De Serrat, el Mediterráneo; de Aute, el pacífico. A veces solo el mar es capaz de poner distancia entre dos personas que han pisado el mismo asfalto y respirado el mismo aire; otras tantas, ni eso. De ese mar —testigo de todo— escribe Andrés Suárez ... en sus canciones y en él residen las historias que, a través de la palabra, comparte con quienes encuentran en su música una explicación.
- Dice «haber cogido prestada la mirada de la gente» para escribir 'A través de los ojos', su último libro de relatos. ¿Cuántas ópticas caben en una hoja en blanco?
- Caben todas. Una hoja en blanco es muy jodida porque puede ser un espejo, y a veces mirarse al espejo puede llegar a ser tremendamente duro. Yo lo que hice fue escribir un homenaje a las personas que vienen a mis conciertos: gente que ha superado un cáncer escuchando mis canciones, gente que se ha enamorado, que se ha casado con mi banda sonora de fondo... Durante el confinamiento leí mucha prensa y, por poner un ejemplo, encontraron a un chaval casi muerto en la hélice de un barco en la que llevaba tres días porque su sueño era ser futbolista, ¿cómo no tomar prestada la mirada de aquellos informativos y titulares terribles? Poco se habla de vuestra labor —la de los periodistas—,de retransmitir el infierno. Creo que la palabra nos evade y nos salva, más en un momento horrible en el que la cultura hace que por un momento no haya paro, eres, ertes, muertes, ni cifras. La cultura es la evasión de una realidad que nos defraudó muchísimo a todos, y por eso escribí el libro.
- ¿Están presentes Rosalía y Castelao en su forma de crear cultura?
- Absolutamente. Tengo tanta morriña que cuando me voy de Galicia me llevo las camisetas de Rosalía y de Castelao que me regalan mis amigos. Están presentes al igual que lo está Celso Emilio Ferreiro —mi poema favorito es 'Moraima'—. La escritura del norte me hace sentir en casa, así que cuando me preguntan por este tema lo primero que hago es agradecer a Madrid, porque me prestó su metro, su Libertad 8, su Galileo Galilei y la hospitalidad de la gente que jamás me preguntó de dónde venía, pero si puedo elegir el final de mis días estará cerca de una playa y estará en Galicia.
- De tocar en Fonte Sequelo para unos pocos a agotar entradas donde quiera que actúe. Han pasado muchas cosas en veinte años.
Han pasado muchas cosas y dos de ellas muy importantes. La primera, que profesionalmente no tengo ni he tenido nunca prisa, ¿si no has cantado para veinte personas cómo vas a valorar lo que es cantar para cien? Fueron el Tramoya, el Fuco, el Modus, el Momo... y nunca fuimos más de treinta personas. Ese 'fracaso', que no lo era porque podía subirme a un escenario, es lo que yo me llevo ahora cuando lleno un Wizink sabiendo que hay personas que pagan un desplazamiento, un hotel y una entrada por mi. Por otro lado, creo que a título personal no he cambiado. Conozco gente que se cansa del escenario, de viajar, de hacer una entrevista... Con todo el respeto, ¡te puedes ir al carajo! Yo me tengo que subir al escenario gritando, saltando, sudando y brindando mi energía, tiempo y cariño porque esa gente está ahí por mi. Si me subo a un escenario queriendo acabar poco futuro me queda.
- Se lo tengo que preguntar, ¿viva la sanidad pública?
- ¡Viva la sanidad pública! Viva la ciencia, viva la investigación, vivan las vacunas, viva la gente que estuvo trabajando 48 horas con una mascarilla que se le caía y no se quejaba. Cuando esa gente nos salvaba a todos, algunos salieron de botellón a gritar: «alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos». La memoria es muy frágil. Leí una maravillosa entrevista a Ana Belén en la que decía que el que era bueno iba a seguir siendo bueno, pero que el que era un hijo de puta, iba a seguir siendo un hijo de puta. Y lo hemos visto. Esa gente no tiene nada que ver con la bondad.
- A Serrat lo tiene presente a cada paso que da y dice de 'Lucía' ser la canción con la que más ha llorado. Pudo interpretarla a dúo en el Wizink Center, ¿qué recuerdo guarda de ese momento?
- Pues que los más grandes lo son en todos los sentidos, dentro y fuera del escenario. Joan Manuel Serrat es historia para mi vida y forma parte de la palabra y la música de nuestro país, y también puedo decir que de la lengua castellana, porque viajaba con gran frecuencia a latinoamérica y vi cómo lo estudiaban en los libros de historia de México. Estuve tocando con alguien que para mi es algo más que un maestro y en ese momento me temblaron las piernas, lloré, reí, me abracé a él... No dudó en venir al Wizink cuando le conté mi historia de gallego de aldea —a mucha honra— para quien sus cintas en el coche de su padre significaron mucho. Me contestó: «allí estaré». Y allí estuvo.
- Del Mediterráneo de Serrat a la antigua Checoslovaquia de Markéta Irglová. ¿Qué hilo rojo les une?
- Marketa es una de las personas que más admiro en el mundo de la música, y fuera de ella también. Es una persona que yo conocí antes del Óscar, cuando ganaron con Falling Slowly en la película 'ONCE'.
- «Tu nombre, mi error. Cuánto negabas el vino que tanto frío esperó (...) No entiendes cómo acabó y eso me afina la voz». Una letra difícil para alguien que canta por primera vez en castellano.
- ¡Habla castellano mejor que yo! Pero era la primera vez que lo cantaba y no puedo más que agradecérselo. Yo ya la escuchaba, la seguía y la fui a ver en directo. Entonces que una persona como ella acceda a cantar contigo y todo empiece por un mensaje de Instagram es surrealista. Me dijo que escuchaba mi música. Si lo de Serrat fue un regalo, este fue otro que se escapa totalmente de la lógica.
- Otro de sus regalos son sus músicos, ¿contará con Marino Sáiz en su concierto del Magdalena Deluxe?
- Sí, sí, sí, va a ser un concierto acústico. Tengo el privilegio de tocar con músicos como Marino Sáiz, Cristina Rubio, Andrés Litwin, José Barragán y Luismi Baladrón, ¡gente que me acompaña desde el disco 'Cuando vuelva la marea' (2011)! Estaré en un formato acústico, no será un eléctrico al uso. Sin embargo creo que es muy bueno lo que está pasando este verano, primero por la seguridad; segundo, por los aforos, que se van ajustando en función de la situación. Todo esto te obliga a reinventar el show y a ponernos las pilas, así que en el caso de Santander va a ser un concierto intimista, pero quizá al día siguiente tenga que irme yo solo a tocar a otra ciudad, ¡y me encanta!
- Yoly Saa, Fredi Leis, Carlos Núñez, Guadi Galego, Luz Casal, Xoel López... Galicia es, en lo musical, exportadora de talento.
- Yo creo que es una tierra de artistas, y me excluyo. Pero sí, Galicia es el paraíso no solo de música folk y tradicional, sino también de otros estilos. Si hacemos un listado de grupos de rock no terminamos hoy; el pop, el jazz, el blues... Galicia es una tierra musical que invito a la gente a que la conozca porque se asombrará.
- 'Moraima' son catorce canciones enraizadas en el desamor y el olvido. Hoy tiene un estudio que lleva su nombre. ¿Fue el disco que cambió su carrera?
- Es que es más que un disco, Moraima puede ser editorial de canciones y puede ser jardín. Y 'Moraima' es un estudio de grabación pero es también mi casa, porque vivo sobre el estudio. Entonces... aún no sé muy bien qué es 'Moraima'. Cuando Simone Bosé —en paz descanse— me preguntó por el título en EMI, la discográfica en la que sacamos el disco, le dije 'Moraima' evocando Galicia, evocando el amor, evocando un poema... evocando demasiadas cosas, y todo eso es 'Moraima'. Es un disco que siempre querré y siempre me va a acompañar, y aunque soy dependiente de futuro, 'Moraima' es un orgullo que llevo en el pecho.
- Uno de los titulares más dolorosos para la canción de autor en 2020 fue el fallecimiento de Luis Eduardo Aute. ¿Era él 'la belleza'?
- Era la bondad, la generosidad —porque me ayudó muchísimo— y me partió el alma su pérdida. Para mi su familia sabe que es palabra santa, intocable. Es un amigo que se nos fue y al que siempre agradeceré no solamente su obra, sino lo que hizo por mi y por tantos que empezamos como yo.
- ¿Siente vértigo al imaginarse banda sonora de vidas ajenas?
- Es el privilegio que tenemos los que hacemos canciones, lo de poder colarnos en el corazón de alguien y poder erizar la piel, o hacer reír, o llorar. Es muy bonito y siempre lucharé por eso.
¿De quién le gustaría ser banda sonora?
- Me gustaría ser la banda sonora de alguien bueno, ahora que hablamos de la bondad y la maldad y estamos tan tensos. Me gustaría —ojalá suceda en Santander— que un corazón pudiese abrazarse con alguien con una canción mía.
- ¿A qué lugar regresará siempre?
—(Suena el canto de un pájaro). Me gustaría regresar al norte.
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