Alcalá Norte

Banda de rock

«Hemos sido bendecidos con mucha atención y apostando por nosotros»

Con canciones que plantean el interrogante pero no proporcionan la respuesta, el sexteto Alcalá Norte ha captado la atención de público y promotores. En abril debutaron con su primer álbum, un trabajo homónimo editado por el sello Balaunka compuesto por once temas, en los que apelan al espíritu de intelectuales del siglo XX y hacen algunos guiños a ciertos capítulos de nuestra memoria histórica, como el 20N. Este sábado estarán, como nombre destacado del cartel, en el Indiferente Festival, en el Palacio de Festivales.

–Van incorporando fechas a su 'Gira Cañón' casi cada semana. ¿Un crecimiento tan repentino entraba en sus planes?

–Estamos empezando a trabajar con mucha más previsión y para nosotros es una novedad, porque no teníamos ni idea de cómo funcionaba todo esto. Ahora estamos preparando lo que vendrá la próxima primavera y el verano, porque la gira en la que estamos metidos ahora la preparamos en mayo y junio de manera casi atropellada. Nuestro management nos insistió, con acierto, en que no tenía sentido que preparásemos nada de la gira sin tener un disco en el mercado y sin que, por tanto, los promotores supiesen cuál era nuestra obra y qué acogida podría darle el público. En fin, quisieron garantizarnos las mejores condiciones posibles, así que esta gira de otoño se montó teniéndola bastante encima. Ahora hemos entrado en una nueva fase donde las negociaciones son a nueve meses vista o incluso más. Y eso es nuevo y muy curioso para nosotros, porque nos empieza a fijar compromisos.

–En la pintura, corrientes como la «España negra» retrataron la vida y paisajes nacionales de los siglos XIX y XX de forma sombría y romántica. ¿Trasladar eso a la música podría ser parte de la esencia de Alcalá Norte?

–Sí, porque en sus viajes, Darío de Regoyos llegó a pasar por el barrio de La Concepción, que es nuestro barrio en Madrid, y le dedicó unas páginas muy bonitas en un libro ilustrado muy famoso titulado como el movimiento que comentas: 'España negra'. Nos sentimos atravesados por Regoyos y de alguna manera creemos que somos sus discípulos en una canción. De hecho, hace poco estuvimos en una plazuela que lleva su nombre en Bilbao y presentamos nuestros respetos. Cuando estábamos componiendo el disco nos imaginamos a Regoyos dibujando obreros muertos en el Mundial de Qatar e incluso llegamos a juguetear con las inteligencias artificiales de pintura, pidiéndoles que tratasen de hacer una ilustración en la que se viera a Regoyos pintando esos obreros en un estadio.

–Hace unos meses lanzaron el guante a través de este periódico:«No tenemos ningún concierto cerrado en Cantabria; se busca programador». Lo encontraron.

–Sí, me acuerdo de esa entrevista. La hizo 'Admin' —Pablo Prieto, el bajista del grupo—, porque su familia es de Cantabria y le hacía ilusión salir en El Diario Montañés. De hecho yo estaba por ahí de fondo y creo que fui el que comenté si, por favor, se podría poner como titular que buscábamos programador. No se tituló así, pero me alegra que lo recuerdes porque al final llegó, efectivamente.

–Forman parte del cartel del Indiferente. ¿Tocar en un festival es una forma de coger el pulso al público local y valorar una futura fecha en sala en esa ciudad?

–Es una buena pregunta. En algunas ciudades ha cuadrado así porque no ha habido otra manera de hacerlo y listo. Al final los festivales suelen contar con más pasta que las salas y nosotros estamos profesionalizándonos y nos vienen bien esas fechas. Pero la realidad es que hemos intentado visitar las ciudades antes en sala que en festi, aunque no se haya podido siempre. Con esto no quiero ni pretendo menospreciar la fecha de Santander, porque además tenemos grandes amigos ahí. Empezaban a cerrarse las oportunidades y cuando llamaron los promotores y nos propusieron ir en ese formato dijimos que sí. Y ya más adelante volveremos a sala. El cartel está bastante guay y tocamos con amigos como La Paloma.

–¿Qué les supone venir a Cantabria desde el punto de vista logístico?

–Un montón de miradas como con pena de otras personas del sector que veían totalmente imposible que nos profesionalizáramos siendo seis músicos que venían de proyectos relativamente viables. Normalmente las bandas están formadas por dos o tres líderes que se juntan con un par de músicos contratados, y ya. Entonces, cuando le decíamos a la gente que éramos una banda con seis miembros de pleno derecho y queríamos dedicarnos a esto, lo primero que nos decían era: «Los números no os van a dar, es una apuesta perdida desde el comienzo. Allá vosotros con vuestra ilusión». No te voy a negar que razón tenían; es muy difícil que los números den siendo una banda de nicho como para que esto sea nuestra actividad profesional, pero parece que hemos sido bendecidos por un montón de atención y los promotores se están creyendo nuestra aventura y apuestan por nosotros. Ahora realmente podemos empezar a pensar en la sostenibilidad del proyecto como aventura profesional, así que estamos agradecidos y llenos de orgullo, la verdad. Mola hacer cosas que otros ven como inviables, pero somos conscientes de que nuestro equilibrio es muy frágil y que tenemos que trabajar duro para seguir creciendo.

–Sus canciones transmiten frescura y rebeldía apelando al espíritu de intelectuales del siglo XX y referenciando según qué capítulos de nuestra memoria histórica. Efemérides como el 20N son un ejemplo. ¿Miden las cantidades para no echar demasiada sal a las canciones?

–Ahora que nos vamos a juntar todas las mañanas para hacer canciones y que vamos a tener un catálogo amplio de ideas que explorar, seguramente nos pongamos el traje de alquimistas y busquemos la justa medida de todos esos ingredientes que comentas. Pero hasta ahora lo que ha primado era la idea de sacar un disco; teníamos una serie de canciones compuestas y queríamos meterlas a un álbum, dejando fuera como mucho cuatro o cinco descartes, porque tampoco teníamos más. Hasta el momento habíamos venido a jugar con lo que teníamos, sin mucha planificación; ahora nos va a tocar pensar un poco cuáles son los ingredientes y en qué cantidades añadirlos.

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