Álex Resfeber: «Si no tienes ojo para la fotografía, da igual el equipo que tengas, que las fotos no van a tener alma»

- ¿Cómo se adentra en la profesión?

- Desde que estaba en el instituto, me quería dedicar a la fotografía. Estudié Ingeniería Informática porque se supone que tenía que estudiar una carrera, pero lo que de verdad siempre he querido hacer es trabajar en el mundo de la imagen. Lo cierto es que nunca he estudiado nada del tema, siempre he sido autodidacta: no he dejado de trastear desde que tuve en mis manos mi primera cámara. Como me apasionaba la música, empecé a colaborar con diferentes medios musicales como CrazyMinds y, gracias a ello, se me han ido abriendo poco a poco las puertas de la industria y de las bandas.

- ¿Qué le recomendaría a una persona que quiera hacerse un nombre en el mundo de la fotografía?

- Hace aproximadamente medio año me escribió un chico para preguntarme exactamente lo mismo y el consejo que le di es que no tirara la toalla: para conseguir algo de repercusión, tienes que trabajar muchísimo, por lo que lo que es muy importante no desanimarse por el camino. La profesión se ha devaluado en los últimos tiempos, ya que todo el mundo tiene un móvil con cámara, pero, al final, se nota cuando alguien es realmente bueno. Si no tienes ojo para la fotografía, da igual el equipo que tengas, que las fotos no van a tener alma.

- ¿Por dónde empezar?

En el mundo de la fotografía musical, cuesta mucho conseguir que te acrediten para algún concierto, sobre todo si no estás trabajando con algún medio grande, por lo que, al principio, igual sólo puedes ir a 'shows' muy pequeños. Eso sí, te pueden servir para ir aprendiendo y de ahí saltar a escenarios más grandes. Hay que echarle cara e ir poco a poco metiendo el codo, pero sin pisar a ningún compañero. La fotografía musical tiene mucho de prueba y error, ya que generalmente hay mil focos sobre el escenario, puede que haya humo y los artistas se están moviendo continuamente, por lo que no se pueden controlar las cosas, como sí se podría hacer en otras situaciones. No puedes planificar nada con antelación, tienes que ir un poco a la aventura, improvisando sobre la marcha y haciendo probaturas: de todas las imágenes que puedo tomar durante un bolo, hay veces que sólo me quedo con un diez por ciento.

- ¿Qué equipo se lleva a los conciertos?

- Actualmente, trabajo con una Nikon D750 que me pillé justo antes de que comenzara la pandemia y con dos objetivos, un Nikon 24-85mm f/3.5 y un Nikon 70-300mm f/4.5, que utilizo para sacar primeros planos de los artistas. Lo cierto es que últimamente estoy notando mucho que necesito tener algo que capte aún más luz, pero la verdad es que son piezas muy caras, que pueden llegar a costar cientos o incluso miles de euros. Lo más barato que puedes encontrar en el mercado son los objetivos de Yongnuo, que están tirados de precio y bajan de los cien euros: son una maravilla, una opción genial para alguien que esté empezando, aunque no llegan a la calidad que te dan las piezas de las marcas más famosas.

- En el mundo de la fotografía de conciertos, ¿quiénes son sus referentes? ¿A quién admira?

- Tengo muchos referentes, gente a la que admiro, como Marina Benítez (https://www.instagram.com/_marinabenitez_/?hl=es), Andrea Silván y Rafa Rubiales (https://www.instagram.com/andrea__silvan/?hl=es), que sacan fotos alucinantes en blanco y negro, y Lof-it (https://www.instagram.com/musiclofit/?hl=es). La verdad es que te podría recomendar mil nombres más, formo parte de un grupo en el que estamos varios profesionales donde vamos compartiendo las imágenes que tomamos y nos vamos dando consejos, somos como una pequeña familia.

- ¿Qué conciertos recuerda con más cariño?

- Mi top es Rosalía en el Festival Mad Cool de 2019, Varry Brava ese mismo año en el Festival Sonorama y el bolo que dieron los chicos de Veintiuno en el mismo evento, en la famosa Plaza del Trigo, donde me subí al escenario a sacar fotos. Ese sitio es mágico, es como una especie de sala al aire libre donde ves gente congregada hasta en las calles aledañas, algo que impacta muchísimo, algo que hay que vivir al menos una vez. Tengo la suerte de tener los mejores momentos de mi vida recogidos en imágenes y de haber entablado amistad con gente a la que idolatraba desde joven.

- ¿Qué cosas le quedan por hacer? ¿A qué aspira?

- Sueño con poder sacarle fotos a Muse este verano en el Festival Mad Cool, ya que son la banda que marcó mi adolescencia. Además, me gustaría ir de gira con algún grupo, algo que aún no he podido hacer por culpa de la COVID-19. Espero que en los próximos meses el sector vuelva a la normalidad, pueda dejar aparcado mi trabajo como Ingeniero Informático y pueda cubrir el 'tour' de alguna formación, recorriendo toda España. Lo cierto es que la pandemia fue un jarro de agua fría para los fotógrafos: yo tenía la suerte de tener otro trabajo, pero muchos compañeros de profesión vieron cómo su vida se desmoronaba, cómo se quedaban sin ingresos y, además, como eran autónomos, no tenían ayudas, estaban totalmente desamparados.

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