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El cartel de ayer tenía tres nombres propios: Leo Rizzi, Travis Birds y Rulo y La Contrabanda. Al primero el tiempo le debía una segunda oportunidad en Torrelavega, y el tiempo se la ha dado; a la segunda quedó claro que había ganas de verla ... en directo y el tercero, a estas alturas, no necesita presentación. El ibicenco saldó este viernes su deuda —y, por ende, la del Música en Grande— con la capital del Besaya. Por si no lo recuerdan, el año pasado tuvo que cancelarse una de las tres jornadas del festival por lluvias, y fue la suya, día en el que también actuaban Malú y Pablo Alborán. ¿El motivo? Y aunque ayer la lluvia también amenazó, no descargó del todo. Al menos, no hasta el final. Ese es el contexto; ahora vayamos a lo concreto.
El artista fue el encargado de abrir la segunda jornada del festival, ese momento crucial en el que romper el hielo es clave para que todo fluya después. Y lo hizo con canciones dedicadas a las personas que ya no están entre nosotros, pero también con temas para reflexionar sobre en qué consiste realmente querer a una persona o cantándole a la revolución. Guitarra en mano en todo momento. Suyas fueron las primeras filas, que dieron palmas cuando se les requirió y gritaron cuando el tema lo pedía. Y así, poco a poco, se fue cubriendo el campo.
«La caída era inevitable, como Ícaro, que quiso tocar el sol y se quemó las alas». Lo dijo ayer la voz en off al principio de 'Mi Maná', primer single del que será el álbum debut, 'Pájaro Azul', previsto para salir al mercado el próximo mes de septiembre. Pero Leo, lejos de caer, remontó el vuelo en el Malecón, y lo hizo con un 'Cielo Violeta' y sabiendo que 'No siempre quedará París'.
A las 20.30 horas, Travis Birds y su banda: dúo de trompeta, guitarras eléctricas, bajo, y batería. Si a eso le sumas unos audiovisuales al más puro estilo «Blade Runner», el resultado es el de una propuesta carismática a la par que arriesgada. La artista comenzó su show puntual, respetando los tiempos marcados y apostando por «ponerse peligrosa» y desafiar a las cuatro gotas que cayeron: «estáis guapísimos con vuestros chubasqueros», bromeó. Y desde el minuto cero agradeciendo al público su presencia.
La propuesta de Birds es distinta, desenfadada y poética. A algunos les recuerda a Bebe; a otros les cuesta más sacar algún parecido. Pero lo que es cierto es que ayer consiguió el aplauso en Torrelavega, que no es una plaza fácil. «Me está sorprendiendo para bien», fue el comentario general para hablar de la artista, que ha sido la responsable de poner BSO a la serie 'El Embarcadero'. El suyo es un proyecto de futuro. No se la pierdan; porque va 'a sus aires'.
«Esta canción se la quiero dedicar a todos los que estén pasando un momento en sus vidas en el que sientan que no hay nadie al volante», dijo desde el escenario. Y sonó 'Maggie 1983', seguida de 'Grillos', un tema producido por Leiva, con quien a veces también le surge la oportunidad de cantarla a dúo.
Con Mariskal Rock y algunas gotas como anfitriones de honor, pasados 3 cuartos de las diez de la noche, el de Reinosa y su Contrabanda pisaron el escenario del Música en Grande saliendo a escena con 'Confeti', 'La Cabecita Loca' y 'Mi Cenicienta', temas que dieron el pistoletazo de salida: «la noche está para valientes y de eso en Cantabria sabemos un poco», bromeó el campurriano.
«Solo me pongo nervioso aquí, en mi tierra, pero es que me gusta mucho tocar aquí», siguió. Al caer la noche, el Malecón se llenó de camisetas, tatuajes, y tantos otros motivos propios del merchandising que vienen a confirmar que el público del de Reinosa —y su banda— es fiel, de ese que no falla a ninguna cita y aprovecha toda convocatoria posible. La de ayer, incluida.
«Hace 13 o 14 años pasó lo que pasó. Mi anterior banda fue el amor total de mi vida, pero al pasar lo que todo el mundo sabe me sentí 'como Venecia sin agua'». Tras proponer el aplauso a los técnicos de sonido Rulo se decantó por seguir 'persiguiendo sombras', por cantarle al desencanto urbanita de vivir en la ciudad y por hacer partícipe a su hijo Oliver, precisamente, al sonar ese himno que es 'La Flor' en mitad del concierto, momento en el que el niño salió al escenario para lanzar claveles blancos al público.
A ese tono incluso familiar —tono del festival— se le sumaron, a medida que llegaba el fin de la cita, momentos más duros como la interpretación de 'Primavera del 87', canción que dedicó a su padre y toda su generación, «que sabían lo que era sudar para ganarse el pan»; fue esa canción la que, quizá, generó el aplauso más sincero. Un aplauso que también generaron, al cierre a eso de las 00.30 horas, temas como 'Paquí' Pallá' o '32 escaleras'.
Quizá no sepamos elegir entre Beatles o Stones, pero sí tenemos clara una cosa, y es que siempre nos quedaremos con Rulo y La Contrabanda.
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