viable.
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