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IRATXE LÓPEZ
Viernes, 26 de junio 2020, 12:48
Ruente se asienta sobre la llanada, al fondo del valle del río Saja. La planicie cobija sus calles e historias, leyendas sobre La Fuentona, surgencia kárstica de la que emergen aguas y misterios. Lo primero que conviene saber de esta curiosidad cántabra es que ... no se trata de una fuente sino delnacimiento de un río al pie de la roca caliza.
Protagonista por lo raro de su cavidad, extrañan sus intermitencias pues, de pronto, deja de manar minutos u horas, para resurgir con idéntico caudal más tarde. El capricho natural incitó la imaginación de muchos. Algunos aseguran que en el interior de la gruta vive una anjana, hada buena de la mitología cántabra, que causa el parón.
Al lado, un estrecho puente medieval facilitaba el tránsito en el Camino Real, entre el Valle de Cabuérniga y Bárcena Mayor. Ruente nació a partir del barrio de Monasterio, donde se erigía el edificio de Santa María, en pleno medievo. Junto a la bolera del parque de La Nogalera espera la casona de mismo nombre, barroca y montañesa. Reclama atención por su portalada de acceso, con cruz a la que se enrosca una serpiente. Otro animal, un águila, vigila desde el escudo, junto a cabezas humanas y motivos vegetales.
Pero volvamos a La Fuentona, para caminar junto al río entre sauces y alisos hasta el puente. Sus nueve arcos de medio punto enlazan el barrio de Monasterio con el de Ruente. Al otro lado topa el turista con el humilladero que, insertado en muro de mampostería, indicaba el rumbo y acogía oraciones de los caminantes. Salvada de nuevo la pasarela para regresar a Monasterio, aparece la iglesia de la patrona, con su espadaña barroca y retablo del XVIII. Continúa camino hacia el Palacio de Mier (XIX), Bien de Interés Cultural, que conjuga formas neoclásicas y arte popular.
Ya en el barrio de Gismana la cita es con la montañesa Casona de Cossío y Terán. Al soportal se puede acceder a través de la socarreña, cobertizo para proteger aperos de labranza, carro o leña. Con la ermita de San Roque (XVII), de morfología primitiva. Cruza la carretera general y sigue por una pista entre prados hasta la orilla del Saja. La fábrica de luz La Deseada utilizó las aguas de La Fuentona, igual que lo hicieron batanes, molinos y piscifactorías. De frente, ignorando la primera desviación derecha, entre prados de siega y verde, te encontrarás a los pies de la Sierra del Escudo de Cabuérniga, que divide Cantabria en dos: La Marina y La Montaña.
A 1.700 metros de altitud
Disfruta del Saja, quien nace en los puertos de Sejos, a 1.700 metros de altitud. Estás en su tramo medio, vega fluvial que comunica con el vecino valle de Cabezón por el desfiladero de la Hoz de Santa Lucía. Enamórate del arroyo de Monte Aá, uno de sus afluentes. Discurre por un bosque de más de 400 hectáreas en el que encuentra uno de los robledales de cajiga mejor conservados del norte español. La cita acaba en Sajuca, la campa de la Nogalera. Allí se reunía antes el ganado y siguen celebrándose ferias de vacuno y caballar como la de San José, el 19 de marzo, o el Concurso Exposición de Ganado Tudanco, el último domingo de octubre.
Quienes deseen alargar el recorrido pueden acceder al pueblo de Ucieda por el Camino de Pinillas. Dicen los lugareños que es uno de los tramos más bellos del antiguo camino entre el valle. Atravesando el barrio de Abajo de Ucieda, y cruzando la carretera general, habría que tomar una pista para enlazar con el recorrido anterior. Supone 2,5 kilómetros más, una distancia completa de 5,5.
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Web www.ruente.es
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